Viernes 25, casi de noche. Aeropuerto. Factura maletita. Seguratas. Mediodesnúdese. Vale. Bip, bip. Vuelva a pasar. Bip, bip. Levante las manos. Chequeo. Puede continuar. Vestirse otra vez. Vuelo. Hotel. Circuito. Más seguratas. Las botellas de agua sin tapón. Es por seguridad. ¿A si?. Chorreando agua por el camino. Gradas. Calor. Sol. Más calor. Mucho sol. Bochorno. Pringe de sudor. Protección solar. Ruido. Calor. Bochorno. Sol. Agua. Tapones en los oidos. Chuuummm. Chuuummm. Chuuummm. ¿Quién coño era? No se. A esta velocidad no ves el color del casco y si me apuras, no ves ni el coche. ¿No hay brisa marina en Valenvia? NO. Vale. Calor. Sol. Ruido. Bochorno. Pringe. Agua. Salimos a comer algo. Hay que volver enseguida para ver no se qué. Bocata. Biberón de cerveza. Otro biberón de cerveza. Entradas. Segurata. Botella de agua sin tapón. Bien. Estamos dentro. Saco el tapón del bolsillo y tapo la botella. Gilipollas, lo justo. Más crema solar. Pies hinchados. Hotel. Ducha. Cena. Dormir y roncar.
Multiplica esto por tres días. Fórmula 1. GP-2. GP-3. GP-4. Carreras de Porsche. Entrenamientos libres. Entrenamientos oficiales. Clasificación de cada una de las carreras antes mencionadas. Carreras propiamente dichas. Sol. Calor. Bochorno. Agua. Pringue del sudor. Crema solar.
Carrera. Safety Car. Cambio de ruedas. Fiasco de la organización. Ridículo de Ferrari. Ya no soy de nadie. Me ha gustado la experiencia. Espero no repetirla más. Regresamos a casa. Salud.