No tengo tiempo de odiar a quienes me odian porque estoy muy ocupado amando a quienes me aman (anónimo), pero haré un hueco en mi agenda para dedicarles una entrada.
Porque soy capaz de interesarme por cualquier cosa y prestarle verdadera atención aunque sólo me dejo contagiar por aquello que me transmita entusiasmo y simpatía, o todo lo contrario. Sin mencionar aquellos acontecimientos que se acompañan de una reflexión seria y rigurosa aunque no esté acertada.
Las reflexiones sobre las cosas y personas llevan un tiempo y no se pueden improvisar. Me pongo a ello hasta que pueda desarrollar la idea principal sin interferencias. Hay que fijarse en los detalles, observar lo más insospechado, darnos cuenta de lo que nos pasaría inadvertido en una primera percepción o en una percepción superficial y simple. Mi energía se concentra en todo porque de cualquier cosa se debe poder sacar alguna conclusión que me sirva.
El todo es profundo y complicado, pero el todo, a veces, se puede trocear en partes, lo que hace mas asequible la reflexión.
Estamos rodeados de personas sin ningún tipo de talento y que podrían llegar a convencernos de muchas cosas. Hay tantos tontos idiotas que viven en la creencia de tener una inteligencia prodigiosa y un talento infinito y por ello aparentan unos éxitos en la vida que no se corresponden con la realidad. Hacen una carrera de obstáculos diaria para llegar los primeros y a veces lo consiguen porque tiran las vallas y pisotean todo lo que encuentran a su paso.
Antes de lo que se imaginan ya están en el olvido contra todo pronóstico para ellos y para sus seguidores. Sabemos que la luz viaja más rápido que el sonido. Por esto, estos requetesabios, parecen brillantes hasta que se les oye y escucha. De las situaciones se sale victorioso a fuerza de tenacidad, concentración, capacidad y buenos objetivos. Es el momento de dedicarles a estos imbéciles una buena entrada a su altura intelectual y a su catadura moral. Hay que contraatacar desde el ingenio y la razón, desde las relaciones interpersonales y desde los sentimientos.
Me refiero a estos personajillos contertulianos de radio y televisión que huelen a basura. Que no hablan según el dictado de la razón -porque no la tienen- sino al dictado de la ideología del programa basura de turno del que manda y al que escuchan. Son unos sabelotodo porque han estudiado la carrera de "losetodoymás". Opinan y critican de lo que haga falta. Qué mas da. Es su especialidad. Política, economía, cultura -es un decir- y de cualquier tema que el moderador -también es un decir- ponga encima de la mesa. Pero ellos no son conscientes de su ridiculez y así les va, y así nos va. Incultos reconocidos y catalogados opinando de cosas importantes con frivolidad. Son del club de la comedia sin ingenio. Lo mas cojonudo es que salen en programas de máxima audiencia. Salud.