Es que dice el contertulio con el que me cito todos los lunes que los protagonistas de una narración no son lo principal ni en lo que uno deba dedicar demasiado tiempo. El justo. Son un medio. Son el complemento que el escritor utiliza para explicar el tema que desarrolla cuando escribe una novela. El actor principal de la novela no tiene autonomía propia. Tiene muy poca importancia o ninguna. Es lo mismo si es bajito o alto. Gordo o flaco. Tiene pelo o es calvo. El rubio o moreno. O lo que sea que pueda caracterizar al sujeto principal de una narración. ¿Y cómo es eso? Lo importante, cuando lees un libro, es la trama o el argumento. De qué va la cosa. Lo importante es la idea que el autor quiere transmitir y que te quede. Cuando comentas sobre un libro hablas del argumento y lo comentas con quien sea. Están los protagonistas pero hablas del argumento. Para conseguir esto el que escribe utiliza a los personajes, momentos, situaciones, contextos, lugares y demás complementos que ayudan. Pero lo verdaderamente importante para el autor es la idea que tiene y que moldea para transmitirla lo mejor posible para un buen entendimiento. Esto es novedoso para mi y no pienso darle la razón a mi contertulio de buenas a primeras. He leído una entrada reciente que se titula Chebourg y me han impactado las cosas que el autor habla de los protagonistas. El trasfondo, para mi, ha sido lo de menos.
Tu has leído el Quijote. Vale. No me dirás que lo que hace Quijano, Sancho o Rocinante es primordial para ti y que se anteponga a la historia que Don Miguel quiere contarnos de forma exclusiva. Lo importante son las enseñanzas que aprendemos con su lectura. O sea, el argumento. Porque si Rocinante es un caballo o un asno no es relevante. Si Quijano estuviera gordo y no llevara barba con bigote a nosotros, como lectores, nos daría igual. Si Sancho estuviera casado con Dulcinea, pues que más da. ¿No lo crees así? No. Verdaderamente, no. Lo único importante no es el trasfondo humanista y sociológico que Don Miguel de Cervantes quería transmitir con la narración. Esto es lo único que importa. Los personajes no tienen sustancia en sí mismos. Son un recurso literario más que utiliza el escritor para ofrecer una idea o una trama. Lo verdaderamente importante es la historia narrada. Está bien. No había pensado en ello, pero no creo que sea del todo cierto.
Creo que los personajes tienen su importancia porque si el autor no acierta con ellos la historia se queda en nada porque nada se entiende. La historia de Don Miguel nunca hubiera podido tener como protagonista a Peter Pan. Pero quizás sí a Robin Hood. ¿Entiendes lo que quiero decirte?
Por definición la narrativa es una historia escrita. Es una idea que el autor tiene y que la escribe para que sea leía y entendida por los lectores. Pensada y reflexionada. Para que esto sea así debe de buscar unos actores que den vida a la idea inicial y la desarrollen de la mejor forma. Cualquier personaje no sirve a la idea principal. Los actores tienen que tener la misma importancia y estar al mismo nivel que la trama. Es un conjunto que no puede descomponerse ni verse de forma aislada. Son un todo indivisible. Si un escritor no tiene una buena idea que transmitir pero consigue lograr unos buenos personajes la novela no valdrá nada. Si por el contrario tiene una brillante idea y la sabe hilvanar en una trama impecable pero no acierta con los protagonistas la novela está abocada al fracaso y cosechar un ridículo estrepitoso. Ni siquiera una novela mediocre puede salvarse de la quema con buenos personajes.
Al final de la tertulia de los lunes nos ponemos de acuerdo en que la importancia de una buena novela y que ésta tenga éxito es que el autor tenga una buena idea o trama que sea interesante y que además consiga el perfil de los personajes más adecuados para desarrollar la novela. El autor que triunfa con un libro es el que tiene una buena idea que contar, que dispone de unos buenos personajes para contarlo y que estén a la altura de las circunstancias. Que sea interesante, amena, inteligente, con ciertas dosis de ingenio. Entonces el lector disfruta de su lectura que es lo que importa. Salud.