Becker y Espronceda ya no venden. En el siglo veintiuno no interesa su cursilería porque no tiene cabida entre los jóvenes. Ahora, si alguien quiere dar a entender lo que no quiere decir abiertamente pero utilizando otras palabras para que se entienda lo que no quiere que se entienda del todo, ordena las palabras de forma desordenada para que más o menos rimen y, dice que escribe poesía. Los textos que tuvimos que aprender en el colegio sobre Adolfo y compañía -y de lo que no me arrepiento- ahora no molan. A los jóvenes no les gusta porque están en otra onda y a los mayores les cansó cuando estuvieron en bachillerato.
Hay un concurso de relato breve muy conocido y que se celebra en las escuelas bajo el patrocinio de una multinacional de refrescos. Los relatos finalistas se han publicado -el otro día- en la prensa local y los he leído por curiosidad y porque me gustan estas cosas. Además quiero saber cómo respiran nuestros jóvenes talentos en temas literarios. Llámame triquismiquis pero, no me han gustado para nada. Será un problema generacional han dicho algunos de mis contertulios. Puede ser pero no me han motivado en absoluto. Mas bien me he sentido maltratado. Es evidente que estos jóvenes no han leído a los clásicos y seguramente leen poquito y siempre de lo mismo. Mucho Potter y poco mas. Se sienten escritores consagrados. Cogen la varita mágica y la ponen sobre el pupitre como fuente de inspiración. Luego cogen papel y bolígrafo y ponen azul sobre blanco. Una construcción literaria sin orden que resulta insultante. Quieren expresar ideas pero no tienen ideas que expresar y lo que podrían expresar no saben cómo hacerlo. Amontonan palabras y frases que no se tienen en pie y ahí te las apañes. Han intentado ganarse al jurado escribiendo penitas de lloriqueo fácil y sensiblerías varias. "Mi mama ha muerto y en el velatorio había mucha gente que no conozco de nada que me daban ánimos". Qué bonito. La que quedó en segundo lugar escribía "mi padre es un borracho que cuando llega a casa ya se ha gastado todo el dinero y pega a mi madre y a mi y mis hermanos nos insulta y maltrata". Pobrecita. Bien le vale un segundo puesto sólo por el maltrato sufrido en la infancia. ¿A quién le importan estas sangrantes biografías? A ellas para poder beberse de gratis el refresco que las promociona. La ganadora escribió una espeluznante historia de perversiones morales y sexuales de quinceañeros emocionalmente inestables y con la auto estima muy debilitada. Fue una experiencia que no volveré a repetir. Fue agónico, pero lo leí todo. Quería saber qué escribe nuestra juventud. Los grandes escritores del mañana. Otra habla de un empleado de banca que a ratos libres se dedica a la política para pillar un sobresueldo y poder curar a un hijo suyo que padece una enfermedad muy grave que no saben curar en nuestro país y tiene que llevarlo lejos. El problema es tan gordo que también tiene desordenes emocionales con su esposa como consecuencia de las experiencias traumáticas que tienen con el hijo minusválido. Una putita caprichosa lo despluma una noche de barra libre y se lleva todo el dinero con el que iban a curar a su hijo enfermo. Joder con la historia breve. Llegados a este punto ya me he quedado sin pañuelos de papel y empiezo con las toallitas mojadas.
Me resulta humillante tener que leer esto y más cuando se que esto se escribe para que una multinacional se haga propaganda gratuita a costa de estos jóvenes -supuestamente talentos- al que le darán un premio de seis mil euros al ganador. Cuando yo era pequeño había dos redacciones en clase que eran obligatorias. El lunes teníamos que escribir sobre cómo habíamos pasado el fin de semana. Luego se exponía en público para deleite de unos poquitos y mofa de muchos mas. El jueves había otra redacción cuyo tema lo elegía el profesor de literatura al hazar. Otra vez exposición pública y divertimento para todos y sufrimiento para uno. Ahora la interpretación de las cosas es decepcionante a la vez que preocupante. Se resumen en conflictos interiores de los personajes para dar penita al jurado y que te den el premio. Pues será esto porque no veo otra interpretación de lo que sucede. La experiencia me resulta traumática y desconcertante y decido no volver a leer cosas de esas. Que se lean entre ellos. Que apechuguen sus papas y demás familiares con lo escrito. Fantasear a lo peliculero y nada mas. No aportan nada a la literatura ni al relato. Escriben como si del Facebook se tratara.
Pero no hay dinero para cultura y así nos va. Los profesores ya no obligan a escribir redacciones y a exponerlas en público que en el fondo estaba bien. Siempre nos quedará algún libro bueno que leer o releer de los clásicos o modernos pero cuyos escritores saben escribir y tienen cosas interesantes que decir. Todo lo demás es basura y este tipo de certámenes debería estar prohibido o sus premios quedar desiertos. Antes de escribir y a dedicarse a ir por la vida de literato consumado uno tendría que tener un certificado auténtico de que lee asiduamente y bien. Si no se lee no se puede escribir y si uno escribe sin tener una base de lectura bien afirmada resulta que transmite tonterías. Aquí lo dejo porque ya no me quedan ni empapadores de cocina. He avisado para que no se diga que no cuido a mis seguidores. Salud.