lunes, 11 de junio de 2012

Empatía

He leído en un libro especializado que la empatía es básica para nuestras relaciones afectivas y sociales en el sentido más amplio de la palabra. Creo que tiene razón quién haya escrito esto. A un ser adulto se le supone empático aunque después -en ocasiones- te das cuenta de que esta premisa no siempre se da. En algunos ni por asomo. Para ser un adulto empático es imprescindible tener la capacidad de reconocer las emociones propias y, principalmente, las ajenas. Identificarlas y ser sensible a estas emociones de uno mismo y del otro. Esto que acabo de exponer sólo puede darse -según los expertos en estos temas- en personas emocionalmente maduras. Si no sabemos empatizar y, por tanto, reconocer las emociones propias y ajenas y manejarlas de forma inteligente, nos veremos apartados sin remedio de los grupos sociales. Nos quedaremos solos. Los demás nos darán la espalda. No nos reconocerán. Estaremos excluidos de todo tipo de relaciones. Esto no es bueno porque es antinatural. Algunos confunden la empatía con la antipatía y así les va. Sin amigos. Sin vida social. El ser humano es gregario y tiene la necesidad imperiosa de relacionarse con los demás. Cuando esto no se da, el individuo en cuestión, manifiesta una personalidad inadaptada. Tendrá problemas de convivencia y se comportará como una persona adulta pero del todo inmadura. Antipática. Esto es así y no hay más y esto es ciencia porque está empíricamente demostrado.
Dicho lo cual resulta que conozco cierto individuo que trabaja como funcionario público y al que le han dado un cargo sin responsabilidad. Esto viene a ser como la mortadela de un bocadillo en manos de un niño. Aprieta con fuerza las dos partes del bocadillo para que la mortadela no se caiga. La mortadela se ve apretada cada vez más por la parte de arriba y por la parte de abajo del bocata. Al final la mortadela es lo primero que se comen. No se si el ejemplo ha sido ilustrativo. Me he esmerado en hacerme entender. Un cargo sin responsabilidad sólo tiene la función de escuchar las órdenes del de arriba y trasmitirlas al de abajo. Para esto no hace falta tener estudios ni carrera. Es simple. El de abajo hace caso o no según le venga o convenga. Para transmitir las órdenes del de arriba al de abajo tampoco hace falta ser empático. Este individuo que conozco y que trabaja como funcionario público no sabe empatizar porque habrá tenido una infancia tormentosa y difícil. Concluiremos que es totalmente inmaduro porque no detecta  las emociones ajenas y, ni siquiera, las suyas propias. Su futuro se presenta incierto si hacemos caso a los expertos en el tema. Es una lástima porque parece una buena persona cuando lo ves pero es malo cuando lo tratas.
El editor de este blog quiere ser útil a los demás y desempeñar, en la medida de lo posible, una especie de servicio público para gente necesitada de cariño. Digo, pues, que me consta, que hay escuelas de primaria y academias que incorporan en sus planes de estudios y en sus proyectos curriculares una asignatura sobre inteligencia emocional. Se pretende que este tipo de individuos inadaptados, inmaduros y antipáticos aprendan a reconocer las emociones suyas y las de los demás y a manejarlas de forma positiva en beneficio de todos. Estos planes de estudios utilizan y desarrollan habilidades sociales para poder mantener en un futuro unas relaciones interpersonales aceptables. Que sepan tomar decisiones adecuadas y que sepan mantener un comportamiento adecuado y responsable en su vida personal. Que pasen de la antipatía a la empatía. Que entiendan lo que es la justicia social. A saber, que la orden de gerencia número veintisiete se aplica a todos los estamentos y no sólo a uno. Es un ejemplo.
La comunidad científica ha desarrollado avances importantes en este tipo de cosas para evitar que individuos adultos se comporten de forma inmadura e inadaptada. Ahora, más que nunca, por estar en los momentos más globalizados, no podemos consentir que haya personas que se sientan solas en esta sociedad tan competitiva. La empatía es el futuro. Es cuestión de tiempo que se exija el nivel C de empatía para tener un cargo. Esta vez con responsabilidad. Lo dicho. Que después decís que no aviso con tiempo. Salud.