El otro día pillé un titular de prensa que obedecía al título de "Entrevista con Fulanito de Tal y Cual, experto en abandono de animales". ¡Toma ya! Flipé un rato y empecé la reflexión de costumbre. No leí la letra pequeña para no dañar mi salud mental.
A ver. ¿Tengo que suponer que alguien acude a la consulta de este friki para tumbarse en un diván y comentarle que acaba de abandonar una vaca en el aparcamiento del Carrefour? ¿O que te han aparecido remordimientos por los brazos y piernas por haber abandonado un pony en la puerta de la iglesia de San Miguel?.
Claro que no especifica qué tipo de animal, pero incluso así, no entiendo hasta dónde llegan los estudios y la sabiduría de un mequetrefe experto en estos menesteres. Cuantas más vueltas le doy al sunto más confundido estoy. Ahora mismo no se si especializarme en esto, si descojonarme de risa o vomitar. A eso le llamo yo salir del armario de la verguenza y decidir hacer pública la actividad laboral a la que uno se dedica. Es el equilibrio entre la tontería y el éxito mediático -que lo tiene-. Tiene que ser una profesión ocasional de tiempo de crisis con un componente metafísico. Tengo que averiguar si se dedica al animalito abandonado o al cabrón del animal que ha hecho la animalada de abandonar a un animal. ¡Ostias que parrafada!
A lo mejor sólo fué una ocurrencia para contribuir al tratado sobre la idiotez humana en versión rústica y de bolsillo. Está entre el mito y el misterio, la fantasía y la realidad, entre el ministerio de cultura y el de igualdad. Es un artista intuitivo dotado de capacidades para enriquecerse a costa del tontolaba que en un "se me ha ido la olla" coge la gallina ponedora y la abandona porque no sabe que hacer con tantos huevos.
No quiero ponerme faltón, pero mi querido Kafka era un niño de teta. Me preocupa que esto tenga éxito y se corra la voz. Entonces aparecerán ginecólogos de moscas cojoneras -no existe y no tiene futuro-, domadores de pulgas -igual-, educador de buenos modales de Belén Esteban -no existe y abocado al fracaso-, orador cutrillo y antipatriota de cámara baja -existe y cada día más-, bajador de sueldos -existe y no tiene futuro-, etc.
Me imagino a mi cuñado Pepe y a Sito de Joferma limpiándose la conciencia en la consulta de este fulano por haber abandonado 9 tordos -o más- después de 3 horas de cazar "en es coll en sos filats". Esto no es ni una profesión ni un hobby. Es un desliz esporádico dicho por un oligofrénico descompensado y que este día no se había tomado la medicación. Salud.