sábado, 27 de octubre de 2012

Día libre

El día libre es el día del amanecer cansado y tarde. El día de despojarte del cansancio acumulado. El día de andar entre ocioso y ocupado en cosas pendientes que no tienen importancia. El día de desconectar la rutina y averiguar la aventura. Descifrar lo nuevo. El día de reponer pilas. Reiniciar el sistema y actualizar todas las aplicaciones que tienes instaladas en el cuerpo. Familia. Amistades. Callejear. Holgazanear. Andar despreocupado. Mirar desconcentrado. El día de retomar la lectura y avanzar páginas o no termino nunca. De pensar en lo que has leído y darle vueltas al asunto porque tienes tiempo. El día de coger la libreta y la pluma y darle aire a la imaginación para que escriba lo que quiera. Sin prisas. Sin coacciones. Sin censura. Que imagine cuanto quiera porque la pluma sobre el papel, este día,  es libre de escribir lo que quiera. El día esperado.
El día que te acuerdas de que tienes un sofá y te acercas a él. Lo acarícias con el cuerpo. Con mil posturas extrañas y jamás vistas y le haces compañía. De escribir un verso o una poesía. En todo caso, una entrada digna en el blog. El día de utopías y realidades. El día de hacer de todo menos de lo de cada día. De no ser uno. De ser la paradoja de uno. El día que te desprendes de tu carrera y tu oficio y te dedicas a hacer de aprendiz de lo que sea. De disfrutar de las horas, los minutos y los segundos de otra manera. De no ver tele ni leer prensa porque este día la actualidad no te interesa.  La felicidad en estado puro. Disfrutar del tercer grado y de la libertad de movimientos. A ver venir. Lo que salga. Es el día libre. Pero sólo es un día.
El día de la independencia artística y creativa. Se escribe y se revisa. El día de la inconsciencia. De levantarte con un estupor laboral para concentrarte en lo demás. En lo que a diario te está prohibido. El día del paréntesis. De desarrollar funciones humanas y aventuras existenciales al margen de las laborales. Porque este día no se trabaja de lo de siempre. Se trabaja de todo lo demás. Es mucho porque sólo tienes un día para ponerte al día. Una holganza productiva. El día de funcionar de forma caótica y despreocupado. Sin guión. Ensayando. El día que haces de bohemio y te sale bien. El día de las locuras y las pasiones. De sumergirte en cosas inútiles porque este día tienes tiempo. De ser clásico. De practicar el ocio y el tapeo. De gastar las zapatillas de andar por casa, de tanto andar por casa descubriendo rincones perdidos. Estos que existen y no lo sabías. De hacer locuras y tonterías y todo lo contrario. Porque te apetece hacerlo y sólo tienes este día. De sacar a pasear las emociones y los sentimientos verdaderos porque los otros días no puedes. Este sí porque es el día libre. Es tu día. De quedar con alguien y conversar. De adaptarte a la silla del bar y encontrar nuevos aromas en el café.
El día de enrollarte entre las sábanas hasta que encuentres la salida. Que amanece cuando tú decides. Que las horas son las que tú quieres que sean no las que el reloj marca. El día de la vida solitaria, familiar, en pareja, comunitaria o yo qué sé. Y qué más da. Lo que decidas que para eso es tu día libre. El día de las peripecias y las cosas sin sentido. De no tener que dar explicaciones. De disfrutar del arte de una galería mientras catas una copa de vino. El día que no hay rigideces. Libertad consentida, razonada o intuitíva. El día de finalizar cosas y comenzar otras. Que te conviertes en un sujeto pasivo y te dejas llevar. De bostezar haciendo ruido mientras el café se está haciendo. De ir de un lugar a otro. De abrir y cerrar la nevera sin saber porqué. El día de practicar habilidades y destrezas en el arte de perder el tiempo porque éste te pertenece. No se lo debes a tu jefe ni a la empresa. De cubrir necesidades básicas porque te viene en gana. El día de descubrir misterios inquietantes. De ser egoísta sin remordimientos. De no evolucionar como persona. El día de ser un indigente doméstico sin domesticar. Un recrearse en el tiempo perdido. El día sin ataduras ni preocupaciones. El día de funcionar a base de instintos primarios.
Vivir sin razonar. Gastar alpargatas. Deambular sin rumbo. Ir despeinado incluso para salir a ninguna parte en concreto. De alimentarte de comida basura. De ser lo contrario de uno mismo. El día del sofá y de coleccionar latas de cerveza vacías. De cantar desafinando para molestar a los vecinos. El día de demostrar que perteneces al reino animal. Total es un día. El día libre.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Pluma y papel

 Pasajero de la vida entre paisajes.
Aventurero de las letras.
Pluma y papel.
 
La pluma en la mano. Ilusionada.
Dimensión perturbadora.  Pasión por las letras.
La pluma quieta. El papel en blanco. Se esperan.

Inician el cortejo. Empieza el baile. Son amantes.
Pluma y papel.
La pluma tantea. El papel se inquieta.
Ansiosos los dos. Tienen ganas. Se desean.
Derrama la tinta. Su voz. Sobre el papel.
 
La pluma dibuja letras. Sus preferidas.
 La pluma lo sabe. El papel se deja.
 La pluma escribe. Que se pare el tiempo.
Se emocionan las letras. Se emociona el papel.
 
La pluma se mueve. Pinta de letras el papel.
Se desliza con delicadeza. 
Con suavidad y con elegancia.
Deja huella. Deja palabras. Deja letras.
Calidad artística. Diseño. Significado.
 
Ya no hay timidez. Estremece lo que escribe.
Orgulloso el papel. Engalanado de letras. 
Expresiones sensibles y descarnadas.
Letras que llenan de luz el papel.

La pluma no sabe guardar un secreto.
Escribe sobre el papel lo que lleva dentro.
 
El viento celoso. Mueve las hojas.
Quiere saberlo todo y lee.
Se conmueve. El papel se ruboriza.
El viento difunde lo escrito. 
Letras. Historia escrita.
 Pluma y papel.
 
@antoninegre @marconpi66

domingo, 21 de octubre de 2012

Lluc

El amigo de mi amigo. El que vive dónde la portera Doña Maruja. La que está casada con el profesor de filosofía y que además escribe libros de éxito. Pues este amigo de mi amigo hoy ha desayunado conmigo. Hace tiempo que habíamos quedado para conversar. Hoy hemos compartido mesa y conversación en torno a un café descafeinado con un terrón de azúcar.
Hemos tocado temas en general. Cultura, en definitiva. Resulta que se llama Lluc. Es un nombre frecuente en mi tierra y más o menos documentado. Del latín me dice con toda seguridad. Resulta, además, que en la isla, tenemos un monasterio de culto en plena Sierra de  Tramuntana con el mismo nombre. Curiosidades o no. El monasterio fue posterior a la presencia romana en la isla. Pero el bosque que conforma la Sierra y que en Junio de 2011 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ya estaba allí.
Está orgulloso de su nombre. Lluc. No es para menos. Del latín "Lucus". Significa "bosque sagrado". La naturaleza nos habla a través del bosque sagrado. Nos habla de la vida y de la muerte. Del crecimiento y la decadencia. De las personas. En el bosque sagrado de Mallorca las piedras y las rocas tienen formas caprichosas.
No pueden hablar pero nos mandan mensajes. Hay que saber interpretarlos. Con predisposición para escuchar y sensibilidad para comprender. El bosque, la luz, las estrellas, las nubes, la luna, la lluvia. Todo habla en silencio porque es sagrado. Encinas y olivos milenarios que conocen la historia porque la han vivido.
Te sientas a la sombra de uno de ellos y el aire que pasa entre las ramas te susurra. Habla en voz baja para decirte cosas. Te cuenta la historia del lugar y las historias de cada una de las personas que han estado en el lugar. Porque ellos escuchan las cosas que hablan las personas.
El paisaje del bosque sagrado transmite serenidad. Vida. Grandiosidad. Apertura. Vitalidad. Sosiego. Lucidez. Todos los que acuden al lugar encuentran lo que buscan. Eso dicen. Será verdad. Pero sólo ocurre si, en el bosque sagrado de Lluc, tienes el valor y la paciencia de escuchar y recibir el mensaje de la historia.
Lucus es el libro abierto de la naturaleza que nos invita a leer en sus páginas llenas de sabiduría. Yo he leído en el libro de la naturaleza. Es precioso lo que pone. Giras las páginas tanto como quieras. Todas están en blanco pero ninguna dice lo mismo. No se repiten. La historia es intensa. A la naturaleza la lees con el corazón y el alma.
Percibes las cosas con los sentidos. No es un bosque callado. No para de hablar. El aire se encarga de decir las cosas cuando pasa por entre las ramas de las encinas y los olivos milenarios. Escuchas los sonidos y los silencios. Ves la luz y la oscuridad. La piel percibe sensaciones, sentimientos y emociones.
Ahora entiendo porqué está contento el amigo Lluc de llevar el nombre que lleva. En cada experiencia de la vida sale fortalecido. Días siendo uno mismo y otros siendo un figurante. Según la ocasión. Según el momento. La historia de su vida -igual que la del bosque sagrado- es un cúmulo de sucedidos y de acontecimientos constructivos y destructivos. Un poco de todo. Como la condición humana que no siempre se explica ni siempre es coherente.
A veces, incluso, no se entiende. Momentos que parecen improvisados. El ser humano y la vida son el argumento de la historia. Una historia brillante y mediocre a la vez. Los recursos de la naturaleza están a disposición de aquellas personas con nobleza de sentimientos. De lo auténtico. Las falsedades se delatan solas. Pero la vida siempre es trascendente.
Así es Lluc. El amigo de mi amigo y con el que hoy he desayunado. El que vive dónde la portera Maruja que está casada con el filósofo profesor de universidad y que escribe libros de éxitos. El que está orgulloso de su nombre porque significa bosque sagrado. Naturaleza. Nobleza de sentimientos. Encinas, olivos, piedras y rocas milenarias. Susurros del viento que sólo hablan al que quiere escuchar. Salud.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Cada segundo

Cada uno tiene momentos y enredos en su vida. Ilusiones que satisfacer, posicionamientos que definir, comportamientos adaptados a la ocasión, identidades para cada caso, y cosas así. La vida de cada uno tiene sus tiempos y tiene sus ritmos que tendrá que cumplir según le convenga o le vengan dadas.
Dichas y desdichas en un mismo día y en una misma ocasión. Razones para cada cosa que piense, que diga o que haga. Pero sea lo que sea que uno tenga que hacer debe de hacerlo con elegancia. Con estilo. No vale de cualquier manera. Cada momento, cada segundo es extraordinario por lo que sea. Habrá que aprovecharlo. El tiempo vale lo que vale. Tiempo.
La elegancia de vivir la vida consiste en estimular la creatividad a cada segundo que pasa y hacernos responsables de que nuestro comportamiento sea administrado con libertad. Esto implica conocer sus límites de esa libertad. Son las normas de convivencia que están para cumplirlas.
He leído que alguien ha dicho que las normas están para ser violadas. Lo ha dicho un imbécil metido a político -no se explicaría de otra manera-. Hay otro, en la misma línea de pensamiento plano que ha llamado a otro: "pijo ácrata. Indecente. Impresentable e intolerante". Resulta que el tal "pijo" ha descubierto la decadencia de la clase política y lo ha proclamado en voz alta. Cuando una cosa molesta es porque suele ser verdad.
La fractura entre la sociedad y la clase política resulta evidente. Ya no representan al pueblo y lo saben. Sólo se representan a sí mismos. Ahora la soberanía radica en el Congreso que está en manos de sus señorías. Han abatido al pueblo. Nos muestran la espalda para esconder la cara. Pronto volverán a pedirnos el voto. Hablaremos del asunto.
La última parte de lo que estoy contando no es literatura. Ni arte, ni cultura. Es noticia de cloaca. Basura. Pero la quiero contar para explicar que esto no es estético ni elegante. Cada segundo que pasa se resta del total de la vida. Ya estamos en otoño. No es decadencia el otoño. Es el paso previo al invierno. Es un tiempo que hay que pasar. Como otro cualquiera. Tiene su belleza, su encanto, su elegancia.
Desde lo alto del monte veo el bosque. Cada árbol con su color característico. Un mosaico de colores. Las hojas que caen al suelo forman una alfombra de rojizos y ocres. La lluvia otoñal no cae en la tierra. Está sobre las hojas y se desliza sobre ellas. Llovizna persistente que no llega a molestar. Límpia el ambiente y crea sensaciones positivas. Hay hojas que se resisten a desprenderse pero el viento no lo consiente. Las arranca con elegante suavidad. Con delicadeza. En un vaivén interminable hasta el suelo. Las podrías coger al vuelo. Se turnan para caer. Parece una lluvia de hojas. Es el llanto de los árboles por quedarse desnudos.
Será hasta la primavera. Pues será pronto porque el tiempo pasa rápido. Cada segundo. Ahora que no quedan hojas en los árboles el aire pasa más ágil por entre las ramas y los troncos. Las hojas no frenan su avance. Ese silbido delicado que manda callar, sssssssssss. Puedo ver y oir el bosque que se prepara para la inactividad invernal. Pero su interior no para. Prepara sus decorados para la primavera. El bosque quiere estar elegante en primavera. Cada segundo de cada estación del año.
El mar hace lo propio. Todo el verano calmado. Ahora en otoño se vuelve revoltoso. Necesita ejercitarse. Saca su rabia. Se mueve tempestuoso para hacer alarde de su grandeza. Pone en peligro a las barcas que lo quieren surcar. De sus olas. De su espuma. Cambia el color -como el bosque-. Mas oscuro y menos transparente. Las barcas más valientes se arriesgan a salir de puerto. Hay que pescar aunque sea otoño. Navegan sorteando las olas o cortándolas si hace falta. Pero con elegancia porque así es cómo se hacen las cosas. Las bravuconadas son para los imbéciles. Ya lo dije. La naturaleza se comporta de otra manera. Aparecen las nubes, el viento, la lluvia y las tempestades. Cada segundo de otoño es otoño y no otra cosa.
Cada segundo es un momento distinto. La naturaleza se convierte en espectáculo. Natural. Cada segundo de otoño es propicio para la creatividad de los artistas. Hay que coger el punto. Sin forzar. Termina el café y ponte a escribir. Salud.

domingo, 14 de octubre de 2012

Cante

Silencio. Habla la música.
Sin orquesta. Música gitana. Es música también.
El público escucha. Aguanta la respiración.
Esto es Cante. 
 
Acordes de guitarra. Toque flamenco.
Ritmo de tacones. Ritmo de palmas.
Voz desgarradora. Sentimiento violento.
 
Palmas. Tacones. Voz que grita cosas.
Pentagrama sin notas dibujadas.
Sólo emociones y sentimientos escritos.
El cantaor los mira. Luego los canta.
 
Voz desgarrada de nicotina y destilado.
Se suelta apasionado. Con los ojos cerrados.
 
Versos cantados a ritmo de guitarra.
Palmas. Tacones. Eco en las tablas.
Tristeza de sentimientos. Melancolía de música.
Dedos marcando acordes.
Dedos acariciando cuerdas.
Con violencia. Con pasión 
 
Sonido seco de tacones sobre las tablas.
Retumban en la sala muda. Hay que escucharlos.
Pena con voz afónica. 
A ritmo de acordes, palmas y tacones.
 
Poetizar el Cante. La música. El ritmo.
El ambiente. El sentir. El público.
Melancolía triste con ojos cerrados.
La vida misma es un Cante. Hasta que te mueres.
Llega desde lo profundo. Se queda cuerpo adentro.
Revulsivo de nostalgia y lamento.
 
Los sonidos se recrean para que se oigan.
Se vean. Se respiren. Se aplaudan.
Cantaor y público. Un mismo sentir.
Sensaciones y momentos de otros tiempos.
En sus mismos cuerpos. Se repiten y se recrean.
Son la esencia de la vida misma. Es el Cante.
 
Se estrechan en un mismo sentimiento.
Sentimiento compartido. Cantado. Taconeado.
Traducido a palmas. Exagerado por el eco.
Piel. Sudor. Entre tablas y aplausos.
Y gritos de melancolía. De tristeza. De pasión.
Es el Cante, hasta que te mueres.
 
 
@antoninegre @marconpi66

jueves, 11 de octubre de 2012

Sin prisa

Escribir en el blog me relaja. No preciso la celeridad de la inmediatez. Que ya es mucho. No tengo necesidad de actualizar la actualidad. Esto de: Ahora mismo o ya no me sirve. No es mi caso. Ni mucho menos. Es un sentarse relajado delante de un papel en blanco -una libreta de bloguero- que la llamo yo. Desarrollar un tema o darle forma a una idea. Relatar un sentimiento con todo el tiempo del mundo por delante. El tiempo que haga falta. Lo necesario porque aquí no hay prisas. Luego de todo esto, lo que quede escrito, será leído tantas veces como haga falta para darle forma y consistencia. Corregirlo y pulirlo hasta que quede listo para ser publicado. Es así. Debe ser así para que funcione y yo esté satisfecho conmigo mismo. Es artesanía del arte y de lo artístico. De la plástica de la escritura y de la sintaxis. De lo que ves, oyes, piensas y luego escribes. Pero sin prisas. Lo dije antes. Esta es la pretensión del blog.
Quien lee hace lo propio. No encontrará noticias de actualidad que terminan de suceder. Tampoco se puede entrar con prisas y echar una ojeada. Esto no funciona así. Cada entrada se lee al ritmo que se toma un café. Se sorbe cada palabra y cada frase. Cada párrafo. Es una degustación. Una cata. Busca sabores, gustos, aromas, matices, colores, texturas, formas. Hay que entenderlo en su justa medida y en sus justos términos. Tampoco tiene que haber celeridad por parte del lector. Se lee a conciencia o no se lee. Hay que buscar el momento. La predisposición. El instante de la empatía literaria. O no se hace. Cada uno debe dibujar en su mente la idea que se quiere transmitir. Con lo que está escrito y con lo que se ha callado. Encontrar el punto de encuentro ideal entre lo escrito, lo que se lee y lo que se entiende de lo que se ha leído.
Todas las palabras tienen su propio significado en sí mismas. Estas mismas palabras deberán ser matizadas en el contexto y podrán adquirir otro significado. No hay otra forma de hacerlo. Insisto en que esto es un blog. Son relatos breves. Puro ensayo de ideas, de emociones y de sentimientos. Es un estilo de vida y una forma de entender la vida. No se confunda con un periódico, con una revista rosa, un tratado científico o una reseña histórica de la historia. Entendimiento literario entre dos personas que intercambian puntos de vista y sensibilidades. Pero ante todo tiene que producir satisfacción en todos. Un regusto agradable en la mente y en el alma. Decía que es un ensayo. Un explorar ideas sobre temas importantes, o menos. Es buscar puntos de encuentro entre lo que pienso y escribo y lo que piensa quien me lee. Tiene que haber una intencionalidad, a priori, de complementarse. Un intercambio cultural. Aunque luego no sea así. Que podría ser. Como no. Es la justificación de este blog. Se intenta la perfección aunque no se puede objetivar. Incluso voy a dar por buena una cierta imperfección casi perfecta. Se pretende intensidad en lo que se escribe. Siempre. Pero el umbral de lo aceptable puede variar de un lector a otro. Lo importante es que cada uno tenga su parcela. Su punto de encuentro lo más real posible.
Utilizo un estilo mixto que me resulta cómodo. Un conversar con el lector sobre temas diversos y buscar puntos de referencia y de encuentro. A veces reconozco que dejo deslizar la pluma sobre el papel en blanco y que escriba lo que quiera. Le doy libertad de movimientos y puedo llegar a asombrarme. Escribo descalzo para que el zapato no apriete y las ideas fluyan con más libertad. No me gusta utilizar palabras que precisen de diccionario de cabecera para ser entendidas. El vocabulario coloquial de andar por casa resulta. Es respetuoso y es agradecido. El vocabulario soez no hace falta. Este que utilizamos en la cola del super un día de cabreo y crispación y que además hay alguien que intenta colarse. Carallo.
No tengo que convencer a ningún agente literario ni a ningún empresario editorial. No tengo que escribir para privilagiados. Lo hago para mentes modestas y sensibles. En el fondo hay un cierto pánico encubierto y disimulado. Nos estamos acostumbrando a las prisas y a la inmediatez. Intentaré alejarme lo más que pueda de todo esto. Si cuando escribo estoy en el entorno adecuado se nota y si el que lo lee también está en el entorno adecuado, también se nota. Pues queda dicho. La construcción de cada entrada se seguirá haciendo así. Salud.

lunes, 8 de octubre de 2012

La galería

He visitado una galería de arte. Todo un reto para los artistas, para el galerista y para el espectador en busca de sensaciones nunca antes experimentadas. Un reto a la capacidad de asombrarte. De emocionarte. De no salir indiferente. Una grán fotografía en blanco y negro de un rayo saliendo de una nube negra. El rayo de la fotografía está quieto y desafiante. Me atrae. Me imagino el poder de la naturaleza . Es de una belleza infinita. Su densidad plástica no me deja indiferente. Justo dónde termina el rayo hay una casa. Es el objetivo. Una imagen agradable a los ojos de quien la contempla y desagradable para quién padece una tormenta de estas.
Sigo andando en busca de arte. Aparece en el fondo un sencillo marco en sepia. Me voy acercando. Una hoja de papel reciclado en rústico de color rojo. Bordes irregulares. En el inmenso papel hay marcadas unas rayas negras horizontales. Pequeños garabatos y otros tantos agujeros de distintos tamaños esparcidos. Como si las polillas hubieran estado antes. No acierto. No quiero pistas. Cierro los ojos un instante. Vuelvo a abrirlos y lo veo claro. Es un libro abierto con todas las páginas a la vista. Las líneas son subrayados del lector. Los bordes irregulares implican un libro leído y releído infinidad de veces. Tiene que ser bueno. Los garabatos son anotaciones al margen. Tiene que haber gustado mucho. Los trozos que faltan son párrafos que el lector ha memorizado y ha hecho suyos. Ya no le pertenecen al escritor. Ni al libro. Le pertenecen al lector. Es un libro precioso escrito con maestría. Color rojo indicativo de calidad literaria. Belleza literaria. Sintaxis perfecta. Historia de amor y desamor con final feliz. Pende de un hilo anclado en el techo. El poco aire que circula por la galería lo mueve de forma pausada y ordenada. Es una historia real. Personajes inquietos que se explican mientras los miras. No se el tiempo que he tardado en leerlo pero me ha gustado mucho.
En el otro pasillo hay un pedestal de madera sobre el cual descansa una escultura de tamaño medio. Simboliza una maternidad. Una madre con un bebe en brazos elaborado en terracota. No es una maternidad cualquiera. Es especial. Impresiona. Es una imagen desgarradora. El hijo que tiene en brazos está muerto. Ella no se desprende de él. Lo sujeta con fuerza. Madre e hijo se funden en una escultura de especial belleza. Por el significado. La sensibilidad del momento me eriza el vello. El gesto de la madre es natural dadas las circunstancias. De la madre se deducen los ojos más bonitos del mundo. Joven ella. Los ojos hundidos por el dolor. Las pupilas pequeñas porque están de luto. El artista ha comprendido y ha conseguido expresar la belleza del dolor. Empaticé con la madre. Rabia contenida por la crueldad del hecho. Fue un encuentro útil para mí. En esta galería no puedes practicar la indiferencia. El autor es un artista de las artes plásticas.
Otro cuadro de grandes dimensiones. Colocado deliberadamente en el suelo y apoyado a la pared con una suave inclinación. Es un papel que contiene un escrito. No puedo leerlo porque no conozco las letras. Me resultan atractivas pero no las distingo. Veo palabras que forman un texto. Son palabras dibujadas. Es geometría de las letras. Dibujo de las letras. No entiendo nada pero no pedo dejar de mirarlo. Es interesante lo que pone. Un tratado de filosofía escrito en alguna lengua muerta. Trazados casi perfectos. Al rato intuyo un mensaje. Es una metáfora de la vida que me obliga a reorganizar mis ideas.
Al final del recorrido me encuentro con una pared inmensa y un sólo cuadro en el centro. El cuadro de los relojes y del tiempo. Fondo azul. Un hombre con mil caras rodeado de cientos de relojes. Cada uno es distinto a los demás y marca una hora distinta de los demás. El tiempo existe porque existen los relojes y el tiempo pasa porque lo dicen los relojes. Este señor quiere huir del tiempo y de los relojes pero no puede. No quiere agobios. No quiere llegar antes ni tarde. Es esclavo del tiempo. Como todos.  Impresionante expresionismo. Lo miro y pienso en las horas, minutos y segundos que han pasado por mi vida y que no habré vivido. Ya no puedo recuperar nada de esto. El tiempo no es oro. El tiempo es tiempo y es valioso.
Salgo de mi asombro y me doy cuenta que estoy solo en la galería. El dueño, cuando entra alguien, cierra la puerta. Nada está en venta. La cultura y el arte es patrimonio de todos. Salud.

jueves, 4 de octubre de 2012

Port des Canonge

Las campanas sonaron a ocaso, a retiro, a descanso. 
A cerrar calles y plazas, hasta el día siguiente.
 
Yo en la playa. Acompañado por el mar y las estrellas.
El mar viene manso a morir a la orilla. Sin romperse. Sin espuma.
 Las sombras enmudecieron. En la oscuridad agobiante. Invisible.
Mientras, ando por la orilla. Descalzo, sobre la arena.
No he visto huellas. Miro hacia atrás pero no dejo huellas.
Extraña sensación. El mar me las borra en la oscuridad.
 
Sentado en la orilla. La inmensidad del firmamento.
Una estrella brilla más. Me enamoro de ella.
No quiero ir a descansar. Me quedaré aquí. Para mirarla.
En la oscuridad más absoluta. En el relajante silencio.
 
El universo, tú y yo. Irremediable paz interior.
La luna como testigo. Desde lo alto del firmamento.
Nada me sale. Quiero decirte. Nada digo. 
Tu brillo me confunde. Ese brillo de estrella. Que enamora.
 
No todo es leer ni todo es escribir.
Mirar. Sentado en la arena de la playa. Mirar y esperar.
Mejor si es noche cerrada. Que siga cerrada.
 
Nadie en la noche nos molestará. Noche de final de verano.
Te irás con las primeras luces. Yo también.
Nos iremos al mismo tiempo. Como hacen los enamorados.
Se que mañana volverás. Yo también volveré.
Me conocerás por el perfume de mar. Yo por tu brillo.
Con la mirada nos diremos cosas. Sólo con la mirada.
 
El sol se ha escondido detrás del horizonte del mar.
Han vuelto las sombras y el agobiante silencio.
El pescador que conoce las estrellas ha dicho que no existes.
Entiende de estrellas, por no de brillos de amor.
 
Hoy el mar viene revoltoso a la orilla, espoleado por el viento.
Ni siquiera la espuma que moja mis pies me molesta.
El pescador cree que estoy loco. No entiende de enamoramientos.
La cantidad de cosas que nos decimos. Sin abrir la boca.
Nos volveremos a ir juntos como hacen los enamorados.


domingo, 30 de septiembre de 2012

Canela en rama

Sale en la prensa que hay una profesión con futuro que es la de indigente o vagabundo y que está en alza . La profesión más buscada en el presente es la de fantasma. Nada nuevo. Cada vez hay más. Mi vecina no quiere ser ni una cosa ni otra. Ha hecho las maletas y se ha ido a vivir a otro país. Se ha llevado algunos recuerdos, el idioma y la cultura. Después de un tiempo sólo le queda el idioma. Además de vecina era mujer de letras. Escribía de todo y bien. Había días que nos juntamos para tomar café. Ella era de las de callar y escuchar. Decía que era fuente de sabiduría. Escribía bien de mañana. Como yo. Pero en las largas tarde-noches de invierno también gustaba de esparcir tinta sobre los folios. Formaba letras, palabras, párrafos y más. Los folios en blanco están para esto. Para que escribas en ellos. Eso hacía. Hasta que el fuego de la chimenea se convertía en brasas y cenizas humeantes. Utilizaba la sensibilidad de la mano que recibe energía de la mente, del corazón y del alma. De los recuerdos. No se desconcentraba. Había escrito recientemente que durante el sueño se desprendía del cuerpo para soñar con más libertad. Sin ataduras. Sólo habitaba el cuerpo de día. Cuando estaba despierta. Dormir sin cuerpo le impedía tener pesadillas. Así lo hacía y sólo soñaba. Desde que empezó a escribir con asiduidad tuvo muchas experiencias. Pero seguía teniendo sed de experiencias. Se mostraba celosa de todo aquello que la inspiraba. Pero seguía buscando la inspiración. Si otros la ven puede desaparecer, decía. Esto la ponía celosa más que otra cosa. Así era mi vecina. La que se ha ido a otro país menos bananero para seguir escribiendo con libertad.
Me ha escrito hace poco. Me dice que no se siente aislada por la lejanía. La distancia la une más a sus seres queridos entre los que me encuentro. Si ella lo dice será así. Me escribe cuchicheos y susurros con la boca cerrada y los labios sellados. Luego termina la frase con un ¿tú me entiendes, no? Sí. Yo la entiendo. Ha sido mi vecina durante mucho tiempo. A ella le dará lo mismo pero a mi me cuesta relacionarme con ella porque se encuentra demasiado lejos. He perdido su fisonomía. No recuerdo muy bien su cara ni su carácter. Ya no veo su silueta en las puestas de sol. Qué habrá ido a buscar a un país tan lejano, caramba. Libertad, me contestó. Le he dicho mil veces que la esperaré el tiempo que haga falta. Quiero seguir compartiendo su amistad, sus tertulias de café, sus consejos y su vecindad. Yo no voy a ir allí. Ella no piensa en volver aquí, de momento. Mientras, pues, nos relacionaremos en la distancia. Seguro que leerá esto.
Estoy leyendo a un poeta. De los de verdad. De los que escriben con la pluma y se inspiran en el alma. Dice que a veces hay cosas que le hacen llorar. No derrama lágrimas cuando llora de alegría. No hace falta. Sólo cuando llora de pena. Las lágrimas son para sacar las penas fuera, que dentro hacen daño. Qué bonito lo que escribe el poeta. No puedo escribir como él, pero le admiro. Mi vecina era una gran lectora del poeta y de muchos otros. Leía más allá de las letras escritas. Leía lo que realmente quería decir el escritor y luego me lo explicaba. Todos los libros llevan un mensaje oculto entre las letras. Entre las líneas. Entre los párrafos. Ella lo encontraba enseguida. Venía a casa y se ponía a leer hasta tarde. Alargaba el atardecer hasta el anochecer para tener más tiempo. Ahora estoy huérfano de vecina. No tengo a nadie que me explique lo que se esconde en las letras de los libros. La lucidez no dura todos los momentos del día. Uno sólo es brillante a ratos. Me cuesta convivir con esto. Desde que decidió irse a otro país ha dejado, en mí,  una cicatriz que a veces molesta y duele.
He llegado a pensar que había algo más que una relación de vecindad. Eso pensé. Hace algún tiempo que no se nada de ella. Ella no podría estar sin escribir. Seguro que estará escribiéndo. Usará un seudónimo. Seguramente. Ella escribía la actualidad agridulce. Para escribir penas y miserias había otros. En el otro país dónde está mi vecina no tiene que aguantar al dueño del chiringuito de la cultura que le ponga trabas a sus libros con impuestos desmedidos. El año que viene recorta un treinta por cien. Lo ha dicho sin sonrojarse y luego no ha dimitido. Se le irá el sueldo en orfidales. Si mi vecina estuviera aquí escribiría sobre esto. Me conviene ir abreviando y finiquitar esta entrada o parecerá el prólogo de una multilogía. Muchos libros que hablan de los mismo. Hacen que se agoten los pretextos para explorar emociones y sentimientos humanos. Estos sentimientos que se esparcen por el mundo y se diluyen con este invento que se llama emigración. ¡Vuelve vecina! Ahora mismo lo único que me queda de ella es el aroma de la canela en rama que ponía en las infusiones de las cuales era adicta. Salud.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Escribir relato breve.

Según consta en unos informes publicados de unos esudios recientes, a día de hoy, hay más gente que escribe que la que lee. Evidemtemente, así de entrada, este dato no es creible. Si todos los que leen tambien escribieran empatarían. Para escribir medianamente bien y no rozar la mediocridad ni la indecencia hay que leer. Lo que se escribe no sale de la nada -aunque sea creatividad-, sale de la reflexión y del pensamiento de lo que ya se ha leído. También puede uno inspirarse en las vivencias pero, para ser literalmente correcto, tienes que tener mucha letra leída. Toda la gente que lee no escribe. Así son las cosas en la realidad depués de tamizar los informes de los estudios.
En lo que sí convengo es que hoy en día es muy fácil escribir por la grán posibilidad de accesos a los que se dispone para hacerlo -otra cosa es que se publique todo lo que se escribe-, sea en papel o en digital. Entre editoriales, instituciones, ayuntamientos, fundaciones, etc. se contabilizan algo más de quinientos certámenes de escritura -literatura, novela, narrativa, ensayo, poesía, etc.- y la media de obras presentadas es de trescientas por certamen. Algunas de ellas, por su prestigio, superan las setecientas obras. Otras, en cambio, no llegan a las cien. Esto es estadística pura y de la buena.
Redactar una situación concreta es narrar una historia o parte de ella. El relato breve está de moda y ahora es el momento de escribir sobre ello. Todo se relaciona con la forma de plantearlo por parte del escritor. Si el autor es detallista el lector no tienene muchas opciones de aprovechar su imaginación. Ésta queda anulada. El autor o escritor se encarga de todo incluso lo pasa por el turmix para que los lectores desdentados puedan consumir. En sentido contrario, autor poco o nada detallista, lector libre de montar el decorado a su gusto. Imaginar. Cada uno tiene sus preferencias y le da horas y minutos a su imaginación. No queda otra. Hay lectores que sólo quieren leer sin tener que pensar. Otros, sin embargo, quieren leer y pensar y poner los complementos que creen oportunos. Cuando no hay detalles porque no se han puesto carecemos de referencias sobre el lugar dónde ocurre, en qué fecha ocurre, qué cara tienen los actores, qué cara ponen los actores cuando dicen alguna cosa -fruncen el ceño, lo dicen espetando, miran hacia ningún lado, miran fijamente, están tristes, lloran o están contentos, etc.-. No sabemos el lugar donde se desarrolla la acción -un bar, una casa particular, la calle, una plaza, un tren, etc.-. Desconocemos los nombres de los actores su historia y su edad. En un diálogo no sabemos quién dice qué ni si en algún momento se repite. No se nos dice si el actor cuando habla está sereno, sosegado, tranquilo, crispado, enfadado, sonriente, increpa, habla con incredulidad o convencimiento.
No hay pistas. Sólo está la historia que puede ser muy interesante en sí misma, o carecer de ella. Pero el que lee necesita más. Si el escritor no detalla traspasa esta función al lector con total libertad. En el relato breve hay que colaborar con el escritor imaginándo todo lo que he detallado que falta. Esto supone un esfuerzo mental y una colaboración activa con quien escribe. Por eso se llama relato breve. No porque sea breve en el sentido literal de la palabra, sino porque el escritor deja de detallar tantas cosas que la historia se cuenta en brevedad porque no hay espacio para nada más. A cambio de esto el que lee da rienda suelta a su imaginación.
Todo es literatura y cultura y todo es bueno. Cada uno sabrá lo que le gusta leer y a quién le gusta leer. Pues a leer mucho y a coger cultura que es bueno para la salud. Aunque algunos ponen pegas, otros somos especialistas en saltos de obstáculos. Salud.