jueves, 23 de mayo de 2013

Así, NO

Momentos convulsos. Momentos de cambios. Jóvenes y no tanto, desencantados, inquietos y desubicados. Unos prevaricando en connivencia con la justicia y felices por ello y otros cabreados y revolucionados. Manifestaciones todos los días y a todas horas donde lo único que necesitas es una buena voz, buenas piernas y un botiquín en la mochila. De motivos vamos sobrados. El pánfilo que debiera regir nuestros destinos hace dejadez de sus funciones y oídos sordos. Es un rehén de Bruselas y de su mentor. El "ex". El de Irak y la foto. Así, no.
Vivimos en la post guerra. Apenas hay diferencias. Colas para suplicar un trabajo y colas para pedir un plato caliente. Y el que mal vive en la calle es multado por dar mala imagen. Hoy he visto como le abrían la cabeza a un chaval por pedir que le dejaran estudiar. Así, no. El agente que vigila por mi seguridad me para. ¡La mochila! -¿Esto qué es? -Un botiquín y un ejemplar de la constitución en formato bolsillo. ¿A dónde va? A casa. ¡Coge otra ruta. Por aquí no se puede pasar! Huele a adrenalina franquista y caducada. Pero muy machote. Que no se diga. Han cortado algunas calles y han puesto vallas. Cualquier día encontraremos un perímetro de seguridad con alambradas y minas antipersonas. El agente ha sido solidario y generoso. Hoy no me ha pegado por ir a casa. Gracias agente.
A mi alrededor hay muchas personas que gritan consignas prefabricadas contra los miserables que hay dentro del Congreso. Pero los trajeados no se enteran. He decidido que les escribiré lo que pienso en una papeleta en blanco cuando toque. Que tocará. Aquí si que se puede generalizar porque todos son iguales. Vaya. Desandamos camino y nos plantamos en plena post guerra como fórmula para salir de la crisis. Magnífica idea pues. Es un cumplido. No hay porqué dar las gracias. Tengo suerte y lo reconozco. Es una gran ventaja tener carrera y salud cuando te meten en una crisis. Ahora entiendo más que nunca aquello de que el lobo guarda las ovejas. No estoy para bromas. Un blog literario no debería usarse como campo de batalla para este tipo de guerras. A veces no hay otra salida. Disculpas.
Leo que los idiotas que representan las economías se reúnen este fin de semana en un balneario. Creo que van a consensuar un responso para la UE. Esto está bien. Y que le pongan música que la iluminación la ponemos nosotros que tenemos expertos y experiencia. Y dice el encargado de esto que la natalidad ha bajado y por eso se carga la ley del aborto. Otro de los encargados dice que hay mucho tonto-laba y se carga la ley de dependencia porque cuesta un pastón. Que el dinero está para sobresueldos y no para mindundis. Para despistar y para que la gente hable de otras cosas se deciden algunos indultos de asesinos. Son buenos estrategas. Pero la ciudadanía tiene memoria.
Uno llega a la conclusión de que el poder provoca ganas de joder y esto, a su vez, produce satisfacción. Porque de lo contrario no se entiende. Los grupos de presión no se ponen de acuerdo en elegir un representante o un líder. Pierden credibilidad. También están desubicados. Mucha palabra y poca acción productiva. Así, tampoco. Un compañero mío que se llama Justino ha aprovechado estas manifestaciones para ligarse a una moza que estudia periodismo. Escribe en el blog de la facultad. Justino terminará derecho este año. Cuando se han cansado de correr entran en un bar para tomar algo. Al final terminan hablando de sus cosas. Se combinan bien y son coincidentes. Toqueteos y alguna caricia. Enseguida se amansan y se olvidan que hace un rato chillaban porque estaban cabreados. Después cada uno sigue camino a su casa. Se citarán mañana enfrente de la casa de un político para un escrache. Salud.