No son formas. Nos tendríamos que respetar. Así no se puede. A poco del cuarenta de Mayo y no sólo no me he quitado el sayo sino que tampoco se cuando me lo voy a quitar. Tendría que lucir un bronceado de portada de revista Cosmopólitan o anuncio de After-sun y mas bien parece que tenga anemia y esté en lista de espera para una transfusión de sangre. Me han dicho que "al mal tiempo buena cara". Me lo ha dicho uno que no tiene vacaciones. Al mal tiempo cara de resignación y punto. Las bicicletas son para el verano y las sandalias y los pantalones bermudas y las camisas de manga corta y las gafas de sol y el bañador y muchas cosas más. El tiempo no me respeta y en vez de andar con lo expuesto antes voy por la vida con vaqueros, rebeca, katiuskas, chubasquero y paraguas. Después que nadie se meta conmigo si en pleno Diciembre me voy a nadar. Advierto.
A todo esto y como sea que las desgracias nunca vienen solas, resulta que tengo el coche en el taller y no puedo tomarme el café despertador en es Comerç de Santa María que es mi fuente de inspiración. He optado por es Central que tenemos en el Pla de Na Tesa. ¡Cristo bendito! No me lo puedo creer. A rebosar de marujones de la tercera o cuarta edad ataviados de ciclistas con todos los complementos. No falta detalle y para dar el pego se han dejado el sonotone en casa. No hablan. Gritan,chillan. Andan marcando un "cataclác, cataclác" a modo de pisar huevos y no romperlos con los zapatos de bicicleta de corredor. La tele es decorativa. Nadie la mira pero todo el mundo la escucha gracias a sus vatios de concierto de Lady Gaga.El resto de clientes también gritamos como instinto de supervivencia. No puedo escribir. Ni siquiera puedo mirar el cuaderno. Juego con el lápiz para disimular un tic nervioso casi epiléptico.
De esta manera. Arrinconado en una esquina. En un ambiente hostil. Quiero pensar y no puedo. Podría definir un retrato de cada uno que entra pero saldría un retrato policial de estos de mala cara o cara de mala leche y un letrero de "se busca" por alborotador. Se me antoja que si entraran los premiados de las entradas anteriores cambiarían sus teorías en un pis pas y luego se cortarían las venas. Quiero huir de este ambiente pero antes intentaré pagar que no es fácil y no es broma. He quedado impresionado, conmovido y aterrorizado de esta experiencia. Pido disculpas a los que me leeis por lo que será la entrada bodrio del blog. Lo he intentado pero así no se puede. Esto es la antítesis del Café Gijón. Cuando llegue a casa me apuntaré a Supervivientes o Perdidos y ganaré con nota. Salud.