Es un desayuno pero no uno cualquiera. No es Breakfast at Tiffany's de Blake Edwards. No estaban Audrey Hepburn ni George Peppard. Pero había diamantes. No los convencionales sino de carne y hueso. Me explico. Ya empiezo a estar aburrido de la crisis y de la palabra crisis. Algo está haciendo mella en mí y es el hartazgo de tener que desayunar todas las mañanas con clases de economía. Todos los días lo mismo. Los mercados. La crisis. Los recortes. La mala leche y todo esto que ya empieza a molestar y a ser grosero. Basta. No quiero seguirles la corriente a los políticos, banqueros y vividores a costa de mi sueldo. Ya no me estimula ni la prima de Riesgo. Es un agobio y necesito aire puro para poder respirar hondo. Estoy viviendo en un equívoco del que necesito salir urgentemente. He tomado la decisión de que esto no es bueno para mi salud y a partir de ahora lo voy a catalogar como Spam para que no me llegue.
Bien. Esto ya es otra cosa y para celebrar este paso tan importante que acabo de dar en mi vida he invitado a desayunar conmigo a algunos de mis amigos como Sinforoso, Ángel, Catalina, Cosme, Oswaldo, Palmaditas, Gonzalo y otros que ya conocéis por mis entradas. El lugar de encuentro no podía ser otro que Es Comerç. Han venido todos y han sido puntuales. Ninguno tiene problemas de agenda y ninguno tiene problemas económicos porque se han acostumbrado a vivir con su pensión mínima y sus posibilidades son las que son. No se permiten caprichos pero tampoco esto les quita el sueño. A ver. Están en su ocaso y sólo se plantean objetivos a corto plazo y cumplibles. Este desayuno ha sido oportuno porque ha cambiado el enfoque de las cosas. Con ellos la vida se ve desde un punto de vista más humanista y menos pesetera. Son amigos valiosos en estos tiempos que corren y recuerdos del pasado que resultan gratificantes. Testimonios enriquecedores de antes. De otros tiempos que seguramente no fueron mejores pero que no eran tan crispantes. Practican el compañerismo en lugar del egoísmo. Su actitud es pegadiza. Hablan de forma pausada y nadie interrumpe. No están molestos con nada ni con nadie sino agradecidos por lo que tienen. Su felicidad radica en el conformarse. Es así. Insisto en que ha sido una buena idea lo del desayuno y un momentazo en mi vida indescriptible y que quiero repetir. Palmaditas dice que la próxima vez paga él. Es el que tiene mas pasta de todos. Quizás le dejemos que nos invite. Total.
Sinforoso ha venido con el traje negro que llevó el día de su boda y con el que ha sido retratado. Está feliz por la cantidad de gente que ha ido a verle. Nunca llegó a pensar que se haría tan famoso. Gonzalo está encantada de haber hecho amigos después del programa de televisión. Ahora sale y se comunica y se relaciona. Escribe sus memorias y tiene un blog con más seguidores de los que tengo yo. Cada intervención de quien sea es seguida por los demás con atención. Nunca antes se habían conocido. Sus vidas llevan un ritmo pausado y sencillo pero seguro. Constato que la estupidez humana termina a cierta edad. En este desayuno y con estos invitados no la percibo, todo lo contrario. Y esto me gusta. Han conseguido ser felices a su manera y me contagian. Su ternura los hace distintos y fuertes frente a las adversidades del momento. La edad les ha regalado una sabiduría popular que envidio. No pretenden grandes aventuras sino sobrevivir sin sobresaltos. Viven un realismo natural. Sin complementos. No se pueden permitir otra cosa y esta es su grandeza porque les va bien y están agradecidos por lo vivido. De lo contrario tampoco iban a arreglar nada y lo saben. Hablan de sus cosas y se hacen confidencias para ser mas fuertes y poder aguantar las tropelías. Ángel sigue convencido de que algún día vendrán de su planeta a rescatarlo más pronto que tarde. Cosme sigue soñando y representando cada noche su obra preferida. Palmaditas y Catalina hacen manitas debajo de la mesa y yo hago como que no lo veo. Cada uno a lo suyo y procurando no molestar sino agradar.
He conseguido lo que buscaba desde hacía algún tiempo. Desayunar con mis personajes de ficción. Faltaban porque son muchos. Vendrán otro día. Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre hasta que aprenda a hablar. Ellos son mis mejores amigos y hablan y me dejan hablar. Me siento bien conmigo mismo y bien acompañado. Repetiré esto por si alguien quiere venir. Estais avisados. Salud.