04 febrero 2025
03 febrero 2025
Mi vecino, cuando llega pronto del trabajo, se sienta en las escaleras que hay entre la acera y el portal del edificio. Por cortesía le pregunto que cómo está. Yo sé que está quebradizo por la edad y porque fuma mucho pero el me contesta que va tirando entre el sexo y la religión. Lo primero lo imagina y lo segundo lo practica. Es lo que tiene empeñarse en cumplir años porque cada uno es excéntrico de si mismo por aquello de los momentos adaptativos de la vida con la única finalidad de disfrutar de buena salud las más veces posible.
Los matices cambian sutilmente cada día y esto hace que los días sean diferentes. El rojo encendido del crepúsculo misterioso de la noche cuando el leve resplandor del mar incendia el horizonte como una gloriosa despedida para mudarse a otro lado y dejar paso a los sueños de la noche que son los propietarios de la oscuridad.
Mucho se ha escrito de la vida y de la muerte. De la primera todo el mundo sabe cosas pero a la muerte nadie la ha visto y no se la conoce. No existe tener un mal día, le digo a mi vecino, igual que no existe un día horroroso de invierno porque nieva y hace frío. Está de acuerdo y entramos juntos en el portal. Por cierto, lee mi libro y le está gustando mucho.
02 febrero 2025
Cuando escribo Fondo me refiero a la cantidad de sentimientos y valores de una persona. La Forma es la manera de demostrarlos. El Fondo sin Forma se da en aquellas personas con buenos sentimientos y valores pero que no saben manifestarlos o los expresa de una forma equivocada. La Forma sin Fondo aparece en aquellas personas que manifiestan buenas maneras y que incluso pueden llegar a aparentar unos valores y sentimientos extraordinarios pero que realmente no tienen.
Mañana invernal y temperatura ambiente de lo más frío. Compañía inmejorable. Lugar de inspiración natural que ya es un clásico en este blog: "Es Comerç".
31 enero 2025
30 enero 2025
Pretender creer y difundir que antes se vivía mejor es un insulto mayúsculo a la sensatez porque implica ceguera histórica acompañado de una desmemoria peligrosa que podría volverse en contra nuestra por la sencilla razón de repetir hechos fracasados y muy dolorosos.
Y con esta idea en la cabeza me he sentado en el sillón que tengo en mi estudio y que da a un gran ventanal, que a su vez da a la calle y me pongo a observar la vida de ahora y poder compararla con la que conozco de antes. La vida vista sentado y protegido por un ventanal significa que no puedes interactuar con nada ni con nadie. Se vive lejana y de otra manera como si fuera improvisada. Como un mero espectador que observa pero que no puede influir en nada de lo que va ocurriendo.
En este momento me pongo hecho un figurín y salgo a la calle para patearla. Pasear sin prisas mientras hueles perfumes, escuchas trozos de conversación con sus diversas entonaciones y observas la vestimenta de cada uno. Sus prisas y sus pausas sentados en algún banco. Me pongo a caminar detrás de alguien e imito sus andares para entenderlos. Sin intentar suplantar a nadie percibo que soy otro según me acerque y camine al lado de alguien anónimo. No solo las personas cambian sino también las circunstancias que envuelven a cada uno como ser individual.
Este ejercicio me genera vértigo. Los mismos decorados y las mismas personas vistas desde distintos puntos de vista. Todo es lo mismo pero nada se parece. A veces, cuando la climatología es adecuada, me siento el un banco de madera de esos que hay en la calle y me fijo en los modales y en sus caras. La especie humana es de lo mas diversa pero nos relacionamos con otros de una manera o de otra. La gente no se incomoda porque la mires porque no son conscientes de mis intenciones.
Veo caras de felicidad y de tristeza. Gente hablando con prisas y otros de forma sosegada y tranquila. Veo aventuras y desdichas. Preocupaciones y fantasías. Sus comportamientos y mis impresiones cambian según el día, la hora y la climatología. La gente vive. Deduzco, convencido de que no me equivoco, que antes se vivía mucho peor con las dificultades de ahora porque no hay alfombras en las calles.
28 enero 2025
27 enero 2025
Mi vecina ha hecho las maletas y se ha ido a vivir a otro país. Se ha llevado algunos recuerdos, el idioma y la cultura, aunque después de un tiempo sólo le queda el idioma. Además de vecina es mujer de letras y escribe bien por lo que hay días que nos juntamos para tomar café. Ella es de las de callar y escuchar. Dice que eso es fuente de sabiduría. Escribe bien de mañana, casi al amanecer como yo, pero en las largas tarde-noches de invierno también gusta de esparcir tinta sobre los folios. Hasta que el fuego de la chimenea se convierte en brasas y cenizas humeantes. Ha escrito recientemente que durante el sueño se desprende del cuerpo para soñar con más libertad. Sin ataduras. Sólo habita el cuerpo de día cuando esta despierta.
Me ha escrito hace poco para comentarme que se siente aislada por la lejanía. La distancia la une más a sus seres queridos entre los que me encuentro y siempre termina con la frase de ¿tú me entiendes, no? Sí. Yo la entiendo. Ha sido mi vecina durante mucho tiempo y ya he perdido su fisonomía. No recuerdo muy bien su cara ni su carácter.