viernes, 22 de junio de 2012

Escudos humanos

He leído, sin ánimo de molestar, algunos conceptos básicos que quiero recordar. No tienen la misma significación, pero en el fondo se pueden interpretar de forma conjunta sin alterar para nada los contenidos. La deontología como fundamento de las buenas normas y costumbres al que todo profesional está obligado ya que su espacio de libertad está sujeto a la responsabilidad del cargo. La ética como una justificación racional de las normas que rigen la práctica de la profesión y la profesionalidad. La moral como un conjunto de reglas que conducirían la conducta del ser humano en su momento profesional y como persona. Consigo mismo y con la sociedad con la que se relaciona. Estos conceptos, pues, marcarían las actitudes virtuosas en la práctica de una profesión y máxime cuando ésta es la de cuidar y curar personas enfermas.
Dicho todo lo cual prosiguió el sabio...y luego se preguntan el porqué de mi estrés...¿con qué estado de ánimo me presento a trabajar si mi compañero se hace llamar injusticia?...Para ser vulgar no hace falta estudiar una carrera y especializarse en algo. Basta con pronunciar aquella fatídica frase acuñada por no se quién y no me importa, "cumplo a rajatabla con mi deber", a sabiendas de que no es así. Me acuerdo, ahora mismo, de Luis Aguilé y aquel estribillo que le hizo famoso, "es una lata el trabajar, todos los días los tengo que aguantar"...o algo así. Quién no la conoce. Ha sido un lapsus de mi subconsciente que cuando está lleno rebosa al consciente y me abre los ojos. Últimamente el lugar de trabajo se ha convertido en territorio hostil. Hay opiniones encontradas en la forma de hacer las cosas y en la manera de entenderlas. La escena es desoladora y propicia al desánimo. Se aprecia indefensión y fatalidad. El malestar va en aumento. Es un todos contra todos para derrocar al de arriba. Es la crisis dicen algunos. No, son los recortes dicen otros. Qué va, son los complementos dice un colectivo. Se comportan como los mercados. Metiendo presión. Hacen un trabajo especulativo. Un aplicar la máxima de "a mi nadie me jode".
En estos momentos este blog se ha convertido en una vía de escape. Para quién lo escribe y para algunos de los que lo leen. Digo con esto que las cuestiones previas con las que empezaba esta entrada han sido aparcadas por una mayoría de licenciados reconvertidos en "doctores sin tesis" -sólo para entendernos-. Alguien escribió que "la adaptación es la lógica de la supervivencia y ésta es la enemiga de la autorrealización". Si algunos profesionales se pliegan ante esta situación su trabajo dejará de ser creativo. Las prisas para obtener unos réditos a la orden de "YA", transforman su trabajo en un producto industrial carente de calidad. La autorrealización es lo de menos. La rentabilidad y la mala entendida supervivencia están por encima de cualquier otra consideración. A algunos muchos esto les parece muy bien. A mi no porque es un sin sentido. No contribuiré a esta absurda competición donde el premio no es el bienestar del paciente sino el derrocar cuanto antes al de arriba o que el de más arriba deponga su actitud. Ahora mismo el paciente es circunstancial. Es un efecto colateral según los principios de la guerra. Se han convertido en escudos humanos. Están en medio. No han sabido o no han podido agacharse. Reciben malos modos de los dos bandos enfrentados. Las relaciones que tendrían que ser útiles y placenteras se están convirtiendo en malas experiencias.
El que está enfermo se ve amenazado y quiere luchar pero no está en una posición dominante y patalea al aire o recula. El que cree estar en la posición dominante se comporta de forma egoísta y da a entender que se preocupa por el enfermo cuando en realidad lo utiliza contra el otro en una técnica de desgaste con lo que consigue una terapia de maltrato. Por cierto el maltrato animal está penado. El hombre es un animal racional. Queda dicho. Hay una dependencia de unos con respecto a otros. Esto es peor que una dictadura política promovida por una mayoría absoluta. En otra entrada mencionaba que la ira y el enfado son emociones necesarias y normales. Añado para evitar confusiones...limitadas en el tiempo y a determinadas personas. Yo no me puedo enfadar con una persona que no entiende lo que le digo porque padece Alzheimer -por poner un ejemplo de lo que digo-. Puedes tensar una cuerda tanto como tus fuerzas te permitan. Si la tensas más de lo debido la puedes romper. Una vez rota no sirve y habrá que reemplazarla por otra. Cuando la cuerda se rompa, algunos, serán más vulnerables y tendrán menos probabilidades de conseguir objetivos.
Pero a todo esto resulta que están los colaboradores necesarios. Los que aplican técnicas y los técnicos que cuidan. Éstos últimos pueden verse afectados y rebotar. Creo que ya es así. Si no lo es, lo será. Algunos serán más vulnerables todavía y dejarán de estar en una posición dominante. Se trata de hablar las cosas con la razón y no tanto con la pasión. Hay muchas formas de hacer las cosas y medios para conseguirlas. Creo que no se utiliza la mejor. Utilizar a los enfermos como escudos humanos es la peor de las maneras. Sólo las peores dictaduras lo practican. Cabrear a los colaboradores necesarios tampoco es una buena idea. Toca cambiar el paso o alguien sufrirá el fracaso. No acabo de ver las cosas claras. Lo que si tengo muy claro es que yo no seré el perjudicado. Ni siquiera temporalmente porque me asiste la razón y otras cosas. Sería prudente templar las gaitas antes de soplar. Lo digo por no desafinar. Queda dicho para quien sepa leer y entender. Salud.
 

jueves, 21 de junio de 2012

Reciclado Cuatro

Una de las peores cosas que le puede pasar a un ateo es tener que vivir permanentemente con el propósito de enmienda de un pecado que a lo mejor no ha cometido y practicando actos de fe de forma continuada.
Si alguien oye ronquidos es que el acto de roncar provoca algún tipo de sonido. Supuestamente yo tengo esta capacidad pero no me oigo ¿y porqué? -dice Mou-. El sonido  sale de una garganta que se encuentra justo al lado de mis oídos. Así y todo no me oigo. Pero tengo que creer lo que me dicen otros al afirmar que hago tal cosa. Parece ser -según un experto en esto- que uno sólo puede roncar cuando está tumbado. En mi caso puedo afirmar que me he quedado dormido estando de pie y no he roncado. Debe ser algo postural pues. ¿Y porqué? -dice Mou-. Si me paso la noche roncando mis cuerdas vocales no paran de vibrar durante demasiadas horas. A la mañana siguiente tendría que estar afónico o casi mudo y no lo estoy. Mira tu por dónde ya me da esto que pensar. Alguna vez he roncado y yo mismo me he despertado con sobresalto incluido. ¿Y porqué una vez me despiertan los ronquidos y otras veces no?
Me paso ratos eternos intentando negar lo que para otros resulta una evidencia. Ya te digo que se me ocurre que esto a lo mejor no es así. Me altera estar constantemente haciendo un acto de fe y tener que creerme algo porque sí. Jesús ha existido porque está escrito en la biblia. Vale. Pues mi mentalidad científica necesita pruebas contundentes, fiables, independientes, verificables y empíricamente demostrables. En cuanto digo esto todo el mundo se ofrece voluntario para grabarme. Es de todos sabido que la voz de una grabación jamás es reconocida por el interesado porque no es igual y no lo es porque hay sonidos agudos y graves que no se pueden registrar en una grabación. Pero no basta. A vueltas con el acto de fe y punto. Te lo tienes que creer porque sí. En una hipótesis factible y digna de una tesis. Cabría pensar que si la naturaleza nos ha dotado de la capacidad de roncar será para algo. Digo yo. Habría que estudiar el porqué. ¿Acaso quiero expresar algo con tales ronquidos? ¿Son una forma de llamar la atención como hace un niño cuando llora? ¿Es posible que le esté expresando mi inmenso amor a la persona que me está escuchando atentamente y que dicha persona no sepa interpretar tal declaración de amor de esta forma tan romántica. poética y sonora?
No oculto que tengo mis dudas al respecto y que la cosa no es tan fácil como pueda parecer. Cuando uno duerme solo, ¿también ronca? Nadie se atreve a contestar porque nadie lo sabe y es porque nadie lo oye -ni siquiera él mismo interesado-. Deduzco, ahora mismo, y así lo digo que sólo se ronca cuando se duerme en pareja. Esto avala mi tesis de que es una forma peculiar e incomprendida de comunicarse. Para terminar de joderte te dicen que es cosa del sobrepeso, la papada que te ahoga y que entre ronquido y ronquido no respiras y que te puedes morir. Es una estrategia simplona. A mi no se me acojona tan fácilmente. Se trata de quitarte el sueño del susto. Que te pases la noche en vela y no puedas roncar. Que lo se. Es que no puede ser otra cosa. Y se mantienen. Si sigues así terminarás por dormir con un bozal conectado a una máquina. Para que no dejes de respirar y no te mueras. Vale. Ya estoy asustado de verdad. No se si es peor el sonido armonioso y acompasado de un ronquido que el ruído infernal de una máquina conectada a tu cara como si fuera un bozal.
Sigo pensando que roncar es una forma romántica, literaria, estética y poética de expresar tu amor a la persona que está durmiendo contigo y que ésta no lo interpreta así, más bien al contrario. Esta sencilla transmisión de sentimientos hacia la persona amada no siempre es entendida ni correspondida. Evidentemente las personas que roncan son unos incomprendidos. Quizás yo también lo sea. Algunos admiran los sonidos de las ballenas en época de celo y de los delfines con sus chillidos estridentes cuando se comunican. Les gusta. Los graban. Los estudian para saber lo que se dicen pero se niegan a estudiar y entender el significado de los ronquidos en el supuesto que se den. La humanidad se lo pierde. Yo me siento satisfecho porque me han dicho que tengo esta capacidad de comunicarme y de expresar sentimientos con sonidos guturales mientras duermo. No es una extravagancia. Simplemente, soy así. Salud.

miércoles, 20 de junio de 2012

Ser libre

Esta última feria del libro de Madrid ha dejado anécdotas curiosas que los periodistas inteligentes que cubrían el evento a buen seguro sabrán sacarle un rédito en forma de columna, artículo, opinión, entrevista, etc. en el periódico correspondiente. En revistas especializadas sobre libros, letras y literatos. Estos periodistas -jóvenes becarios- que trabajan por un módico precio de subsistencia se patean todo el recinto ferial. Están en todas partes y preguntan a todo el mundo. Autores, editores, libreros, lectores, etc. Importa la opinión. De lo que sea, Pero, por favor, opine. Luego ellos, en la calma de la terraza de un bar le darán forma. Añadirán o quitarán. Lo harán estético y poético para que el público disfrute con su lectura al margen de que sea cierto lo que se ha escrito. Algunos de ellos, con los años, han reunido material suficiente para una novela de trama sencilla. Que  tenga buen leer. Facilón. De entretenimiento. Un libro siempre ayuda a un buen currículum.
Una tarde. Allá sobre las seis. En una de tantas casetas,  de repente se arma un pequeño alboroto. Empieza a reunirse mucha gente que se pone en fila. Se supone que alguien famoso firmará libros. Se manejan nombres en los corrillos. Toca comprar con rapidez y hacer cola. Cámara preparada y la frase aprendida, "me encanta su forma de escribir. Lo he leído todo de ud. Lo que escribe me llega al alma". El periodista becario con sueldo de beneficencia está en todo para demostrar su valía en el trabajo. Sabe que o se lo curra bien o se acabó. Que ha elegido una profesión en constante goteo de regulaciones de empleo, despidos y cierres. Se acerca movido por la curiosidad. No estaba en el guión que hubiera una sesión de firmas en este lugar y a esta hora. En la caseta está sentado un hombre. Se supone que es el escritor famoso que en breve se pondrá a firmar ejemplares de su último libro. Detrás de él están dos agentes de la policía nacional. El becario compra el libro. ¡Diecinueve euros, joder! Ya puede ser bueno porque se ha quedado sin bocata. El libro se titula "Quiero ser libre". Lo mira rápidamente. Ojea las páginas interiores y subraya algunas frases para preguntar más tarde. Revisa la contraportada para saber de quién se trata. Es un correr o no llegar. Todo esto mientras avanza la cola de gente que quiere su firma, una dedicatoria y la foto.
Resulta que lo firma un tal Jose -con acento en la o-. Es un preso que lleva ocho años en la cárcel y que todavía le quedan unos cuantos. El libro es una novela con trazos autobiográficos. Niño sin niñez. Adolescencia precoz y traumática cuando todavía era un niño. Familia desestructurada. Faltas continuas de asistencia a clase hasta que terminas por no ir. El típico sujeto que antes de cumplir la mayoría de edad ya se ha hecho a sí mismo. Patear calles. Tirones de bolso. Algunos alunizajes. Carteras al despiste. Móviles, relojes, venta de cosas robadas y un sin fin de pequeñeces de esas. Una vida dedicada a saltarse todo lo que está prohibído en el código civil y penal. Nada importante por separado, pero junto es demasiado. Conocido por polis, fiscales y jueces. Hasta los dieciocho sólo fueron collejas administrativas. Luego vino la cárcel.
Lees el libro y ves que nada se ha hecho con mala intención. Simplemente ha intentado sobrevivir por sí solo en un mundo competitivo. Una huida hacia adelante para olvidar la familia desestructurada que le llevó a esta situación. El libro cuenta todas sus fechorías con detalle. Nada de bandas organizadas al estilo pandillero. Solo, que es cómo mejor se trabaja. Desde que está entre rejas no pasa ni un día que no añore la libertad. Un día la trabajadora social de la cárcel le dio la idea. Una buena forma de sentirte libre y evadirse de este lugar es escribir algo  muy autobiográfica. Lo recomienda a todos como terápia. Jose -con el acento en la o- lo hizo. Costo esfuerzo y tiempo. El título ya lo he dicho y en la portada se ve un fulano que con los brazos quiere separar los barrotes de una celda para salir. La editorial que le ha publicado quiere y tiene que rentabilizar la inversión. Ha solicitado permiso al juez de vigilancia penitenciaria para que pueda asistir a algunos actos de presentación. Lo han autorizado. Acude hasta el lugar  custodiado por la policía. Él está feliz y contento con el éxito que parece que tiene el libro. Se ha hecho un hueco en las ventas de este año. Otra cosa es que después del morbo de la firma, la dedicatoria y la foto correspondiente el libro valga la pena. Esto viene después. El periodista becario le ha hecho preguntas y ha tomado notas. Ahora es famoso fuera de la prisión y respetado dentro. Puto pais de pandereta, romerías, procesiones y mangoneantes. No hay dinero para editar nada. Sólo recortes. Vuelva otro día. Es demasiado extenso. Aburrirá. Es demasiado ajustado. Añádele algo. No creo que el tema interese. Está muy visto.
No me gusta hacer crítica literaria de la superficial y facilona. Pero este libro puede resultar un castigo si te obligan a leerlo. El tal Jose -con acento en la o- ya ha publicado. Ha conseguido en un pis pas lo que otros no consiguen en años. Entiendo lo de la terápia con la escritura. No entiendo que le publiquen también por terapia. Alguien en algún foro ya lo ha catalogado como el libro a leer este verano. Será un familiar suyo, tendrá comisión o ganas de joderte las vacaciones. Tu elijes. Salud.

martes, 19 de junio de 2012

Chaquetero

Tengo el corazón en un puño y siento un irrefrenable deseo de huir. Al instante empiezo con una sudoración profusa. Pienso. No creo haber cometido ningún error. Luego todos estos síntomas serán irracionales. Convendrá pensar en otra cosa y tener la mente ocupada o despejada. Pero desconfío del momento y del espacio que me rodea. Me propongo recuperar la serenidad pérdida y que me caracteríza. Me cuesta. No acabo de conseguirlo. Empiezo a obstinarme en la obstinación de recuperar mi estado de ánimo habitual. Este que suele estar entre la calma chicha y el cabreo justificado y bien entendido. La ironía sobrevuela mi pensamiento como siempre. No lo puedo remediar. Si no la domino me pierdo. Que estas cosas se me dan bien y he demostrado maestría. Con todos los respetos. Me gusta afilar bien la pluma y escribir con tinta de terciopelo. Esta que cuando se seca raspa como el esparto. Con todo he decidido que soy un sujeto anómalo de su tiempo. Como muchos otros. Que los conozco. Todavía no puedo entender los sentimientos y el comportamiento de algunos. Vivimos tiempos convulsos y no es para menos.
Todo esto viene a cuento de una história conmovedora que una señora muy mayor ha contado que le contó al Juez Garzón cuando éste investigaba los crímenes franquistas dentro del contexto de la Ley de Memoria Histórica. He leído muchos testimonios y he escuchado muchas historias, algunas de las cuales las reproduzco en este blog. La mayoría rozan lo aberrante, irracional e inverosimil. Pocas cosas me emocionan ya. Estas sí. Por esto he decidido comprometerme con la justicia social. Bueno, para ser más exactos. Esta cosa que practican la mayoría de los jueces en su trabajo y que es tan tremendamente lenta y que tiene tantos agujeros de interpretación que al final en lugar de ser justicia es una esperpéntica tontería. Todo menos justicia. Seguramente el que más se involucró y quién empezó esta lucha desde el poder judicial ya está despachado y finiquitado de por vida. Salvo actuaciones lúcidas de última hora que le devuelvan la dignidad.
Divar, reconozco que has hecho un buen trabajo. Has borrado la sombra que te perseguía lo que te valió el apodo de "el caguetas". Ahora sólo te queda tener la valentía de devolver el dinero que presuntamente mangoneaste para pagar presuntos viajes que presuntamente eran de trabajo. Ahora nos enteramos que presuntamente eran de esos de pasárselo bien. Todo un personaje que brilla por el botox en lugar de brillar con el ejemplo. Si te queda sentido común, devuélvele la plaza al Juez Garzón y luego dimite. Practícate un ere y vete a un exilio lejano. Me he enterado de que estás en ello. Estás tardando. Necesitamos a alguien que siga con el trabajo de localización, exhumación, reconocimiento y devolución a sus familiares a los de las cunetas -sean del bando que sean- para que puedan reposar el resto de la eternidad dónde sus familiares quieran. Yo seguiré en mi empeño de ir recordando esto para no perder la memoria.
Es extenuante luchar para el recuerdo. Pero tiene su recompensa. Cada fosa localizada es un objetivo cumplido. Cada fosa excavada y la recuperación de los restos de alguien es un proyecto hecho realidad. Cada familiar que da sepultura a un fusilado es sentir una emoción nueva. Recuperar cadáveres que fueron personas -abuelos, padres, hermanos, hijos- y que fueron fusilados por descerebrados es un deseo. Hasta que no quede nadie. Es un pulso contra el tiempo porque los que lo saben son mayores y la memoria se les va. En mi infancia vivía en un mundo reducido. La familia y los amigos. No había más. Ahora en la edad adulta mi mundo infantil se ha convertido en un universo. He percibido los destellos de la justicia social.  Entiendo que la gente anónima tiene una biografía. No comprendo porqué esto no se respetó. Pero ahora no puedo quedarme al margen. Personas que fueron humilladas. Arrancadas de los suyos. Juzgados sin garantías. O ni juzgados. Fusilados por gentuza a los que les movía el placer de matar. La venganza. La intolerancia.
Se han dado pasos importantes pero insuficientes. Hay que recuperar a todos. Luego vendrá limpiar los papeles cuando los hubo. Yo seguiré con lo mio. Recordar y hacer recordar. Tu trayectoria, Carlos Dívar, habrá sido una travesía en el desierto. Corta pero intensa. De esas de andar mucho y sin agua. Ayer el Jefe del Estado te dió la espalda y se fué a tierras de moritos a darle el pésame a no se quién. Una excusa como cualquiera. No le gusta vomitar en público. Su hijo tiene más aguante. Es lo que pasa cuando uno se comporta, presuntamente, como un delincuente. Le llega su hora. Disfruta de la jubilación. Que otros no pudieron. Y por tu culpa, algunos muchos, todavía siguen en las cunetas. Salud.

lunes, 18 de junio de 2012

Saramago

Hoy hace justo dos años que el gran escritor portugués venido a España falleció. Justo al día siguiente le dedique una entrada que hoy reproduzco en su memoria. Para los novatillas que empezais a seguirme y leerme. Va por vosotros.
Con 87 años uno ya no tiene edad para viajes a lo desconocido. Haberte quedado unos cuantos años más con nosotros y nos hubieras podido deleitar con otros libros tan interesantes que escribes y que yo sigo con grán interés. Pero no. A la hora de la siesta, casi de puntillas, cuando el resto de los mortales está somnoliento por la siesta, vas y nos dejas. Esto no se hace Saramago. Tanta y tan buena lucidez que has tenido en toda tu vida y ayer te falló. Te admiro -desde hace tiempo- como escritor que has sido en el más ámplio sentido de la palabra. Que has escrito de todo, ensayo, poesía, narrativa, periodismo de opinión, etc. En todo has sido brillante y por esto te otorgaron un Nobel -que se dice pronto-. Si San Pedro te ha visto la medalla a buen seguro te habrá buscado un buen sitio a la derecha del Padre. ¡Ah no. Que tu eres ateo! Pues al infierno.
Se que has tenido problemillas menores con mucha gente, pero ahora ya da lo mismo. En 1991, con el "Evangelio según Jesucristo" ya apuntabas maneras de buen ateo con tu visión tan especial y nada oficial del Mesias. Se armó la de Dios y tus gobernantes renegaron de tí -me refiero a los portugueses-. Gracias a esto te viniste a vivir a España -Lanzarote- y compartiste tu vida con una española. En 2009 tuviste otra polémica desavenencia  con la jerarquía religiosa con el libro "Cain". Antes la habías tenido Con Silvio Berlusconi -propietario de tu editorial- porque se negó a publicar una compilación de las entradas de tu blog. Vaya por Dios. Que sepas que a Berlusconi le tengo prohibido leer el mio desde que lo empecé. Y a otros de la altura de Chavez, Bush, Blair, Aznar, etc. Ya me entiendes.
Luz Casal -la rockera más romántica y más inteligente a día de hoy- ha dicho muy recientemente que "sólo le gustan los hombres a los que pueda admirar. Hombres con capacidad intelectual, con nivel, me gusta creer que ellos saben más que yo". Espléndida cita que te dedico -aunque no sea mía- por si no la habías leído. Yo también soy seguidor de esa chica que me fascina cuando canta y cuando habla.
Ahora que ya no estás entre nosotros -por lo menos físicamente- ya puedo confesarte que me molesté contigo cuando fuiste al aeropuerto de Lanzarote a reirle las gracias a Aminatu Haidar (de profesión tocapelotas y montapollos) e incluso le dedicaste y firmaste el libro "Cain". A mi no me lo has firmado y lo tengo. No te rias, no. Esa que cuanto más ayunaba tenía mejor aspecto. Mira si me molestó que te puse un negativo -como en la escuela- y decidí no leer el libro que ya tenía en lista de espera en el estudio de mi casa. Hoy te perdono y será el próximo que lea. Me da lo mismo que la gente se manifieste y luche por cosas. Pero sin pasarse. Me reconforta que fueras de izquierdas y ateo. En esto estamos a la par. Es la base o fundamento de todo buen intelectual y escritor.
He visitado por última vez tu blog, "otros cuadernos de Saramago" y veo que han entrado justo a la hora que te fuiste. Qué contrasentido. He leído "Pensar, pensar" -de tu blog- que es un trozo de una entrevista que concediste el 11 de Octubre de 2008 a la revista del Expreso de Portugal y dice..."creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte". Tienes que acordarte. Estuviste genial. Tenemos mucho en común y me complace reconocerlo, de izquierdas, ateo, reflexivo y filosofándo en cada entrada. No te digo que sigas así porque va a ser que no. No sabes cuanto lo siento.
Acabo. Disfruta de la Eternidad que me han dicho que es muy grande. Dónde quiera que esté. Nosotros, aquí, en el paraiso terrenal, seguiremos trabajando para que las generaciones venideras sepan de tí y de tu obra. Lo haremos entre tu fundación y tus seguidores. Un abrazo.

Doña Maruja

El otro día estuve con mi amigo en casa de su amigo. El que vive en la finca donde está la portera y el filósofo de su marido. Entramos y la portera estaba allí. Las manos en la cadera y los brazos doblados como si fuera un jarrón inmenso. Me la presentó. No se corta nada y embiste diciendo que quiere chupar blog. He leído su entrada que ha escrito sobre mí y he visto que es la más visitada en el último mes. No me había dado cuenta, digo despistado. ¡Pues si! Esto significa que debe escribir algo mas sobre mi y mis actividades. ¡Perdone señora pero la entrada estaba dedicada a su marido! Al eminente filósofo profesor de universidad y escribidor de libros de éxito. Ud. salía casi de puntillas y casi sin querer. ¡No se quede conmigo. Sus seguidores han visitado masivamente la entrada de la portera por mi, no por mi marido! No pienso discutirle este punto de vista. Mi amigo empieza a hacerse el sueco y se aleja para no tener problemas. Vale, venga -por no discutir-. Hableré de Ud. y comprobaremos si los seguidores del blog visitan tanto su entrada como hicieron con la de su marido. Esto está mejor y hace como si sonríe. Como si hubiera hecho algo malo. Puñetera.
Tengo que saber su nombre...¡Maruja, me llamo Maruja. Ponga Doña Maruja! Pienso, luego digo: muy apropiado. Si señor. Y que se entere todo el mundo que si mi marido escribe libros de éxito es porque yo le cuento las cosas que realmente pasan en la vida. Él se limita a traducirlas con palabras incomprensibles. Él no se entera. Es un filósofo. La que patea la escalera y habla con los vecinos para informarse soy yo. Bueno, bueno. Tomo nota. Veremos qué se puede hacer con esta información. Pero no le prometo nada. ¿Sabe que tenemos un inquilino nuevo? No, señora Maruja. Yo no vivo en este edificio y mi amigo sólo me cuenta algo de lo que pasa. Se ha mudado al segundo B. Tiene un semblante serio y agacha la cabeza cada vez que nos cruzamos. Es para no saludar. Que lo se. Yo conozco bien a las personas. Se nota enseguida. ¿Qué tal es? Lleva poco tiempo. El primer día me pidió que le presentara al presidente de la escalera. Le dije que nadie quería serlo y que las cosas las llevaba un gestor. Le dí la dirección. Quería conocer las normas de convivencia. ¡Son básicas! Un día estuvo hablando un rato con mi marido. Entró nervioso. Fíjese, un filósofo a punto de perder los nervios. Lo nunca visto. Decía que no tenía sentido de la autocrítica. Es el antecesor del Australopitecus porque no se comunica. Da órdenes. Dice mi marido que es poco frecuente encontrar un homínido contemporáneo -vivo- tan poco evolucionado. Su marido dice esto porque vive en el limbo de la intelectualidad filosófica y desconoce que hay otros que viven en el limbo de la incultura. Pues no se que decirle. Me habla Ud. como si fuera mi marido.
Después de ir a la gestoría vino con la idea que él mismo podría hacer las funciones de presidente y ahorrarnos el gestor. Tiene que haber gente para todo. Lo que más me molestó fue cuando me preguntó si me había leído las normas. ¡Pues no, la verdad. Hay mucho trabajo y no tengo tiempo para leer. Soy la portera y no entiendo de normas! Pues sepa -me decía con ironía- que el artículo veintisiete dice que Ud. debe llevar un uniforme de portera y una tarjeta identificativa con su nombre. Me quedé de piedra. No me lo podía creer. Haga el favor de ponérselo en la mayor brevedad posible. Esto me dijo. ¿Qué le parece? Que es una persona seria y que le gustan las cosas bien hechas o que es el mayor hijo de puta y al que le gusta tocarle las pelotas a la gente. Esto le conteste a Doña Maruja. Al poco me puse a reír de forma desenfrenada. ¿De qué se ríe? Nunca nadie se había metido conmigo y mucho menos por un uniforme. No se ofenda. Me ha parecido gracioso. ¡Fue bochornoso! Mire si me alteró que por la noche me tomé una pastilla de esas de ponerte tranquila que el médico me ha recetado para las ocasiones. Ponían la película esa de "La Teniente O'Neil". Se cual es. Al final, con el efecto del medicamento, me quedé traspuesta. En mi mente y en mis pensamientos se mezclaron la  película con la conversación del nuevo inquilino a propósito del inuforme.  El resultado fue Kafkiano. ¡Demoledor! Me da corte pero se lo explicaré. Llegaba Viggo Mortensen esperando a que le suplicara que me dejara llevar el vestido de siempre. Él me gritaba que o me ponía el uniforme o hacía lo posible junto con los servicios jurídicos de la gestoría para que me echaran de la portería. Entonces yo, Maruja O'Neil, levantaba la cabeza con las pocas fuerzas que me quedaban y mirando fijamente a John James David pronunciaba aquella famosa frase de: ¡¡Suck my Dick!!
Que fuerte doña Maruja. Cuidado con estas pastillas para los nervios. Prometo hacer una entrada y dedicársela a Ud. en vez de a su marido. Esto no tiene desperdicio. A ver que pasa. Salud.   

domingo, 17 de junio de 2012

Muerte y Flores

Esta entrada es otro corta y pega de la Memoria Histórica. Conviene no olvidar a los de las cunetas para que no caigan en el olvido. Yo estoy comprometido y mientras me quede aliento velaré por la dignidad de estas personas y de sus biografías. El primer caso lo firma Luis Martín y lo titula, "escribe a tus padres que esta noche te matamos". El segundo caso está firmado por la redacción de Memoria Pública y lo titulan, "mi madre dejaba flores y yo no sabía porqué". Leedlo con pasión.
José Camps Fernández nació en Bollullos Par Del Condado (Huelva). Hijo de José Camps Ramos y Mª Antonia Fernández Maraver, y hermano de Teresa, Francisco y Manuel. Soltero. Era campesino y sabía leer y escribir. Sobrino de Camps, el municipal y destacado izquierdista. Pertenecía a las Juventudes Socialistas Unificadas. Mantenía una relación con la hija de un guardia civil, Isidora, por lo que era muy conocido en el cuartel. Su tío Camps se lo llevó cuando huyó de Bollullos, pero le hizo volver, pues no había cometido delito alguno y su padre estaría muy preocupado por él.
Una noche a las 2 de la mañana le detiene un falangista de Bollullos apuntándole con una pistola. Al día siguiente le trasladan a Huelva, al cuartel de la guardia de asalto en el paseo de Santa Fe. Permanece allí varios días hasta que un guardia civil que le conocía pidió un indulto y salvoconducto al gobernador civil y lo ponen en libertad. A los pocos días de su regreso a Bollullos lo vuelven a detener y lo envían de nuevo a Huelva, a los sótanos del cuartel de la guardia de asalto (que tenía unos 20 centímetros de agua en el suelo para que no pudieran descansar los detenidos). Allí permaneció casi mes y medio, amenazado a diario con que esa noche moriría.
Una tarde le dicen que escriba una carta a sus padres despidiéndose porque esa noche sí le iban a matar. Sus padres recibieron la carta y la ropa. Le mataron en Huelva el 15 de enero de 1937 y está enterrado en una fosa en el cementerio de Huelva.Tenía 17 años.

Siempre que íbamos camino de Las Palmas mi madre se acercaba al pozo de Arucas y volvía llorando. Tenía cuatro o cinco años y yo no entendía por qué iba con flores allí, las dejaba y nunca volvía con ellas. Hasta que hice la comunión no entendí que habían tirado allí a mi padre”, explica Pino Sosa, de 73 años. José Sosa fue una de las 24 víctimas del pozo de Arucas. Fue fusilado el 25 de enero de 1937. “Figuraba como tesorero de la agrupación Largo Caballero. No pertenecía a ningún
partido pero participaba en las reuniones sociales de aquellos tiempos”, dice la hija que nunca conoció José, al que llamaban El Latonero.
La madre de Pino estaba embarazada cuando se quedó viuda con cuatro hijos. En la foto que conserva Pino de la familia, se aprecia el embarazo de su madre. “Una de las monjas de mi colegio me dijo cuando iba a hacer la comunión que yo era de las comunistas de las Cabreras y ahí vi la luz. Empecé a hacer preguntas y entendí lo que pasaba en el pozo”, recuerda Pino de su infancia.
Después, en las elecciones municipales de 1980, salió como edil del PSOE en Arucas. “Lo primero que pedí fue abrir el pozo y me acuerdo que mis compañeros me decían: ‘Mira Pino que tienes cojones”.
El juez de Arucas le impidió abrirlo por vía judicial pero la exhumación siguió su curso administrativo y los restos están siendo analizados.

sábado, 16 de junio de 2012

Reciclado Tres

No hace falta leer a Kant ni a Kafka ni a Schopenhauer para inspirarte en algo y escribir una buena entrada. Basta que te levantes por la mañana. Sales a la calle. Te fijas en las cosas y en la gente. De repente ya vas sobrado de material para escribir. Sólo tienes que sentarte relajadamente, ordenar las ideas en un borrador, pulirlo, darle unos retoques para que su lectura sea estética y atractiva y ya está.
El otro día. Tienda de las catalogadas como  grandes superficies. Quinta planta. Sección informática. Cinco o seis personas esperando alrededor de una de las cajas a la vez que punto de información y asesoramiento. Llega el vendedor. Obeso. Con cara de plasta y trajeado. El típico listillo y chivatilla de clase. Le toca a una señora de unos sesenta y tantos. Bien vestida. Decorada y maquillada para la ocasión. Bolsito a juego con ella. Saca un papelito a modo de chuleta que sostiene con la mano. ¡Ud. dirá! Necesito un aparatito para un ordenador que mejore la resolución de la pantalla. Así, todo seguido y sin respirar. El resto de nosotros escuchando con atención y expectantes a ver venir y como quien no quiere la cosa. El vendedor plasta enseña sus garras a la primera. ¡Se debe referir a un dispositivo para PC, seguramente! No, mi hijo tiene un ordenador. Bien. Jeje, es lo mismo. Me tiene que decir si es de sobremesa o es un portátil. Mientras él manipula su ordenador en busca de lo que le están pidiendo. Si, lo tiene encima de la mesa. S o b r e m e s a.  A veeerrrrr. ¿Hardware normal o ampliado? La cara de la señora empieza a trasmudarse y a ponerse colorada tirando a roja y pide tiempo. Utiliza el comodín de la llamada.
Susurra por el móvil. Mientras la señora sigue hablando por teléfono para solucionar este pequeño contratiempo, el plasta del vendedor se frota las manos. Consulta su ordenador y...¿Qué sistema operativo tiene instalado? La mujer se queda muda y enrojece. Los brazos y las manos le empiezan a sudar. Vuelve a pedir tiempo para otra llamada. ¡Ya está. Tiene Uindous 7! Bueno, bueno ya estamos encaminados. Ahora preguntele si la placa de vídeo está integrada con la de audio o van por separado. La señora vuelve a llamar y escribe como puede apoyada en una estantería mostrador. ¡Esta separada! El plasta consulta y saca la lengua para humedecer sus labios. Necesito saber el modelo de la placa base con su número de serie para saber el fabricante. La señora ya está nerviosa del todo y el sudor le desplaza el colorete hacia abajo y parece que le hayan salido salpullidos o se haya tuneado la cara. ¡Oiga! ¿Seguro que Ud. entiende de esto? El plasta del vendedor pone cara de muy mala leche y mira fijamente a los ojos de la señora que casi no respira ¡Por supuesto señora, soy el jefe de sección de informática! A la señora le tiemblan las manos. Habla con dificultad y tartamudea. Vuelve a coger el móvil para hacer otra llamada. El resto que esperamos empezamos a tragar saliva y notamos una lijera taquicardia que nos incomoda. Nos miramos como si nada. El plasta no da tregua. Pregunte si quiere el dispositivo normal o con doble núcleo. A la mujer se le escurre el móvil por el sudor de sus manos y saltan algunas piezas. Cuando las recoje también se le cae el bolsito a juego que lleva. Lo coje y se le cae el papel. Ahora ya estamos todos nerviosos menos el plasta. Yo personalmente quiero irme pero estoy paralizado. El aire acondicionado está a tope de frío pero a la mujer se le marca el sudor en la espalda y al resto también. ¡Señora, antes de colgar pregunte si el microprocesador de la placa madre soporta una memoria RAM de 128 megabites! También necesito saber si la BIOS del sistema va en puerto paralelo o en la ranura AGP o en la IDE. ¡Piense que una vez vendido el producto no se admiten devoluciones y no quisiera venderle una cosa por otra!
La señora coge aire. Pide tiempo por favor. Hace otra llamada. Escribe algo en el papelito y se lo entrega al vendedor del traje. ¡Ok, ok! ¡Bien! Una última cosa, para terminar, ¿quiere el dispositivo interno o externo? La mujer sufre un brote de algo sin filiar. Da un grito y empieza a hablar en tono amenazante. ¡Me he quedado sin batería. El móvil se ha roto. Mi hijo ya no me coge el teléfono! ¡Sabe que le digo, que vendrá él a comprar el aparatito para su pecé que tiene sobre la mesa! ¡Es sargento de la guardia civil y jefe de sección de delitos informáticos! ¡Estas preguntas se las hace a él personalmente si tiene cojones!
La mujer se fue destemplada y con ella todos los que esperábamos turno menos un chaval que sólo quería pagar un videojuego que sostenía en la mano y que no se enteró de nada porque llevaba unos auriculares con música incalificable y a toda pastilla. Salud.

viernes, 15 de junio de 2012

Recuerdos

Recordaba el otro día los tiempos pasados. Estos no fueron mejores. Mis años de triaje. ¡Qué paciencia! Se me altera el estado de ánimo sólo de recordarlo. Cuantas gilipolleces tiene uno que escuchar en este tipo de trabajo. Cuantas patologías me quisieron endosar. Pero resistí. Fui ampliamente criticado. Me gane el apodo de "el nivel cinco". No se porqué pero me es igual. Es agua pasada. Seguramente gracias a esto ahora no me dejan triar. Siempre llenaba el mural de la pared que ponía "morralla". Muchos me entendéis. Es la patología más común y que ni el Farreras ni el Harrison supieron describir en sus tratados. Tienen una asignatura pendiente con la medicina actual. Es el ayer.
La salita de triar estaba al lado de la puerta de la calle. Puertas acristaladas y correderas, o no. Y digo o no porque igual se abrían que no se abrían. O se abrían cuando no tocaba. O se cerraban antes de tiempo. Una lotería entretenida. Un rasca y gana instantáneo. Te colocabas estratégicamente delante de la puerta y si el sensor te sensaba se activaba o no se activaba. Muchos días la puerta funcionaba por obra y gracia de la casualidad. Si el sensor no te sensaba era cuestión de tener paciencia y dedicarle un poco de tiempo. Hacia adelante. Hacia atrás. Movimientos convulsivos con las manos hacia arriba. Hasta que la puerta se abría. Luego de haber entrado o salido se cerraba, o no. Esto era así y muchos saben que digo la verdad porque estuvieron allí y lo disfrutaron como yo.
Recuerdo una tarde. Llegaron dos agentes de la autoridad. Dos nacionales jovencitos. De los que están en prácticas en verano. Andaba delante de ellos un esposado. Con las manos delante. La puerta en cuestión no se abría. El esposado hizo algunas maniobras como si hiciera gimnasia sincronizada con los nacionales y nada. Cuando se cansó se puso pegadito a la puerta de cristal y de un cabezazo la rompió. Un buen ruído, un buen susto y cristales por todo. Entraron los tres por el butrón que acababa de hacer el detenido para abreviar. Una vez dentro la puerta se abrió. Normal. No le deis más vueltas. Los nacionales muy cariñosos con el fulano le dijeron que esto no estaba bien hecho y que no se repitiera. El detenido ni puto caso. Me pasan la primera entre un pequeño caos que se había formado. El técnico de la puerta. El cristalero. Las mujeres de la limpieza. Los supervisores. Los de admisión. Mis amigos los celatas. Los de las ambulancias. Todos.
Les indico a los nacionales que le esposen con las manos detrás. Me dicen que se portará bien. Les digo que me alegro pero que me importa un carajo. Lo esposan detrás o no le trio. No es de fiar. Me hacen caso. Entran en la salita de triar. Somos cuatro y tengo la sensación de que somos multitud y estamos amontonados. ¿Qué te pasa? le pregunté porque así lo requería el formulario. ¡Vengo a darles un recado! ¿Un qué?...He hablado con Dios y me ha dicho que les diga...¡un momento. Para! ¿Has hablado con Dios? ¡Si! Vale, me alegro por ti. Antes de que sigas necesito saber si Dios te ha dicho exactamente que le des el recado a Toni Negre. Pues no. Muy bien. Así me gusta. Podéis pasar a la sala de espera. Tomáis asiento y el psiquiatra, en cuanto pueda, os llamará para visitaros. ¿Ok? Los nacionales se cruzan una mirada incrédula. ¿Tenemos que esperar con él en la sala de espera? Si está detenido pues supongo que si. ¡No está detenido! se apresura a decir uno de ellos. Nos ha dicho el subinspector que lo trajéramos porque alteraba el orden público en la calle con gritos. Pero no está detenido. Bien. Pues le quitáis las esposas. Lo dejáis sentado en la sala de espera y os vais. Mira si es fácil.
Mientras se alejan hacia la sala de espera el esposado y supuesto detenido se gira hacia mi. Me increpa y me grita. ¡El fin del mundo está cerca. Te vas a morir y te pudrirás en el infierno! Y lo repetía cada vez más alto y claro. Reconozco que me tocó las pelotas. ¡A ver si te enteras. Deberías ser más original! Me la sopla con quién hayas hablado. Si es Dios mejor porque soy ateo. Hace tiempo que se que me voy a morir y tengo la intención de ir al infierno. ¡Eres aburrido. Te has ganado un nivel cinco. Te pudrirás en la sala de espera! Cristo bendito la que se lió con el intermediario de Dios y supuesto detenido. No dio tiempo a quitarle las esposas. Hizo un brote de cabreo o no se qué y antes de cinco minutos estaba contenido y traspuesto en el limbo de los medicamentos. Es lo que digo. Cuidado con quién te codeas. Salud. 

jueves, 14 de junio de 2012

La libreta

Hay algo en mi universo de blogero que podría catalogarse como un asunto menor o intrascendente pero que no lo es. Es algo básico e imprescindible. Además forma parte de la cúpula de la pirámide de las necesidades para escribir entradas. Escribir tiene su qué. Escribir entradas buenas es más complicado y depende bastante de los gustos de cada cual. Algunos quieren sangre y otros se conforman con que no haga faltas de ortografía. Entre estas dos premisas hay un gran abanico de formas y fondos para escribir cosas que transmitan. Que sean estéticas. Que sean interesantes. Que sean divertidas o que sean ingeniosas. Escribir al ritmo que lo hago implica perseverancia, ganas, tesón e ilusión. La mayor es tener ideas y saber desarrollarlas. Saber la forma de darle contenido y que provoquen interés desde el principio hasta el fin. Sin tregua. Despertar esa motivación que hace que cada mañana mires si ya se ha publicado la entrada y leerla de un tirón. Cuando esto ocurre es cuestión de buscar un sitio suficiente tranquilo y con ambiente creativo que me deje escribir de forma amena, interesante, ingeniosa y agradable de leer. Aquí viene lo que anunciaba al principio como algo no menor y trascendente en mi universo de blogero. Es la libreta y el bolígrafo o el lápiz. No me sirve cualquier cosa. Tiene que ser una libreta de blogero. Tengo muchas. Llenas y  vacías. Los más cercanos a mí las conocen. Las han visto. Incluso me van procurando un stock para que no me falten. Tapa semirígida a ser posible. Color negro si no es mucho pedir. Hojas casi blancas o casi amarillentas. Lisas. Sin rayas ni cuadritos. Esta es la libreta tipo de buen blogero entregado en cuerpo y alma al arte de escribir.
Dicho lo cual, tengo que añadir que tengo de otro tipo de tapas. Otros colores. Incluso con motivos y dibujos. La que ahora utilizo es la del National Geographic Society. Tengo otra traída recientemente del State Hermitage Museum de San Petersburgo con lineas. Tengo dos que son tamaño cuartilla  que están bien pero para otras cosas como es el desarrollo de ideas para grandes entradas que luego serán editadas en varios capítulos. Digo pues que tener la libreta ideal o adecuada hace que la idea inicial fluya con rapidez hasta su finalización. El bolígrafo o lápiz también son especiales y no se puede escribir con cualquier cosa. Sólo hay un sitio que me pueden proveer de este material tan básico como necesario. Pensareis que es tontería pero no lo es y si lo pensais es que no tenéis ni puñetera idea de estas cosas de escribir entradas de blog y hasta me da lo mismo lo que penséis. Que esto que escribo es verdad y de la buena y que las cosas del plasmar ideas es cosa importante y más aún la libreta. La que llevo siempre encima porque nunca sabes en qué momento o situación aparecerá un motivo para escribir o de anotar alguna idea. Que luego se olvidan y me cabreo.
Digo y explico todo esto porque últimamente me han traído algunas que son de mi agrado. Pensé que estaba todo inventado y no. Una es la que he mencionado antes de tapas rígidas, hojas blancas con rayas. Fácil de manejar. La tapa tiene una foto del museo del Hermitage de San Petersburgo. No quiero ni pensar cuando la tenga en activo. Importan el color, el tacto, el color y el olor, el tamaño. Una libreta de blogero, joder, que parece que no hayáis visto nunca ninguna. Es como la varita mágica de Potter. Es muy personal e intransferible. Con ellas se escribe lo que haga falta y un poco más. Como dice la canción, "sin ti no soy nadie". Pues eso. Pero referente a la libreta. Pero es que tengo una  que es la leche y en la cual sólo he escrito unas hojas. Tapas de piel de verdad de color negro y cintas de piel a juego para anudarla. Es gruesa porque las hojas son de papel reciclado rústico. Muy rústico diría yo. Me la han traído nada menos que de Tallín (Estonia). Estos estonios siempre pensando en los blogeros y en facilitarnos la labor. Y la persona que me la ha traído también. La utilizaré en contadas ocasiones cuando tenga algo muy importante que escribir. He dicho que ya la he empezado. Alguien la ha visto por casa. La ha mirado. Le ha gustado y me la ha pedido para escribir. No me lo podía creer. Casi que me da un ataque de ansiedad y por los pelos que no lo borro de contertulio porque es seguidor registrado. Lo que muchos de vosotros tendríais que hacer y no hacéis. A ver cuando dais el paso que tampoco es complicado.
Mientras tengo en la mano esta libreta de piel y que desprende este olor característico y ese tacto tan particular que te relaja preparo el boli para empezar a escribir. Observas a la gente que esto da muchas ideas. Escuchas de qué hablan porque esto es importante. Conoces las preocupaciones del pueblo que nunca coinciden con las preocupaciones de los políticos. Bueno, que tampoco se trata de escribir un tratado sobre libretas sino una entrada para conocer mejor el ambiente de blogero. Llega Tomeu -o Tolo, según quién se lo diga-. El camarero de Es Comerç. Llega con su bicicleta antigua pero muy bien conservada. La cuida. Se apea y la apoya contra el tronco de un árbol. Saca una cadena que se rompería con un solo tirón de mano y se la pone a la bici. Llegan a acumularse muchas bicicletas a lo largo del día y nunca ha faltado ninguna. Vale pues me voy que tengo muchas cosas que hacer y se hace tarde. ¡Ah, pero si estoy de vacaciones. Mecachis. Pues será que tengo todo el tiempo para mi! Salud.