jueves, 11 de octubre de 2012

Sin prisa

Escribir en el blog me relaja. No preciso la celeridad de la inmediatez. Que ya es mucho. No tengo necesidad de actualizar la actualidad. Esto de: Ahora mismo o ya no me sirve. No es mi caso. Ni mucho menos. Es un sentarse relajado delante de un papel en blanco -una libreta de bloguero- que la llamo yo. Desarrollar un tema o darle forma a una idea. Relatar un sentimiento con todo el tiempo del mundo por delante. El tiempo que haga falta. Lo necesario porque aquí no hay prisas. Luego de todo esto, lo que quede escrito, será leído tantas veces como haga falta para darle forma y consistencia. Corregirlo y pulirlo hasta que quede listo para ser publicado. Es así. Debe ser así para que funcione y yo esté satisfecho conmigo mismo. Es artesanía del arte y de lo artístico. De la plástica de la escritura y de la sintaxis. De lo que ves, oyes, piensas y luego escribes. Pero sin prisas. Lo dije antes. Esta es la pretensión del blog.
Quien lee hace lo propio. No encontrará noticias de actualidad que terminan de suceder. Tampoco se puede entrar con prisas y echar una ojeada. Esto no funciona así. Cada entrada se lee al ritmo que se toma un café. Se sorbe cada palabra y cada frase. Cada párrafo. Es una degustación. Una cata. Busca sabores, gustos, aromas, matices, colores, texturas, formas. Hay que entenderlo en su justa medida y en sus justos términos. Tampoco tiene que haber celeridad por parte del lector. Se lee a conciencia o no se lee. Hay que buscar el momento. La predisposición. El instante de la empatía literaria. O no se hace. Cada uno debe dibujar en su mente la idea que se quiere transmitir. Con lo que está escrito y con lo que se ha callado. Encontrar el punto de encuentro ideal entre lo escrito, lo que se lee y lo que se entiende de lo que se ha leído.
Todas las palabras tienen su propio significado en sí mismas. Estas mismas palabras deberán ser matizadas en el contexto y podrán adquirir otro significado. No hay otra forma de hacerlo. Insisto en que esto es un blog. Son relatos breves. Puro ensayo de ideas, de emociones y de sentimientos. Es un estilo de vida y una forma de entender la vida. No se confunda con un periódico, con una revista rosa, un tratado científico o una reseña histórica de la historia. Entendimiento literario entre dos personas que intercambian puntos de vista y sensibilidades. Pero ante todo tiene que producir satisfacción en todos. Un regusto agradable en la mente y en el alma. Decía que es un ensayo. Un explorar ideas sobre temas importantes, o menos. Es buscar puntos de encuentro entre lo que pienso y escribo y lo que piensa quien me lee. Tiene que haber una intencionalidad, a priori, de complementarse. Un intercambio cultural. Aunque luego no sea así. Que podría ser. Como no. Es la justificación de este blog. Se intenta la perfección aunque no se puede objetivar. Incluso voy a dar por buena una cierta imperfección casi perfecta. Se pretende intensidad en lo que se escribe. Siempre. Pero el umbral de lo aceptable puede variar de un lector a otro. Lo importante es que cada uno tenga su parcela. Su punto de encuentro lo más real posible.
Utilizo un estilo mixto que me resulta cómodo. Un conversar con el lector sobre temas diversos y buscar puntos de referencia y de encuentro. A veces reconozco que dejo deslizar la pluma sobre el papel en blanco y que escriba lo que quiera. Le doy libertad de movimientos y puedo llegar a asombrarme. Escribo descalzo para que el zapato no apriete y las ideas fluyan con más libertad. No me gusta utilizar palabras que precisen de diccionario de cabecera para ser entendidas. El vocabulario coloquial de andar por casa resulta. Es respetuoso y es agradecido. El vocabulario soez no hace falta. Este que utilizamos en la cola del super un día de cabreo y crispación y que además hay alguien que intenta colarse. Carallo.
No tengo que convencer a ningún agente literario ni a ningún empresario editorial. No tengo que escribir para privilagiados. Lo hago para mentes modestas y sensibles. En el fondo hay un cierto pánico encubierto y disimulado. Nos estamos acostumbrando a las prisas y a la inmediatez. Intentaré alejarme lo más que pueda de todo esto. Si cuando escribo estoy en el entorno adecuado se nota y si el que lo lee también está en el entorno adecuado, también se nota. Pues queda dicho. La construcción de cada entrada se seguirá haciendo así. Salud.

lunes, 8 de octubre de 2012

La galería

He visitado una galería de arte. Todo un reto para los artistas, para el galerista y para el espectador en busca de sensaciones nunca antes experimentadas. Un reto a la capacidad de asombrarte. De emocionarte. De no salir indiferente. Una grán fotografía en blanco y negro de un rayo saliendo de una nube negra. El rayo de la fotografía está quieto y desafiante. Me atrae. Me imagino el poder de la naturaleza . Es de una belleza infinita. Su densidad plástica no me deja indiferente. Justo dónde termina el rayo hay una casa. Es el objetivo. Una imagen agradable a los ojos de quien la contempla y desagradable para quién padece una tormenta de estas.
Sigo andando en busca de arte. Aparece en el fondo un sencillo marco en sepia. Me voy acercando. Una hoja de papel reciclado en rústico de color rojo. Bordes irregulares. En el inmenso papel hay marcadas unas rayas negras horizontales. Pequeños garabatos y otros tantos agujeros de distintos tamaños esparcidos. Como si las polillas hubieran estado antes. No acierto. No quiero pistas. Cierro los ojos un instante. Vuelvo a abrirlos y lo veo claro. Es un libro abierto con todas las páginas a la vista. Las líneas son subrayados del lector. Los bordes irregulares implican un libro leído y releído infinidad de veces. Tiene que ser bueno. Los garabatos son anotaciones al margen. Tiene que haber gustado mucho. Los trozos que faltan son párrafos que el lector ha memorizado y ha hecho suyos. Ya no le pertenecen al escritor. Ni al libro. Le pertenecen al lector. Es un libro precioso escrito con maestría. Color rojo indicativo de calidad literaria. Belleza literaria. Sintaxis perfecta. Historia de amor y desamor con final feliz. Pende de un hilo anclado en el techo. El poco aire que circula por la galería lo mueve de forma pausada y ordenada. Es una historia real. Personajes inquietos que se explican mientras los miras. No se el tiempo que he tardado en leerlo pero me ha gustado mucho.
En el otro pasillo hay un pedestal de madera sobre el cual descansa una escultura de tamaño medio. Simboliza una maternidad. Una madre con un bebe en brazos elaborado en terracota. No es una maternidad cualquiera. Es especial. Impresiona. Es una imagen desgarradora. El hijo que tiene en brazos está muerto. Ella no se desprende de él. Lo sujeta con fuerza. Madre e hijo se funden en una escultura de especial belleza. Por el significado. La sensibilidad del momento me eriza el vello. El gesto de la madre es natural dadas las circunstancias. De la madre se deducen los ojos más bonitos del mundo. Joven ella. Los ojos hundidos por el dolor. Las pupilas pequeñas porque están de luto. El artista ha comprendido y ha conseguido expresar la belleza del dolor. Empaticé con la madre. Rabia contenida por la crueldad del hecho. Fue un encuentro útil para mí. En esta galería no puedes practicar la indiferencia. El autor es un artista de las artes plásticas.
Otro cuadro de grandes dimensiones. Colocado deliberadamente en el suelo y apoyado a la pared con una suave inclinación. Es un papel que contiene un escrito. No puedo leerlo porque no conozco las letras. Me resultan atractivas pero no las distingo. Veo palabras que forman un texto. Son palabras dibujadas. Es geometría de las letras. Dibujo de las letras. No entiendo nada pero no pedo dejar de mirarlo. Es interesante lo que pone. Un tratado de filosofía escrito en alguna lengua muerta. Trazados casi perfectos. Al rato intuyo un mensaje. Es una metáfora de la vida que me obliga a reorganizar mis ideas.
Al final del recorrido me encuentro con una pared inmensa y un sólo cuadro en el centro. El cuadro de los relojes y del tiempo. Fondo azul. Un hombre con mil caras rodeado de cientos de relojes. Cada uno es distinto a los demás y marca una hora distinta de los demás. El tiempo existe porque existen los relojes y el tiempo pasa porque lo dicen los relojes. Este señor quiere huir del tiempo y de los relojes pero no puede. No quiere agobios. No quiere llegar antes ni tarde. Es esclavo del tiempo. Como todos.  Impresionante expresionismo. Lo miro y pienso en las horas, minutos y segundos que han pasado por mi vida y que no habré vivido. Ya no puedo recuperar nada de esto. El tiempo no es oro. El tiempo es tiempo y es valioso.
Salgo de mi asombro y me doy cuenta que estoy solo en la galería. El dueño, cuando entra alguien, cierra la puerta. Nada está en venta. La cultura y el arte es patrimonio de todos. Salud.

jueves, 4 de octubre de 2012

Port des Canonge

Las campanas sonaron a ocaso, a retiro, a descanso. 
A cerrar calles y plazas, hasta el día siguiente.
 
Yo en la playa. Acompañado por el mar y las estrellas.
El mar viene manso a morir a la orilla. Sin romperse. Sin espuma.
 Las sombras enmudecieron. En la oscuridad agobiante. Invisible.
Mientras, ando por la orilla. Descalzo, sobre la arena.
No he visto huellas. Miro hacia atrás pero no dejo huellas.
Extraña sensación. El mar me las borra en la oscuridad.
 
Sentado en la orilla. La inmensidad del firmamento.
Una estrella brilla más. Me enamoro de ella.
No quiero ir a descansar. Me quedaré aquí. Para mirarla.
En la oscuridad más absoluta. En el relajante silencio.
 
El universo, tú y yo. Irremediable paz interior.
La luna como testigo. Desde lo alto del firmamento.
Nada me sale. Quiero decirte. Nada digo. 
Tu brillo me confunde. Ese brillo de estrella. Que enamora.
 
No todo es leer ni todo es escribir.
Mirar. Sentado en la arena de la playa. Mirar y esperar.
Mejor si es noche cerrada. Que siga cerrada.
 
Nadie en la noche nos molestará. Noche de final de verano.
Te irás con las primeras luces. Yo también.
Nos iremos al mismo tiempo. Como hacen los enamorados.
Se que mañana volverás. Yo también volveré.
Me conocerás por el perfume de mar. Yo por tu brillo.
Con la mirada nos diremos cosas. Sólo con la mirada.
 
El sol se ha escondido detrás del horizonte del mar.
Han vuelto las sombras y el agobiante silencio.
El pescador que conoce las estrellas ha dicho que no existes.
Entiende de estrellas, por no de brillos de amor.
 
Hoy el mar viene revoltoso a la orilla, espoleado por el viento.
Ni siquiera la espuma que moja mis pies me molesta.
El pescador cree que estoy loco. No entiende de enamoramientos.
La cantidad de cosas que nos decimos. Sin abrir la boca.
Nos volveremos a ir juntos como hacen los enamorados.


domingo, 30 de septiembre de 2012

Canela en rama

Sale en la prensa que hay una profesión con futuro que es la de indigente o vagabundo y que está en alza . La profesión más buscada en el presente es la de fantasma. Nada nuevo. Cada vez hay más. Mi vecina no quiere ser ni una cosa ni otra. Ha hecho las maletas y se ha ido a vivir a otro país. Se ha llevado algunos recuerdos, el idioma y la cultura. Después de un tiempo sólo le queda el idioma. Además de vecina era mujer de letras. Escribía de todo y bien. Había días que nos juntamos para tomar café. Ella era de las de callar y escuchar. Decía que era fuente de sabiduría. Escribía bien de mañana. Como yo. Pero en las largas tarde-noches de invierno también gustaba de esparcir tinta sobre los folios. Formaba letras, palabras, párrafos y más. Los folios en blanco están para esto. Para que escribas en ellos. Eso hacía. Hasta que el fuego de la chimenea se convertía en brasas y cenizas humeantes. Utilizaba la sensibilidad de la mano que recibe energía de la mente, del corazón y del alma. De los recuerdos. No se desconcentraba. Había escrito recientemente que durante el sueño se desprendía del cuerpo para soñar con más libertad. Sin ataduras. Sólo habitaba el cuerpo de día. Cuando estaba despierta. Dormir sin cuerpo le impedía tener pesadillas. Así lo hacía y sólo soñaba. Desde que empezó a escribir con asiduidad tuvo muchas experiencias. Pero seguía teniendo sed de experiencias. Se mostraba celosa de todo aquello que la inspiraba. Pero seguía buscando la inspiración. Si otros la ven puede desaparecer, decía. Esto la ponía celosa más que otra cosa. Así era mi vecina. La que se ha ido a otro país menos bananero para seguir escribiendo con libertad.
Me ha escrito hace poco. Me dice que no se siente aislada por la lejanía. La distancia la une más a sus seres queridos entre los que me encuentro. Si ella lo dice será así. Me escribe cuchicheos y susurros con la boca cerrada y los labios sellados. Luego termina la frase con un ¿tú me entiendes, no? Sí. Yo la entiendo. Ha sido mi vecina durante mucho tiempo. A ella le dará lo mismo pero a mi me cuesta relacionarme con ella porque se encuentra demasiado lejos. He perdido su fisonomía. No recuerdo muy bien su cara ni su carácter. Ya no veo su silueta en las puestas de sol. Qué habrá ido a buscar a un país tan lejano, caramba. Libertad, me contestó. Le he dicho mil veces que la esperaré el tiempo que haga falta. Quiero seguir compartiendo su amistad, sus tertulias de café, sus consejos y su vecindad. Yo no voy a ir allí. Ella no piensa en volver aquí, de momento. Mientras, pues, nos relacionaremos en la distancia. Seguro que leerá esto.
Estoy leyendo a un poeta. De los de verdad. De los que escriben con la pluma y se inspiran en el alma. Dice que a veces hay cosas que le hacen llorar. No derrama lágrimas cuando llora de alegría. No hace falta. Sólo cuando llora de pena. Las lágrimas son para sacar las penas fuera, que dentro hacen daño. Qué bonito lo que escribe el poeta. No puedo escribir como él, pero le admiro. Mi vecina era una gran lectora del poeta y de muchos otros. Leía más allá de las letras escritas. Leía lo que realmente quería decir el escritor y luego me lo explicaba. Todos los libros llevan un mensaje oculto entre las letras. Entre las líneas. Entre los párrafos. Ella lo encontraba enseguida. Venía a casa y se ponía a leer hasta tarde. Alargaba el atardecer hasta el anochecer para tener más tiempo. Ahora estoy huérfano de vecina. No tengo a nadie que me explique lo que se esconde en las letras de los libros. La lucidez no dura todos los momentos del día. Uno sólo es brillante a ratos. Me cuesta convivir con esto. Desde que decidió irse a otro país ha dejado, en mí,  una cicatriz que a veces molesta y duele.
He llegado a pensar que había algo más que una relación de vecindad. Eso pensé. Hace algún tiempo que no se nada de ella. Ella no podría estar sin escribir. Seguro que estará escribiéndo. Usará un seudónimo. Seguramente. Ella escribía la actualidad agridulce. Para escribir penas y miserias había otros. En el otro país dónde está mi vecina no tiene que aguantar al dueño del chiringuito de la cultura que le ponga trabas a sus libros con impuestos desmedidos. El año que viene recorta un treinta por cien. Lo ha dicho sin sonrojarse y luego no ha dimitido. Se le irá el sueldo en orfidales. Si mi vecina estuviera aquí escribiría sobre esto. Me conviene ir abreviando y finiquitar esta entrada o parecerá el prólogo de una multilogía. Muchos libros que hablan de los mismo. Hacen que se agoten los pretextos para explorar emociones y sentimientos humanos. Estos sentimientos que se esparcen por el mundo y se diluyen con este invento que se llama emigración. ¡Vuelve vecina! Ahora mismo lo único que me queda de ella es el aroma de la canela en rama que ponía en las infusiones de las cuales era adicta. Salud.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Escribir relato breve.

Según consta en unos informes publicados de unos esudios recientes, a día de hoy, hay más gente que escribe que la que lee. Evidemtemente, así de entrada, este dato no es creible. Si todos los que leen tambien escribieran empatarían. Para escribir medianamente bien y no rozar la mediocridad ni la indecencia hay que leer. Lo que se escribe no sale de la nada -aunque sea creatividad-, sale de la reflexión y del pensamiento de lo que ya se ha leído. También puede uno inspirarse en las vivencias pero, para ser literalmente correcto, tienes que tener mucha letra leída. Toda la gente que lee no escribe. Así son las cosas en la realidad depués de tamizar los informes de los estudios.
En lo que sí convengo es que hoy en día es muy fácil escribir por la grán posibilidad de accesos a los que se dispone para hacerlo -otra cosa es que se publique todo lo que se escribe-, sea en papel o en digital. Entre editoriales, instituciones, ayuntamientos, fundaciones, etc. se contabilizan algo más de quinientos certámenes de escritura -literatura, novela, narrativa, ensayo, poesía, etc.- y la media de obras presentadas es de trescientas por certamen. Algunas de ellas, por su prestigio, superan las setecientas obras. Otras, en cambio, no llegan a las cien. Esto es estadística pura y de la buena.
Redactar una situación concreta es narrar una historia o parte de ella. El relato breve está de moda y ahora es el momento de escribir sobre ello. Todo se relaciona con la forma de plantearlo por parte del escritor. Si el autor es detallista el lector no tienene muchas opciones de aprovechar su imaginación. Ésta queda anulada. El autor o escritor se encarga de todo incluso lo pasa por el turmix para que los lectores desdentados puedan consumir. En sentido contrario, autor poco o nada detallista, lector libre de montar el decorado a su gusto. Imaginar. Cada uno tiene sus preferencias y le da horas y minutos a su imaginación. No queda otra. Hay lectores que sólo quieren leer sin tener que pensar. Otros, sin embargo, quieren leer y pensar y poner los complementos que creen oportunos. Cuando no hay detalles porque no se han puesto carecemos de referencias sobre el lugar dónde ocurre, en qué fecha ocurre, qué cara tienen los actores, qué cara ponen los actores cuando dicen alguna cosa -fruncen el ceño, lo dicen espetando, miran hacia ningún lado, miran fijamente, están tristes, lloran o están contentos, etc.-. No sabemos el lugar donde se desarrolla la acción -un bar, una casa particular, la calle, una plaza, un tren, etc.-. Desconocemos los nombres de los actores su historia y su edad. En un diálogo no sabemos quién dice qué ni si en algún momento se repite. No se nos dice si el actor cuando habla está sereno, sosegado, tranquilo, crispado, enfadado, sonriente, increpa, habla con incredulidad o convencimiento.
No hay pistas. Sólo está la historia que puede ser muy interesante en sí misma, o carecer de ella. Pero el que lee necesita más. Si el escritor no detalla traspasa esta función al lector con total libertad. En el relato breve hay que colaborar con el escritor imaginándo todo lo que he detallado que falta. Esto supone un esfuerzo mental y una colaboración activa con quien escribe. Por eso se llama relato breve. No porque sea breve en el sentido literal de la palabra, sino porque el escritor deja de detallar tantas cosas que la historia se cuenta en brevedad porque no hay espacio para nada más. A cambio de esto el que lee da rienda suelta a su imaginación.
Todo es literatura y cultura y todo es bueno. Cada uno sabrá lo que le gusta leer y a quién le gusta leer. Pues a leer mucho y a coger cultura que es bueno para la salud. Aunque algunos ponen pegas, otros somos especialistas en saltos de obstáculos. Salud.

martes, 25 de septiembre de 2012

La cultura

Escribe el golpista de pluma despuntada, pensamiento mediocre y mirada depredadora antes de abordarte. Escribe que le preocupa la cultura. Ya ves. Él que se comporta como un corcho en aguas turbulentas y tormentosas y que siestea acomodado en la ñ mientras los académicos debaten. Reconoce el golpista, nacido un año antes de nuestra gran guerra, que el idioma castellano es importante. Al teatro acuden un millón de espectadores más que a los estadios de los cuatro mejores equipos de fútbol de primera división juntos. Es importante pues el teatro y la cultura. Reconoce el golpista de pluma despuntada y pensamiento mediocre que crear un ministerio de cultura fue un acierto por parte de primer presidente socialista de la era democrática post franquista. Dice que España es una de las cuatro potencias culturales del mundo y podría convertirse en la primera gracias a nuestros escritores, pintores, arquitectos, cineastas, músicos, científicos, etc. que se mueven en la élite mundial de la cultura. Es cierto. Tiene razón. Incluso yo se lo reconozco porque no soy rencoroso con el corcho que siestea en la ñ.
Escribe que le escribió a Don Mariano diciéndole que no quería darle consejos porque había demostrado sobradamente que sabía equivocarse él solito sin ayuda. Pero que sería importante un ministerio de cultura fuerte. Cuanto más, mejor. No le ha hecho caso el presidente porque ha montado un chiringuito de playa y del deporte y, de paso, le ha añadido algo de cultura para que no se diga. Les importa menos que un pimiento. Le ha devuelto cierto favor al amiguete que en el congreso siempre pone cara de traspuesto como si se hubiera chutado algo prohibído. Con perdón. Este amiguete, en su inmensa incultura, está desmantelando el chiringuito que ya no sirve ni para desguace. No le inspira ni a su mujer. Que tampoco es novedad. Impuestos desbordados y agobiantes. Aumento de tasas para los que quieren aprender cosas. Supresión de becas y ayudas. Un sinfín de despropósitos encaminados a que la cultura española pase a ser una anécdota y quede al nivel de lo que desentierran en Atapuerca. Termina el de la mirada depredadora antes de coger carrerilla para tirarse sobre ti y morderte en el cuello que, dentro de unos siglos, nadie se acordará de los ministros de cultura pero seguirán leyendo a Cervantes y admirando a Velázquez y a Picasso.
Y para los que hablan de la generación perdida. Generación irrecuperable. Generación ni-ni. Pues que puede ser que algo haya. No quiero hablar de generación sino de personas. Hay muchas personas si-si. Gente que "sí" escribe o se dedica a la cultura y a la intelectualidad en cualquiera de sus facetas y "sí" triunfan en lo que están haciendo. Hay que tener ganas. Desperezarse a tiempo. Instinto luchador y faltos de miedo para afrontar el futuro. Hablar de generación perdida es ningunear a muchas personas. No es bueno generalizar en esto de la cultura. El dueño del chiringuito no les facilita el trabajo en modo alguno porque no le importan. Su mujer sí porque de lo contrario, no moja. El trabajo en caída libre hacia la esclavitud. Buscando alternativas y aportando ideas para salir adelante y los del gobierno pisoteando. No escribo una crítica. Escribo la realidad.
A nadie se le escapa que las expresiones culturales -sean las que sean- son connaturales a la existencia humana. Algunos siempre lo hemos entendido así y otros todavía no lo han descubierto. Lo cierto es que las personas tenemos una irreprimible tendencia a la cultura. Nunca antes ha habido tanta gente leyendo y escribiendo. Ambas cosas están al alcance de cualquiera. Incluso a mi se me está permitido, de momento, escribir en este blog. Ahora mismo que me siento inspirado noto como las palabras se expanden por sí solas. Tenemos sensibilidad y tenemos la obligación de decir estas cosas para que el chiringuito del deporte y la cultura no termine por los suelos. No lo tirará nadie en particular. Se caerá solo por falta de mantenimiento y dedicación. Se me ocurre la abolición inmediata del senado y su conversión en un auditorio de música clásica. Todos ganaríamos porque se le daría una utilidad que ahora no tiene. Algunas personas son capaces de destruir cualquier cosa incluso a ellos mismos. Pero no podrán destruir las estrellas. (Si algún pelele lee esto y no lo entiende sepa que es un eufemismo). Me refiero a todas aquellas personas que brillan con luz propia y que triunfan porque juegan en la primera división mundial de la ciencia y la cultura.
No hay dinero. Claro. Ya lo sabíamos. Lo primero es un aeropuerto con estatua oxidada en Castellón. Necesitamos con urgencia una carrera de "administrador de dineros públicos honesto". De momento tenemos que tragar con estos que calientan butacas en el congreso y sillas en el bar. No me olvido del golpista de pluma despuntada. Mentalidad mediocre. Escritura imperfecta e impertinente que a medida que cumple años parece que se haga de izquierdas. Ya ves lo que son las cosas. Este es un cambio positivo dentro de su propia evolución. Salud.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Un premio merecido

El último "Premio Principe de Asturias" de las ciencias ha sido otorgado a tres ilustres neurobiólogos cuyo nombre recuerdo perfectamente y escribiré porque toca. El premio no ha sido gratuito. Ha sido merecido. El cerebro humano es tremendamente complejo y su funcionamiento no se puede simplificar con teorías ocurrentes ni mediáticas. Esto es ciencia amigos.
Sabíamos que teníamos cerebro. Desde siempre. Conocemos la ubicación, el tamaño y el peso. Me consta que algunos homínidos lo tienen ubicado en otro sitio del que dicen los científicos. No daré detalles. Incluso ceo que el peso podría ser negociable. Sabemos que algunos personajes son unos descerebrados. No tenemos la certeza de que todos utilicen el cerebro o lo hagan de forma adecuada. Algunos llevan activado el limitador. Ahora sabemos algo más que se nos antoja espectacular. Estos neurobiólogos han descubierto que el cerebro humano sigue creando neuronas constantemente, incluso en la edad adulta. Es un grán avance científico porque se abre una linea de investigación en el tratamiento de enfermedades -agudas o crónicas- pero siempre neurodegenerativas. Y esto bien merece un premio.
Altman constata de la existencia de neurogénesis en el cerebro adulto en contra de lo defendido hasta ahora. Rizzolatti descubre las neuronas espejo. Estas que se activan cuando un individuo observa a otro realizar una acción. Son la clave de la empatía, ya que su papel es fundamental para entender los sentimientos del prójimo. Algunos bípedos no tienen ni tendrán neuronas espejo en su vida. Es una opción de vida. Les importa un carajo empatizar con nadie. Pues nada. Álvarez-Buylla nos permite conocer mejor cómo se forman, migran y se diferencias las neuronas en el cerebro jóven y adulto. Ha dado con la clave para saber cómo se regeneran, lo que abre la posibilidad a futuras terapias reparadoras. Hace falta investigar si todas las personas son susceptibles de que se les pueda aplicar este tipo de terapia reparadora o es mejor dejarlo e invertir en otras cosas. Cada cual opine.
Un lúcido análisis de la situación en modo filosófico, metafísico, esotérico y cosas así nos dice que muchos homínidos bípedos de la era del homo requetesapiens y del homo sabelotodo nunca llegan a utilizar sus neuronas ni siquiera las de leche. ¿Para qué necesitan más, pues?
Todas las personas tendrían que pasar un corte. Exigirles un mínimo. Damos por buena las teorías de que tenemos cerebro, neuronas, neurotransmisores y pensamiento racional. Quien no aproveche esto de forma deliberada que se les nomine para ser expulsados de la humanidad como en un Gran Hermano. Si alguien montó todo el tinglado del cosmos, la tierra, un tio y una tia y una jodida manzana en siete días y de la nada, nosotros en el siglo veintiuno, con todos los recursos imaginables y tanta tecnología podemos demostrrar que estos premios están bien dados porque las teorías son verídicas. "Yes, we can". Salud.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Aburrimiento

Amaneció antes que el sol. Nunca permitiría que fuera al contrario. Estiramientos deportivos profesionalizados y personalizados dentro de la cama antes de poner los pies en el suelo. Organización mental del día. Nada significativo. Nada de interés. Lo de siempre, como siempre. Un rato para despejar la mente y aclarar las ideas. Respirar aire limpio después de abrir las ventanas. Desintoxicarse de la noche aunque todavía es de noche. O es de día pero sin haber amanecido. Qué más da. Cuando salga el sol él le estará esperando. Como cada día.
Destino trabajo. Callejear los últimos metros para relajar músculos  y tensiones. Cuando entra en la oficina el conserje le saluda y le ofrece el parte meteorológico que la noche anterior memorizó del telediario. ¡Buenos días. Hoy tendremos temperaturas suaves similares a las de ayer. Nubes y claros. Dónde haya nubes habrá posibilidad de que llueva. Dónde haya claros lucirá el sol! Gracias. No hay como un buen parte meteorológico antes de empezar la jornada laboral. Es imprescindible sobre todo si no piensas abandonar la oficina en todo el día. Mas que un trabajo rutinario parece un tratado filosófico sobre el aburrimiento. La fosilización de las ideas para que perduren intactas para los tiempos eternamente. Después del conserje viene el momento secretaria. Señora amable y educada donde las haya. Eficaz en el trabajo. Señora que lleva años detrás del contrato fijo y que no ha perdido la esperanza. Una aspiración de siempre y de muchos. Sonrisa amplia y buenos días sonoros. Que no haya dudas. Café solo, largo, descafeinado y con un terrón de azúcar. 
Cuando cierra la puerta del despacho empieza la desazón. La experiencia de la soledad. Andar y desandar sobre la moqueta sin zapatos porque resulta relajante. Nunca imaginó un trabajo así. Leer rápido y mal lo que otros han leído rápido y mal. Cuanto más mejor. Es asesor de una editorial y ésta publicará lo que él diga. El resto se devolverá. Se comprarán los derechos a algunos no fuera que con el tiempo cogieran nombre. La editorial tiene que estar preparada y tener algo escrito del tal escritor que tiene prisa por publicar. De vez en cuando hay que parar. Se quita las gafas y masajea sus sienes. Un vaso de agua fresca. Acomodar la vejiga. Lavarse las manos. Estiramientos deportivos profesionales y personalizados. Adecuados al despacho. Vuelta a seguir. La gente lee por placer. Él antes era uno de ellos. Ahora lee por obligación. Es su trabajo. Un trabajo de responsabilidad. Una edición que no se vende bien son pérdidas y los mandamases te lo recuerdan a cada momento. Hay que leer más y mejor. Esto no se tiene que repetir. Las alegrías sólo vienen cuando hay que reeditar. ¡Buen trabajo! Con autores consagrados ya ni lees. Editas directamente porque más pronto que tarde estará todo vendido. Los noveles siempre son una incógnita. La suerte no siempre acompaña. No te sirven de nada todos los sentidos porque no te enteras por falta de tiempo.
Ha conseguido tener éxito porque tiene truco. El éxito le ha proporcionado despacho propio. Conserje con parte meteorológico y secretaria con sonrisa y café en busca de contrato fijo. Hay que mantenerlo. Tiene varias cuentas en una red social. Sigue a cualquiera que se ponga en el camino. Retwittea algunas cosas de los que sigue para mantenerlos al tanto. Algunas menciones y otros tantos favoritos. El trabajo consiste en poner frases sueltas y cogidas al azar de los manuscritos que tiene que leer y opinar. Copia y pulsa tweet. A esperar. Algunos programas informáticos le ayudan. Se trata de contabilizar favoritos, retweets, menciones y seguidores. Vuelve a copiar frases cortas de sus manuscritos y pulsa tweet. Hace un seguimiento diario y pormenorizado de todo. Mantiene viva la cuenta con varios manuscritos al mismo tiempo. Recuento final y a la reunión del consejo asesor de la editorial. Lo que recomienda se vende bien. Ha publicitado el libro antes -tweet a tweet- y sabe los resultados antes que los demás.
Termina su rutina acogedora y a casa. Hace tiempo que le ronda por la cabeza ir a trabajar a otro país. Conocer culturas, gentes, paisajes y demás. Los compañeros le alimentan la fantasía para que no se vaya. Un día cogió y se fue. Al principio se puso en contacto para decir que escribía por placer y necesidad y tenía éxito. Luego dejó de comunicarse y no se supo más. Nadie ha vuelto a saber nada más de él. Si lee esto que sepa que le recuerdo con cariño. Salud 

lunes, 17 de septiembre de 2012

Pitonisa

¿Lo viste? No. No lo vi. No me interesan este tipo de cosas. Hace tiempo que me di de baja de todo esto. He dicho en otras ocasiones que me aburre la política, los políticos y la interminable crisis que han inventado para recortarnos cosas.
Me importan un carajo los invisibles brotes verdes -esos que nunca nadie ha visto-. Formo parte de un pueblo daltónico que confunde el verde con cualquier otro color. Sobre todo el marrón. Los ojos de los políticos son los únicos que distinguen el verde.
No tengo por costumbre conversar con gente que miente cada vez que abre la boca. No les entiendo bien porque con la nariz larga no vocalizan lo que debieran. No quiero saber nada de todo este tinglado. Mucho menos si no puedo opinar en el momento y en directo. No lo vi.
Pues ha sido el programa más visto en su franja horaria. Así nos va. Reírle las gracias al cretino de turno no desgrava ni puedes incluirlo en el currículum. En esto estaba antes de empezar una sesión con una Pitonisa de las buenas. De las de pago. Clausuraban unas jornadas y por ser el último día montaron unas casetas a modo de consultas.
Era mi primera vez y me hacía ilusión a la par que sentía un hormigueo en el estómago. Estas también mienten pero no aburren. Pueden llegar a ser de lo más divertido. Son obvias. Me dijo que no era mi día de suerte para comprar lotería. Que no me molestara. Ya la he comprado bien de mañana. Pues no vuelva a comprar. ¡Oiga que yo no soy de comprar lotería a todas horas ni en cada esquina! Esto está bien. Le ayudará a ahorrar.
En ningún momento me miró a los ojos. Tenía su mirada puesta en un espejo que había colocado sobre una mesita camilla. Movía las manos en un  vaivén incontrolado. Como epiléptico y diera calambres. Hoy le consultarán cosas trascendentes. Cuide bien lo que dice. Al llegar a casa llamaron del CIS para una encuesta. Trascendental. Me preguntaron que si lo vi y qué me pareció. Colgué el teléfono.
Veo que tiene usted una fobia. Ve mal. Tengo varias y cada día aparece alguna nueva. El espejo no me dice a qué. Es igual. No se esfuerce ni fuerce al espejo. Yo se a qué tengo fobia y a quién. Siga mirando que me tiene intrigado. Eso de que te digan el futuro impone. Te tiene en tensión por lo que te puedan decir y que tu no sepas.
Perdone que la interrumpa pero en lugar de mirar el espejo y decirme esas cosas que no me importan ¿no podría yo preguntar?  Usted mira y me contesta. Como si fuera una entrevista. Ahorraremos tiempo y podré saber lo que verdaderamente me interesa. ¡Ah, esto no funciona así! Yo sólo digo lo que veo. Seguirá siendo así pero sólo tendrá que mirar aquello que yo pregunte por interés personal. Le advierto que yo nunca he trabajado así. Es contrario a las normas que precisamente se han debatido en estas jornadas. ¡Pruebe!
¿Viviré hasta los cien años? No me sale. No está en el espejo. Busque por vivir, por cien, o por años. Tiene que estar. Aquí levantó los ojos y me miró. Nuestras miradas se cruzaron. Se la veía inteligente pero enseguida comprendí que se dedicaba a esto para sobrevivir a la crisis. Estos datos tan exactos no se aprecian en el espejo. Puede que sí y puede que no.
De todas formas no se lo recomiendo. Cien años son muchos y llegan a cansar. Sobre todo las impertinencias de la vida. A los centenarios que vienen a consultarme les digo que tendrán salud y vivirán mucho. Se van reconfortados. Están desarmados y lo único que hacen es jugar al escondite con la muerte sin pensar que ella terminará por encontrarlos. Muchos no vuelven.
Me ha ido bien esta sesión casi espiritual con un final muy material. Cincuenta euros y la voluntad por conversar. Los amigos no cobran por conversar. Pues le ha salido barato. Hoy ponemos precios especiales porque clausuramos las jornadas. 
Queremos que esto sea una carrera profesional de grado medio y poder trabajar como autónomos. Mi amiga la Puri no sabe leer pero entiende los espejos. Pues cuando yo era pequeño teníamos una clase de lectura. La echo de menos. Leer algo que nos gustara a todos. No sólo lo que le gustaba al profesor. Algunos aburrieron la lectura por esto. La consecuencia es que la gente acude poco a las bibliotecas.
La gente acude mucho a consultas en las que tiene que esperar y no hay libros. Hay que llevar los libros al lector para que entretengan el tiempo. Es cosa de las librerías. Me da igual quién sea el responsable. Sería una forma de promocionar la lectura. A estas alturas tendría que ser normal acudir a una consulta y encontrar libros en lugar de revistas de cotilleo.
Tenemos que implicarnos e intentar elevar el nivel cultural de la gente. A la pitonisa que cobra por hablar y escuchar y que dice lo que supuestamente ve en el espejo le parece buena idea. Salud.  

viernes, 14 de septiembre de 2012

Madre soltera

Hay un escritor al que me gusta leer porque escribe bien. Le sigo. Me refiero a sus escritos. No somos amigos de tomar café juntos porque hay tierra y mar de por medio. Pero intercambiamos frases. Escribe desde la contemporaneidad pero se basa en los clásicos porque nunca mueren. Les cita cuando toca. Son buenos los clásicos y él. Anda ocupado en escribir su última novela. Todavía le falta pero lleva buen ritmo.
No es de madrugar. Utiliza sábanas pegadizas pero una vez que se ha desprendido de ellas ya no para. Es un argumento sencillo. Una madre soltera que trabaja fuera de casa, cuida a su hijo, trabaja de ama de casa y escribe su opera prima. El trabajo fuera de casa le lleva tiempo y dedicación. Cuidar a su hijo le lleva tiempo y dedicación. La casa le lleva tiempo y dedicación. Escribir su primer libro le lleva tiempo y dedicación. Todo junto representa una responsabilidad casi agobiante. Le he dicho a mi amigo de intercambiar frases que son demasiadas cargas para su protagonista. Demasiadas cosas para tan poco tiempo.
A este ritmo, su protagonista, no llegará a terminar el libro. Que la ponga en el paro. Que le libere del hijo. Que la una a alguien para compartir tareas. En definitiva, que le dé tiempo. Nada que hacer. Le debe esta novela a una amiga suya que vive esta misma situación. Va sobrado de energías, desborda vitalidad y sigue con el empeño. Lo hace bien. Es un homenaje a estas personas que luchan en la vida por buscarse un hueco. Un puesto digno en la sociedad. Cada tropiezo una experiencia. Cada caída una perspectiva. Los objetivos están claros porque sabe dónde está la meta y conoce sus posibilidades. El horizonte está lejos. Pues no perdamos tiempo.
Mi amigo de intercambiar frases visita regularmente a un psicoterapéuta de pago. Se tumba en el diván y larga gasta la afonía. El especialista toma notas y pregunta. A veces hasta pone pegas. ¿Tú te crees que el otro día me dijo que le dibujara lo que pienso? Yo no soy dibujante de ideas ni de emociones, ni de estados de ánimo y mucho menos de sentimientos. Yo escribo sobre estas cosas, no las dibujo. Soy de letras y se lo puedo escribir. Quiere dibujos. ¿Tú crees que en los dibujos verá mi estado de ánimo? Yo creo que me está vacilando para sacarme más dinero. Le digo, dibuja cualquier cosa que se te ocurra y a ver lo que te dice. Incluso puede que sea divertido y luego escribes lo que te diga del dibujo de tus emociones. Me contesta que el psicoterapéuta le ha comentado que lo ve hiperactivo pero que es normal a su edad. 
El otro día tuvimos un twitterencuentro y me puso al día. La novela sigue bien. Diríamos que está encarando la recta final pero ha tenido que parar temporalmente. El psicoterapéuta, al ver uno de los dibujos de las emociones, se ha deprimido. Cuando voy a la consulta él se tumba en el diván y me larga hasta la afonía. Yo le tomo notas y se las entrego para que las consulte. Me tiene absorbido por completo pero me encuentro mucho mejor. Cómo cambian las cosas según estés tumbado o sentado. Me dice cosas profundas y divertidas al mismo tiempo. Aprovecho para poner añadidos a las notas. Cosas que se me ocurren y lo tengo despistado. Interpretar el papel de aprendiz de terapeuta da mucho juego y me entretiene. Le he puesto a prueba y le he dicho que me dibuje sus emociones y sus sentimientos. Me ha pintado un esqueleto con un cráneo muy grande y desproporcionado. He preguntado a Google y me ha remitido a una www de Freud. He llegado a la conclusión de que quiere morirse. El caso se nos ha ido de las manos. Necesita a un psiquiatra de verdad.
Mi amigo de intercambiar frases ha retomado la novela. Me ha hecho caso y le ha buscado una pareja estable a la protagonista. La novela resulta menos agobiante y más reflexiva. Está satisfecho con los resultados. La novela tiene dos partes bien diferenciadas. Cuando se publique sabrá si ha acertado o no. El lector no se equivoca y emitirá un veredicto. Ahora no tiene psicoterapéuta. En los ratos ociosos dibuja emociones, sentimientos y estados de ánimo. Luego mira los dibujos, se inspira y escribe sobre ellos. Estoy convencido de que está loco pero no se lo he dicho. Salud