Uno tiene la sensación de que en verano reponen de todo. La gente está de vacaciones y nadie hace nada. Las noticias de los periódicos no tienen interés y se repiten cada día. Más de lo mismo. Venga que dale cada día igual que el anterior. El blog parece que se salva a pesar de algún reciclado de entradas anteriores y que tuvieron su momento de gloria. Será por el calor. Parece que la gente, en verano, aprovecha para hacer de todo menos interesarse por las cosas que pasan. Leer el blog y poco más. Pero bueno hay que ser fiel a uno mismo. Seguir con las
entradas a pesar del calor. Hoy tocan dos cositas. De las que no tienen desperdicio.
La primera es una noticia recogida en la sección de necrológicas de un periódico local. Dice que Don Fulanito de Tal ha fallecido cristianamente a la edad de 99 años. Vale. Yo se por demasiada experiencia cómo muere uno. Simplemente se muere. Pierde la conciencia. Deja de respirar. El corazón se para y punto. Esto es morirse. Todos lo hacen así. No conocía otra manera. Ahora me entero que resulta que se puede morir de varias formas. Este señor en cuestión lo hizo cristianamente como si esto fuera una opción. Uno puede elegir opciones en vida y estando vivo. Vivir con dignidad o deslealtad. Elegir la opción política que más le convenga aunque sea de derechas. Elegir la opción sexual que le llene aunque por ello tenga que salir de un armario. Optar por una religión u otra. Ser un sinvergüenza y mangonear los dineros de todos -lo que ocurre en política-. Comportarse de forma seria y ser un referente. Llenar la zona de camillas porque estás cabreado por unos complementos que has de devolver y no quieres y por ello haces una mala práxis de la medicina. Y muchas cosas más. Pero esta noticia me ha cogido descolocado y con el paso cambiado. Será el calor que no me deja entender bien las cosas. Que al tiempo que me funde el cerebro me confunde el pensamiento. ¿Cómo será morirse cristianamente? Podría ser tener a Dios a tu lado. Bueno. Haber rezado dos avemarías antes de morirte. Bien. La verdad es que no lo se. Tampoco tengo la intención de dedicarle mucho tiempo al asunto. Si ha sido así, así será.
Si este señor murió de una manera -cristianamente- es que hay otras maneras de hacerlo. Bueno es saberlo. Yo quiero morir ateamente e izquierdamente. Si es posible, porfa. No se dónde hay que ir a pedirlo. Quizás hay que apuntarse en alguna lista. Será como pedir un P6. ¿Y si me lo deniegan? Collons tu. Llega tu hora. Edad bastante avanzada. Con una salud de hierro. Que me de tiempo a dar caña a quién tenga a bien cuidarme. He optado por ser malo de aguantar. Malo de cojones. Demandador de todo. Puteando a todo el que me rodee. Con muchísima pasta en al banco para que me sigan la corriente. Que me rian las gracias de lo que no tiene ni pizca de gracia. Tiene que ser la óstia. Morir de forma atea tiene sus ventajas. No le debes nada a nadie. Si mueres cristianamente le tienes que devolver el alma a quien te la presto. Incluso te puede pedir explicaciones de qué utilidad le has dado. Tiene que ser un rollo. Además tiene que haber un ensotanado con bonete que diga frases en latín mientras estertoras. Frases que nadie entiende pero que a todos reconforta porque se de buena tinta que te meten menos tiempo en el purgatorio. No me interesa, gracias.
La segunda noticia leida hoy dice que una empresa gestionará las aplicaciones de tu ordenador cuando ya no estés entre los mortales. Quiero entender que cuando te mueras -de la forma que elijas- esta empresa hará donación de toda tu ciberbasura. Las cuentas de correo electrónico. La cuenta de facebook. La de twitter. La de tuenti. Mi querido blog. Y todo aquello a lo que uno está suscrito para ser alguien en esta vida. De repente me ha puesto nervioso que alguien, a través de esta empresa, pueda heredar todo esto. Se llama "Ciberherencia". Lo más importante es que se encargará de dar todas las claves y contraseñas de lo antes mencionado a la persona que yo quiera. Alguien va a heredar cosas cibernéticas o internáuticas -o como se diga esto- con sus correspondientes claves para no se sabe muy bien para qué. ¿Es que cuando yo muera alguien seguirá escribiendo en el blog como si fuera yo y con mi nombre? ¿Alguien mandará correos en mi nombre o se relacionará en las redes sociales haciendose pasar por mí? Yo habré muerto ateamente e izquierdamente. Ya no estaré en este mundo. ¿Quién coño tendrá tanto interés en mi ciberherencia? Los que se enteren de mi óbito ya no me escribirán. Ni me leerán. Ni me mandarán notitas por el Facebook o Twitter. Lo dicho, el calor no me deja pensar razonablemente bien y todo esto se le escapa a mi intelecto. Pero sale como noticia destacada. Pues será verdad. Me lo voy a tomar en serio y empezaré -un día de estos- ha hacer el testamento internáutico. Si alguien tiene interés por algo que me lo haga saber. Salud.
La primera es una noticia recogida en la sección de necrológicas de un periódico local. Dice que Don Fulanito de Tal ha fallecido cristianamente a la edad de 99 años. Vale. Yo se por demasiada experiencia cómo muere uno. Simplemente se muere. Pierde la conciencia. Deja de respirar. El corazón se para y punto. Esto es morirse. Todos lo hacen así. No conocía otra manera. Ahora me entero que resulta que se puede morir de varias formas. Este señor en cuestión lo hizo cristianamente como si esto fuera una opción. Uno puede elegir opciones en vida y estando vivo. Vivir con dignidad o deslealtad. Elegir la opción política que más le convenga aunque sea de derechas. Elegir la opción sexual que le llene aunque por ello tenga que salir de un armario. Optar por una religión u otra. Ser un sinvergüenza y mangonear los dineros de todos -lo que ocurre en política-. Comportarse de forma seria y ser un referente. Llenar la zona de camillas porque estás cabreado por unos complementos que has de devolver y no quieres y por ello haces una mala práxis de la medicina. Y muchas cosas más. Pero esta noticia me ha cogido descolocado y con el paso cambiado. Será el calor que no me deja entender bien las cosas. Que al tiempo que me funde el cerebro me confunde el pensamiento. ¿Cómo será morirse cristianamente? Podría ser tener a Dios a tu lado. Bueno. Haber rezado dos avemarías antes de morirte. Bien. La verdad es que no lo se. Tampoco tengo la intención de dedicarle mucho tiempo al asunto. Si ha sido así, así será.
Si este señor murió de una manera -cristianamente- es que hay otras maneras de hacerlo. Bueno es saberlo. Yo quiero morir ateamente e izquierdamente. Si es posible, porfa. No se dónde hay que ir a pedirlo. Quizás hay que apuntarse en alguna lista. Será como pedir un P6. ¿Y si me lo deniegan? Collons tu. Llega tu hora. Edad bastante avanzada. Con una salud de hierro. Que me de tiempo a dar caña a quién tenga a bien cuidarme. He optado por ser malo de aguantar. Malo de cojones. Demandador de todo. Puteando a todo el que me rodee. Con muchísima pasta en al banco para que me sigan la corriente. Que me rian las gracias de lo que no tiene ni pizca de gracia. Tiene que ser la óstia. Morir de forma atea tiene sus ventajas. No le debes nada a nadie. Si mueres cristianamente le tienes que devolver el alma a quien te la presto. Incluso te puede pedir explicaciones de qué utilidad le has dado. Tiene que ser un rollo. Además tiene que haber un ensotanado con bonete que diga frases en latín mientras estertoras. Frases que nadie entiende pero que a todos reconforta porque se de buena tinta que te meten menos tiempo en el purgatorio. No me interesa, gracias.
La segunda noticia leida hoy dice que una empresa gestionará las aplicaciones de tu ordenador cuando ya no estés entre los mortales. Quiero entender que cuando te mueras -de la forma que elijas- esta empresa hará donación de toda tu ciberbasura. Las cuentas de correo electrónico. La cuenta de facebook. La de twitter. La de tuenti. Mi querido blog. Y todo aquello a lo que uno está suscrito para ser alguien en esta vida. De repente me ha puesto nervioso que alguien, a través de esta empresa, pueda heredar todo esto. Se llama "Ciberherencia". Lo más importante es que se encargará de dar todas las claves y contraseñas de lo antes mencionado a la persona que yo quiera. Alguien va a heredar cosas cibernéticas o internáuticas -o como se diga esto- con sus correspondientes claves para no se sabe muy bien para qué. ¿Es que cuando yo muera alguien seguirá escribiendo en el blog como si fuera yo y con mi nombre? ¿Alguien mandará correos en mi nombre o se relacionará en las redes sociales haciendose pasar por mí? Yo habré muerto ateamente e izquierdamente. Ya no estaré en este mundo. ¿Quién coño tendrá tanto interés en mi ciberherencia? Los que se enteren de mi óbito ya no me escribirán. Ni me leerán. Ni me mandarán notitas por el Facebook o Twitter. Lo dicho, el calor no me deja pensar razonablemente bien y todo esto se le escapa a mi intelecto. Pero sale como noticia destacada. Pues será verdad. Me lo voy a tomar en serio y empezaré -un día de estos- ha hacer el testamento internáutico. Si alguien tiene interés por algo que me lo haga saber. Salud.