Un año más. Se impone subir un escalón en la calidad de las estrategias de este blog. A estas alturas ya se ha convertido en una responsabilidad sociológica. Esto no es una novela. Es historia. Es una reflexión casi diaria de lo que pasa. Nos movemos dentro del círculo de las humanidades. Es cultura, en definitiva. Nos debemos a la gente. Aunque la palabra es singular tiene connotaciones plurales.
Aquí se analizan las cosas y nadie es sospechoso de nada -a priori-. La verdad por delante. Somos demócratas, de izquierdas y libres de ataduras religiosas. Si esto es ser rojillo, pues también. No le tememos a nada -bueno, a Sito de Joferma un poco aunque últimamente está desaparecido-. Una especie de Quijote que acecha en el camino. Algo parecido a un Robin Hood para repartir elogios y broncas a partes iguales y a quién se lo merezca. Una sirena de ambulancia que pide paso. Aclarado queda pues.
Por cierto, el otro día estaba yo en una sala de espera de estas de cosas de médicos. Es una pasada. La gente no apaga el móvil y aprovecha para socializarse hablando en voz alta para deleite de algunos y bochorno de otros que escuchamos. He llegado a la conclusión de que los móviles son sordos porque la gente les grita cuando habla... "Me han dicho que la herida ha llegado hasta el hueso. No lo ha tocado, pero casi. Me han cosido las tres capas que tiene el cuerpo humano. He tenido suerte porque no se ha cortado el músculo ni los tendones ni el nervio. Sólo las tres capas. He dicho que no quería la baja. No están las cosas..." Yo que presumía de saber anatomía y mis carencias han quedado al descubierto. ¡Joder con el autónomo! He decidido no volver a pisar salas de espera de cosas de médicos porque mi autoestima ya no aguanta.
Otra señora también le grita a su móvil -ya he dicho que creo que son sordos-. "Me duelen las cervicales. Tenía consulta con el médico a las doce y me he pasado la noche en vela por miedo a quedarme dormida y no llegar a la hora. La falta de sueño me ha provocado dolor de cabeza y ahora me ha bajado a las cervicales. Tengo que hacerme con un despertador. No. El despertador del móvil no se ponerlo..." La señora en cuestión maneja un iPhone de última generación, por cierto ¿Cómo podrá ser que tenga miedo a quedarse dormida? La cita la tiene a las doce del mediodía. ¿A que hora se levanta la gente?
Estas tonteces me producen fatiga mental y las escribo para compartirlas, que se difuminen y poder relajarme un poco. Estar en una consulta médica y escuchar a la gente que espera es casi tan bueno y entretenido como viajar en el metro de Madrid. Se funde el sadismo de unos con el masoquismo de otros. Es como coger un virus en la cabeza que te ataca a todo el cuerpo y te produce alucinaciones y pesadillas al mismo tiempo. Por si esto fuera poco se escucha de fondo el discurso de investidura de Rajoy para hacer compañía. Gracias por vuestra comprensión ante este tipo de situaciones tan fuertes. Pedid hora al médico. Presentaros con una hora o más de antelación y...¡a disfrutar! Después de esto, si alguien se atreve, que me lleve la contraria. Salud.