domingo, 17 de junio de 2012

Muerte y Flores

Esta entrada es otro corta y pega de la Memoria Histórica. Conviene no olvidar a los de las cunetas para que no caigan en el olvido. Yo estoy comprometido y mientras me quede aliento velaré por la dignidad de estas personas y de sus biografías. El primer caso lo firma Luis Martín y lo titula, "escribe a tus padres que esta noche te matamos". El segundo caso está firmado por la redacción de Memoria Pública y lo titulan, "mi madre dejaba flores y yo no sabía porqué". Leedlo con pasión.
José Camps Fernández nació en Bollullos Par Del Condado (Huelva). Hijo de José Camps Ramos y Mª Antonia Fernández Maraver, y hermano de Teresa, Francisco y Manuel. Soltero. Era campesino y sabía leer y escribir. Sobrino de Camps, el municipal y destacado izquierdista. Pertenecía a las Juventudes Socialistas Unificadas. Mantenía una relación con la hija de un guardia civil, Isidora, por lo que era muy conocido en el cuartel. Su tío Camps se lo llevó cuando huyó de Bollullos, pero le hizo volver, pues no había cometido delito alguno y su padre estaría muy preocupado por él.
Una noche a las 2 de la mañana le detiene un falangista de Bollullos apuntándole con una pistola. Al día siguiente le trasladan a Huelva, al cuartel de la guardia de asalto en el paseo de Santa Fe. Permanece allí varios días hasta que un guardia civil que le conocía pidió un indulto y salvoconducto al gobernador civil y lo ponen en libertad. A los pocos días de su regreso a Bollullos lo vuelven a detener y lo envían de nuevo a Huelva, a los sótanos del cuartel de la guardia de asalto (que tenía unos 20 centímetros de agua en el suelo para que no pudieran descansar los detenidos). Allí permaneció casi mes y medio, amenazado a diario con que esa noche moriría.
Una tarde le dicen que escriba una carta a sus padres despidiéndose porque esa noche sí le iban a matar. Sus padres recibieron la carta y la ropa. Le mataron en Huelva el 15 de enero de 1937 y está enterrado en una fosa en el cementerio de Huelva.Tenía 17 años.

Siempre que íbamos camino de Las Palmas mi madre se acercaba al pozo de Arucas y volvía llorando. Tenía cuatro o cinco años y yo no entendía por qué iba con flores allí, las dejaba y nunca volvía con ellas. Hasta que hice la comunión no entendí que habían tirado allí a mi padre”, explica Pino Sosa, de 73 años. José Sosa fue una de las 24 víctimas del pozo de Arucas. Fue fusilado el 25 de enero de 1937. “Figuraba como tesorero de la agrupación Largo Caballero. No pertenecía a ningún
partido pero participaba en las reuniones sociales de aquellos tiempos”, dice la hija que nunca conoció José, al que llamaban El Latonero.
La madre de Pino estaba embarazada cuando se quedó viuda con cuatro hijos. En la foto que conserva Pino de la familia, se aprecia el embarazo de su madre. “Una de las monjas de mi colegio me dijo cuando iba a hacer la comunión que yo era de las comunistas de las Cabreras y ahí vi la luz. Empecé a hacer preguntas y entendí lo que pasaba en el pozo”, recuerda Pino de su infancia.
Después, en las elecciones municipales de 1980, salió como edil del PSOE en Arucas. “Lo primero que pedí fue abrir el pozo y me acuerdo que mis compañeros me decían: ‘Mira Pino que tienes cojones”.
El juez de Arucas le impidió abrirlo por vía judicial pero la exhumación siguió su curso administrativo y los restos están siendo analizados.