viernes, 22 de junio de 2012

Escudos humanos

He leído, sin ánimo de molestar, algunos conceptos básicos que quiero recordar. No tienen la misma significación, pero en el fondo se pueden interpretar de forma conjunta sin alterar para nada los contenidos. La deontología como fundamento de las buenas normas y costumbres al que todo profesional está obligado ya que su espacio de libertad está sujeto a la responsabilidad del cargo. La ética como una justificación racional de las normas que rigen la práctica de la profesión y la profesionalidad. La moral como un conjunto de reglas que conducirían la conducta del ser humano en su momento profesional y como persona. Consigo mismo y con la sociedad con la que se relaciona. Estos conceptos, pues, marcarían las actitudes virtuosas en la práctica de una profesión y máxime cuando ésta es la de cuidar y curar personas enfermas.
Dicho todo lo cual prosiguió el sabio...y luego se preguntan el porqué de mi estrés...¿con qué estado de ánimo me presento a trabajar si mi compañero se hace llamar injusticia?...Para ser vulgar no hace falta estudiar una carrera y especializarse en algo. Basta con pronunciar aquella fatídica frase acuñada por no se quién y no me importa, "cumplo a rajatabla con mi deber", a sabiendas de que no es así. Me acuerdo, ahora mismo, de Luis Aguilé y aquel estribillo que le hizo famoso, "es una lata el trabajar, todos los días los tengo que aguantar"...o algo así. Quién no la conoce. Ha sido un lapsus de mi subconsciente que cuando está lleno rebosa al consciente y me abre los ojos. Últimamente el lugar de trabajo se ha convertido en territorio hostil. Hay opiniones encontradas en la forma de hacer las cosas y en la manera de entenderlas. La escena es desoladora y propicia al desánimo. Se aprecia indefensión y fatalidad. El malestar va en aumento. Es un todos contra todos para derrocar al de arriba. Es la crisis dicen algunos. No, son los recortes dicen otros. Qué va, son los complementos dice un colectivo. Se comportan como los mercados. Metiendo presión. Hacen un trabajo especulativo. Un aplicar la máxima de "a mi nadie me jode".
En estos momentos este blog se ha convertido en una vía de escape. Para quién lo escribe y para algunos de los que lo leen. Digo con esto que las cuestiones previas con las que empezaba esta entrada han sido aparcadas por una mayoría de licenciados reconvertidos en "doctores sin tesis" -sólo para entendernos-. Alguien escribió que "la adaptación es la lógica de la supervivencia y ésta es la enemiga de la autorrealización". Si algunos profesionales se pliegan ante esta situación su trabajo dejará de ser creativo. Las prisas para obtener unos réditos a la orden de "YA", transforman su trabajo en un producto industrial carente de calidad. La autorrealización es lo de menos. La rentabilidad y la mala entendida supervivencia están por encima de cualquier otra consideración. A algunos muchos esto les parece muy bien. A mi no porque es un sin sentido. No contribuiré a esta absurda competición donde el premio no es el bienestar del paciente sino el derrocar cuanto antes al de arriba o que el de más arriba deponga su actitud. Ahora mismo el paciente es circunstancial. Es un efecto colateral según los principios de la guerra. Se han convertido en escudos humanos. Están en medio. No han sabido o no han podido agacharse. Reciben malos modos de los dos bandos enfrentados. Las relaciones que tendrían que ser útiles y placenteras se están convirtiendo en malas experiencias.
El que está enfermo se ve amenazado y quiere luchar pero no está en una posición dominante y patalea al aire o recula. El que cree estar en la posición dominante se comporta de forma egoísta y da a entender que se preocupa por el enfermo cuando en realidad lo utiliza contra el otro en una técnica de desgaste con lo que consigue una terapia de maltrato. Por cierto el maltrato animal está penado. El hombre es un animal racional. Queda dicho. Hay una dependencia de unos con respecto a otros. Esto es peor que una dictadura política promovida por una mayoría absoluta. En otra entrada mencionaba que la ira y el enfado son emociones necesarias y normales. Añado para evitar confusiones...limitadas en el tiempo y a determinadas personas. Yo no me puedo enfadar con una persona que no entiende lo que le digo porque padece Alzheimer -por poner un ejemplo de lo que digo-. Puedes tensar una cuerda tanto como tus fuerzas te permitan. Si la tensas más de lo debido la puedes romper. Una vez rota no sirve y habrá que reemplazarla por otra. Cuando la cuerda se rompa, algunos, serán más vulnerables y tendrán menos probabilidades de conseguir objetivos.
Pero a todo esto resulta que están los colaboradores necesarios. Los que aplican técnicas y los técnicos que cuidan. Éstos últimos pueden verse afectados y rebotar. Creo que ya es así. Si no lo es, lo será. Algunos serán más vulnerables todavía y dejarán de estar en una posición dominante. Se trata de hablar las cosas con la razón y no tanto con la pasión. Hay muchas formas de hacer las cosas y medios para conseguirlas. Creo que no se utiliza la mejor. Utilizar a los enfermos como escudos humanos es la peor de las maneras. Sólo las peores dictaduras lo practican. Cabrear a los colaboradores necesarios tampoco es una buena idea. Toca cambiar el paso o alguien sufrirá el fracaso. No acabo de ver las cosas claras. Lo que si tengo muy claro es que yo no seré el perjudicado. Ni siquiera temporalmente porque me asiste la razón y otras cosas. Sería prudente templar las gaitas antes de soplar. Lo digo por no desafinar. Queda dicho para quien sepa leer y entender. Salud.