Yo tenía la voluntad de finiquitar la saga peregrino y de hecho, en mi mente, ya no quedaba mas que un recuerdo agradable. Pero soy un personaje social y quedé comprometido a un reencuentro entre peregrinos para vernos, intimar lo que no pudimos durante el viaje -por lo de las prisas-, recordar momentos y anécdotas y despues de todo esto una pamboliada de unos 8 puntos en la escala de entulineapuntoes. Una buena sacudida. Para no abrir boca en tres días y conseguir doce prepoins.
Con todo esto en mente nos presentamos a una trobada preventiva de distanciamientos, evocadora de cosas pasadas y preparadora de futuros viajes turísticos. Pase obligado de fotografías a lo Power. Risas, sonrisas y susurros durante el pase, amén de llamadas de móvil y esas cosas que suelen ser habituales en este tipo de eventos. Momento meditación. Ojos cerrados. El evangelio de fondo y la pregunta de qué ha cambiado en nuestras vidas despues del viaje o en qué hemos cambiado nosotros desde el viaje. Yo medite mucho como nunca lo había hecho y la verdad no detecté cambios significativos interiores. Reconozco que por un momento me llegué a asustar con sólo la idea de que yo ya no fuera yo y fuera otro parecido. O incluso otro radicalmente distinto al yo de antes. O dos yos contrapuestos y enfrentados. Nada. Seguía siendo el mismo y en la misma sociedad que me esclaviza a diario. Sólo un pequeño cambio exterior que podré solucionar ahorrando diez puntos diarios de entulineapuntoes.
Apostado en un trozo de banco de madera de esos de iglesia y atento a los acontecimientos que parecian derivar a situaciones de cuarto milenio, se hizo el milagro. Algunos peregrinos puestos en pie y en voz alta manifestaron cambios positivos. Más energía interior. Pilas recargadas, etc. La última peregrina en hablar es caso aparte. Principio de beatificación. La comisión del vaticano responsable de descifrar cosas inexplicables para los mortales pero entendibles para los iluminados tendra que estudiar a fondo el caso. La historia te depara situaciones posibles pero no esperadas y fuimos testigos de escepción de un caso de curación de un cáncer gracias al agua del rio Jordán. Momento éxtasis. Orgasmo divino para una alma incrédula como la mía. Era ella otra vez. La mujer del santo varón. Un milagro en toda regla. Todos nos mirábamos haciendo, deliberadamente, como que no nos mirábamos y que simplemente nuestras miradas se encontraban al azar. Semblante serio para la ocasión. Era un rehén de la situación.
Ahora que ya estoy recuperado de este momento Noria-Dec-o Salvame de luxe angelical y divino prometo desvincularme de ciertos humanos sociales en beneficio de mi salud mental. El Moises de Miguel Ángel, uno de los hermanos Marx y el benjamín de los payasos de la tele se hicieron famosos por no hablar. Por ser mudos. Prometo, por tanto, no volver a mencionar el tema aunque me provoquen. Salud.