Por lo general tengo costumbre de ver el lado positivo de las cosas que ocurren y de las personas que provocan las cosas que ocurren. Pero en esto de que el congreso sirva para hablar las cosas con el ánimo de solucionar los problemas de estado y de sus ciudadanos, no le veo ese lado. Me cuesta por mucho que lo intento. Se insultan, se menosprecian y molestan a la ciudadanía que ya no cree en ellos. Es urgente regenerar la vida política. Esto de que le den un escaño a un parado sin estudios por tener carné lo único que hace es envenenar y crispar al respetable. Hay un desengaño generalizado entre el pueblo que ya no distingue colores rojos o azules y confunde derecha con izquierda. Podrían estar en casa haciendo un puzzle de tres mil piezas, una maqueta o algo más productivo como leer un libro, pero esto último lleva trabajo y si no tiene dibujos peor. Les gusta calentar un ratito la butaca del congreso y bastante más calentar la silla del bareto que está al lado del palacio de las cortes.
No saben hablar como la mayoría de los mortales. De forma tranquila y con la sana intención de intentar solucionar problemas que tenemos como pais. No. Ya sabemos lo que hacen. De seguir así tendremos crisis por muchos años y con cualquier gobierno de turno aunque le cambien la Moncloa por el Palacio Real.
Primero se enfrentan entre ellos con pitidos, aplausos, abucheos, pataletas e intervenciones fuera de tono en la tribuna de oradores. Sus desavenencias se extienden hacia el resto de las personas que observamos con estupor lo que ocurre. Es contagioso. Luego vemos discusiones malintencionadas en el trabajo, en la cafetería o en la familia misma. Efectivamente el poder corrompe pero estar en la oposición es peor. La mentira y la difamación sirven como arma para la lucha y si no gusta me lo dice ud. fuera y luego nos vemos en el juzgado. Hay que ser prudentes. Así no se arregla nada y hay mucho que arreglar.
Con respecto a los cinco minutos de gloria de la ciudadana -que no súbdita- pamplonesa sobre su charla con el Príncipe Felipe y su petición de que abdicara para promover un referendum sobre monarquía o república, hay lo que hay. Se puede cambiar porque tenemos mecanismos, pero sin atajos. Voto por lo segundo si sus señorías tienen que comportarse de forma distinta y trabajar mejor. De lo contrario dejemos las cosas como están y disolvamos el senado. Salud.