Hay algo en mi universo de blogero que podría catalogarse como un asunto menor o intrascendente pero que no lo es. Es algo básico e imprescindible. Además forma parte de la cúpula de la pirámide de las necesidades para escribir entradas. Escribir tiene su qué. Escribir entradas buenas es más complicado y depende bastante de los gustos de cada cual. Algunos quieren sangre y otros se conforman con que no haga faltas de ortografía. Entre estas dos premisas hay un gran abanico de formas y fondos para escribir cosas que transmitan. Que sean estéticas. Que sean interesantes. Que sean divertidas o que sean ingeniosas. Escribir al ritmo que lo hago implica perseverancia, ganas, tesón e ilusión. La mayor es tener ideas y saber desarrollarlas. Saber la forma de darle contenido y que provoquen interés desde el principio hasta el fin. Sin tregua. Despertar esa motivación que hace que cada mañana mires si ya se ha publicado la entrada y leerla de un tirón. Cuando esto ocurre es cuestión de buscar un sitio suficiente tranquilo y con ambiente creativo que me deje escribir de forma amena, interesante, ingeniosa y agradable de leer. Aquí viene lo que anunciaba al principio como algo no menor y trascendente en mi universo de blogero. Es la libreta y el bolígrafo o el lápiz. No me sirve cualquier cosa. Tiene que ser una libreta de blogero. Tengo muchas. Llenas y vacías. Los más cercanos a mí las conocen. Las han visto. Incluso me van procurando un stock para que no me falten. Tapa semirígida a ser posible. Color negro si no es mucho pedir. Hojas casi blancas o casi amarillentas. Lisas. Sin rayas ni cuadritos. Esta es la libreta tipo de buen blogero entregado en cuerpo y alma al arte de escribir.
Dicho lo cual, tengo que añadir que tengo de otro tipo de tapas. Otros colores. Incluso con motivos y dibujos. La que ahora utilizo es la del National Geographic Society. Tengo otra traída recientemente del State Hermitage Museum de San Petersburgo con lineas. Tengo dos que son tamaño cuartilla que están bien pero para otras cosas como es el desarrollo de ideas para grandes entradas que luego serán editadas en varios capítulos. Digo pues que tener la libreta ideal o adecuada hace que la idea inicial fluya con rapidez hasta su finalización. El bolígrafo o lápiz también son especiales y no se puede escribir con cualquier cosa. Sólo hay un sitio que me pueden proveer de este material tan básico como necesario. Pensareis que es tontería pero no lo es y si lo pensais es que no tenéis ni puñetera idea de estas cosas de escribir entradas de blog y hasta me da lo mismo lo que penséis. Que esto que escribo es verdad y de la buena y que las cosas del plasmar ideas es cosa importante y más aún la libreta. La que llevo siempre encima porque nunca sabes en qué momento o situación aparecerá un motivo para escribir o de anotar alguna idea. Que luego se olvidan y me cabreo.
Digo y explico todo esto porque últimamente me han traído algunas que son de mi agrado. Pensé que estaba todo inventado y no. Una es la que he mencionado antes de tapas rígidas, hojas blancas con rayas. Fácil de manejar. La tapa tiene una foto del museo del Hermitage de San Petersburgo. No quiero ni pensar cuando la tenga en activo. Importan el color, el tacto, el color y el olor, el tamaño. Una libreta de blogero, joder, que parece que no hayáis visto nunca ninguna. Es como la varita mágica de Potter. Es muy personal e intransferible. Con ellas se escribe lo que haga falta y un poco más. Como dice la canción, "sin ti no soy nadie". Pues eso. Pero referente a la libreta. Pero es que tengo una que es la leche y en la cual sólo he escrito unas hojas. Tapas de piel de verdad de color negro y cintas de piel a juego para anudarla. Es gruesa porque las hojas son de papel reciclado rústico. Muy rústico diría yo. Me la han traído nada menos que de Tallín (Estonia). Estos estonios siempre pensando en los blogeros y en facilitarnos la labor. Y la persona que me la ha traído también. La utilizaré en contadas ocasiones cuando tenga algo muy importante que escribir. He dicho que ya la he empezado. Alguien la ha visto por casa. La ha mirado. Le ha gustado y me la ha pedido para escribir. No me lo podía creer. Casi que me da un ataque de ansiedad y por los pelos que no lo borro de contertulio porque es seguidor registrado. Lo que muchos de vosotros tendríais que hacer y no hacéis. A ver cuando dais el paso que tampoco es complicado.
Mientras tengo en la mano esta libreta de piel y que desprende este olor característico y ese tacto tan particular que te relaja preparo el boli para empezar a escribir. Observas a la gente que esto da muchas ideas. Escuchas de qué hablan porque esto es importante. Conoces las preocupaciones del pueblo que nunca coinciden con las preocupaciones de los políticos. Bueno, que tampoco se trata de escribir un tratado sobre libretas sino una entrada para conocer mejor el ambiente de blogero. Llega Tomeu -o Tolo, según quién se lo diga-. El camarero de Es Comerç. Llega con su bicicleta antigua pero muy bien conservada. La cuida. Se apea y la apoya contra el tronco de un árbol. Saca una cadena que se rompería con un solo tirón de mano y se la pone a la bici. Llegan a acumularse muchas bicicletas a lo largo del día y nunca ha faltado ninguna. Vale pues me voy que tengo muchas cosas que hacer y se hace tarde. ¡Ah, pero si estoy de vacaciones. Mecachis. Pues será que tengo todo el tiempo para mi! Salud.