sábado, 12 de junio de 2021

Tierra

Pienso en infinito

para que la dicha dure.

Escribo mi vida

para repartir culpas y alegrías.

Prisionero resignado

de mis memorias humanas.

Cuando llegue la derrota definitiva

seré calma de cenizas

porque estaré donde empezó todo

y formaré parte de la tierra.

Mi cuerpo dormido

por caricias y bellezas

de la vida mía

aunque a veces despierto

con pesadillas mías. 

Me llevaré mar

adonde sea que vaya

para apaciguar temores

y remordimientos adultos.

El cuerpo ya se duerme

y se libera la conciencia

porque conoce la puerta de salida.

La vida dura lo justo

y quien pierda el tiempo

vivirá menos

y tendrá nostalgia de caricias,

amaneceres y noches en vela.   

La alegría siempre es salvaje

y el alma la convierte en melodía.

El porvenir está detrás de la puerta

pero a veces 

no encontramos la llave.

La lucha nunca termina

y el esfuerzo es permanente

para comprender el sentido

de todo y de todos.

Después de algo agotador

siempre necesitamos un descanso.

Pasión por sentir inquietudes

desde la serenidad del momento.

La conciencia se disfrazó de alma,

o fue al revés. No lo sé.

Porque la luz del alba me cegó.