Anoto, a continuación, el ensayo íntegro de José María Gonzalez de Mendoza sobre la fecha y hora de la muerte, sepelio y enterramiento de Cervantes y Shakespeare. Es de interés. Fuera la verdad que fuera el veintitres de Abril se celebra el día del libro por declaración universal de la Unesco.
El incesante fluir del tiempo ha sumado un año más a los tres siglos y un tercio  bien corridos que nos separan del fallecimiento de Cervantes. En la biografía  del "manco sano, el famoso todo, el escritor alegre y, finalmente, el regocijo  de las Musas" -como le llamó cierto estudiante pardal, según lo refiere el  propio Cervantes en el prólogo del Persiles- son innumerables las  lagunas, y hormiguean los errores en los libros que nos describen su movida  existencia. teníase, no obstante, por seguro que murió en Madrid el 23 de abril  de 1616, conforme a lo asentado "en uno de los libros de difuntos" de la iglesia  parroquial de San Sebastián, "al folio doscientos y setenta". El texto fue dado  a conocer en 1749 por don Blas Nasarre. Reza así: "En 23 de abril de 1616 años  murió Miguel Cervantes Saavedra, casado con doña Catalina de Salazar, Calle de  León. Recibió los Santos Sacramentos de mano del Licenciado Francisco López.  Mandóse enterrar en las Monjas Trinitarias. Mandó dos Misas del alma, y lo demás  a voluntad de su mujer, que es Testamentaria, y al Licenciado Francisco Núñez,  que vive allí". Error hay en ese último apellido: ha de leerse Martínez  Marcilla, clérigo en cuya casa hospedábase el genial escritor; así lo han  aclarado los investigadores. Huelga añadir que también el Licenciado López era  sacerdote.  Tanto la iglesia de San Sebastián como el Convento de las Monjas Trinitarias se encuentran en el barrio de las letras del Madrid de hoy.
La fecha del deceso parecía, pues, establecida sin lugar a  dudas. Pero los eruditos rara vez se ponen de acuerdo, salvo cuando se copian  unos a otros. Antes de mencionar los argumentos aducidos contra la exactitud de  esa fecha, y a fin de ligar tales argumentos con los probatorios de un error del  que más lejos hablaremos, convendrá presentar algunas referencias adicionales  acerca de la fecha y hora de la defunción y del sepelio.  
En sus Efemérides cervantinas don Emilio Cotarelo y  Mori recoge datos concretos: Cervantes muere el 23 de abril; es sepultado el 24  en el convento de las monjas trinitarias. Lo mismo sostiene el docto historiador  inglés de la literatura española don Jaime Fitzmaurice Kelly: en su "reseña  documentada" menciona el primero de esos datos, y añade: "Al día siguiente,  vestido el hábito de San Francisco y con la cara descubierta, fue llevado por  sus hermanos en religión de la calle del León al convento de las monjas  trinitarias descalzas en la calle de Cantarranas. Allí le enterraron y allí  descansa aún". Conviene recordar, para la completa claridad del párrafo, que el  día 2 anterior había profesado en la Orden Tercera de San Francisco. También el  Marqués de Molina, en su libro La sepultura de Miguel de Cervantes, deja  entender que el 23 fue conducido el ataúd al convento y asienta que "a día  siguiente, domingo 24", después de rezado el oficio de difuntos, se  enterró.  
Veamos otras precisiones. En su Cervantes, don  Antonio Espina dice: "Amanecía el día 23 de abril"; y en cuanto a la hora del  sepelio: "Brillaba el sol en lo alto". De análoga manera, en sus Jornadas de  Miguel de Cervantes don Vicente Escrivá escribió: "Fue el tránsito en la  madrugada del 23 de abril"; y dos líneas más lejos: "Entierro de pobre, sin  pompas ni ceremonia alguna; con el sol amigo batiendo sobre el rostro  descubierto".  
Don Miguel Herrero García en su Vida de Cervantes  refiere: "Durante la noche del día 22 fue agravándose. Amaneció el día 23 de  abril". Bosqueja la agonía y agrega: "Cuando el primer rayo de luz hirió los  cristales de la ventana, el moribundo abrió desmesuradamente los ojos y perdió  la vidriosa mirada en el espacio. La mano de doña Catalina se estremeció. Su  marido había partido para la eternidad".  
Algún biógrafo retrasa la patética escena. Don Rafael Martí  Orberá en Cervantes, caballero andante, la sitúa un poco después de las  diez de la mañana del 23, y el sepelio "al atardecer de aquel día de  abril".  
Disiente don Mariano Tomás en su Vida y desventuras de  Miguel de Cervantes, al decir: "El sacerdote Marcilla se habrá llegado a la  estancia triste, y verá el cuerpo inmóvil de su viejo amigo con la cabeza  dolorosamente inclinada sobre el pecho y la desnuda frente marfileña nimbada de  luz de atardecer".  
Como se ve, hay donde escoger, aparte lo mucho que omitimos  "por no hacer el cuento largo": fallecimiento al amanecer: al salir el sol:  horas después, mediada la mañana: incluso al atardecer; sepelio durante la tarde  del 23 de abril, o bien al día siguiente.  
Por añadidura, un combativo cervantista impugnó la  interpretación dada a la partida mortuoria. Don Luis Astrana Marín, en su  artículo titulado Las verdaderas fechas del nacimiento y muerte de  Cervantes, inserto en A.B.C. de Madrid, número del 22 de junio de  1936, y en el denominado Supercherías y errores cervantinos, que el  Diario de Yucatán, de Mérida, reprodujo en su página literaria el domingo  9 de mayo de 1948, sostuvo que es equivocación tener el 23 de abril por la fecha  del fallecimiento, pues ese día es el de la inhumación. Siempre ha sido  costumbre, en efecto, dejar pasar bastantes horas entre la del tránsito y la del  sepelio, lo que conduce a velar el cadáver durante la noche y a posponer el  entierro hasta el día siguiente. La lógica, por tanto, ya no los documentos,  mueve a suponer que Cervantes, sepultado el 23 de abril, falleció la víspera. No  por otra razón varios historiadores que, según hemos visto, aceptan el 23 de  abril como fecha del fallecimiento, retrasan hasta el 24 la fúnebre  ceremonia.  
Pasemos al extendido error de creer que Cervantes y  Shakespeare murieron el mismo día. Lo cometió el Dr. John Bowle, primer  comentarista del Quijote, pero su difusión se debe a Víctor Hugo, que  asentó esa aparente coincidencia al final de su William Shakespeare,  donde dice: "Murió el 23 de abril. Tenía ese día cincuenta y dos años justos,  pues había nacido el 23 de abril de 1564. Este mismo día, 23 de abril de 1616,  murió Cervantes, genio de la misma altura". Olvidaba el poeta un pormenor que  falsea el aserto: en 1616, en España regía ya la corrección del calendario  establecida en 1582 por S. S. el Papa Gregorio XIII, en tanto que en Inglaterra  continuaba vigente el antiguo calendario Juliano, atrasado entonces en cerca de  once días respecto del tiempo real. En una de las aleccionadoras cartas de Lord  Chesterfield a su hijo, fechada el 20 de marzo de 1751, le refiere que presentó  en la Cámara de los Pares una proposición para que Inglaterra adoptase la  corrección gregoriana del calendario. Así se hizo en 1752: el mes de septiembre  de ese año sólo tuvo 19 días en los dominios británicos.  
Con apego al calendario corregido, Shakespeare falleció el  4 de mayo de 1616. Todo eso lo puso en claro don Manuel Miranda y Marrón en un  folleto que sacó a luz con el título de Cervantes y Shakespeare no murieron  el mismo día (México, Talleres Tipográficos de "El Tiempo", 1904). Justo es  añadir que ya lo había dicho en España el competente filólogo don Eduardo Benot  -y el señor Miranda y Barrón cita esa referencia-, en el estudio preliminar que  puso a la traducción castellana de las obras dramáticas de Shakespeare hecha por  el cónsul de la Gran Bretaña en Madrid, don Guillermo Macpherson.  
En la biografía que de Shakespeare publicó en 1930, don  Luis Astrana Marín, fidelísimo traductor de su obra dramática, escribe: "Y muere  el martes 23 de abril de 1616 (3 de mayo de nuestro calendario), diez días  después de bajar a la tumba otro ingenio de su misma talla, nuestro inmortal  Cervantes". La discrepancia con Miranda y Barrón estriba, sin duda, en que éste  ajusta los casi once días en que entonces divergían los dos calendarios, en  tanto que Astrana Marín se atiene a los diez días completos y no acabala uno más  con las horas sobrantes.  
Señalaremos, de paso, el aserto de que aquel 23 de abril  fue martes, Don Martín Fernández de Navarrete en la biografía de Cervantes que  publicó en 1809 afirma que fue sábado. Ya hemos indicado antes esa misma opinión  del Marqués de Molíns. "Sábado" dice también el biógrafo francés M. Jean  Babelon. Pero no hay tal discrepancia: martes según el sistema juliano, sábado  el gregoriano. Cabe añadir que es fácil comprobarlo mediante el empleo de  cualquiera de los llamados "calendarios perpetuos".  
El error de Bowle y de Víctor Hugo encontró eco en la  ceremonia solemne con que hace dos años, el 23 de abril de 1951, se inauguró en  nuestro Palacio de las Bellas Artes el primer Congreso de Academias de la Lengua  Española. Se acordó asociar el nombre de Shakespeare al de Cervantes en el  homenaje que la inauguración en tal fecha constituía, y comunicarlo así a la  Royal Society de Londres. Cúpole a quien esto escribe el honor de redactar la  comunicación y cuidó de asentar que si bien la coincidencia es sólo aparente, el  sentimiento de los pueblos recuerda a los dos insuperados escritores en el mismo  día.  
La cordura  aconseja atenerse a la partida parroquial, hasta que algún otro documento la  invalide. Acaso figure tal documento en el millar de los que el señor Astrana  Marín está dando a conocer en su magnífica Vida ejemplar y heroica de Miguel  Cervantes de Saavedra, cuyos cuatro primeros volúmenes in-folio, de  apasionante lectura, han aparecido entre 1948 y 1952, y que aún comprenderá  otros cuatro. Como el dato -si nuevo dato hubiere- figuraría al final del octavo  y último tomo, cabe suponer que la espera será de un lustro. Lo cual carece de  importancia, pues la gloria del "Príncipe de los Ingenios Españoles" tiene ante  sí toda la eternidad. Salud.