miércoles, 31 de agosto de 2011

Conciertos

Es verano -todavía- y los conciertos al aire libre se suceden. Hace unos días era en Costa Nord con Los Valldemossa y sus "moments d'estiu". Buenísimo y novedoso como siempre y por el tipo de canciones que se interpretaron. La nostalgia sobrevoló el anfiteatro una vez más. Ellos con la auto estima por las nubes después de recibir todos los reconocimientos de su pueblo.
Todavía  con la flauta de Tomeu  en los oídos y nos metemos de lleno en la magia de Pablo López. El lugar acompaña y la noche también. El título no puede ser más sugerente a la vez que real, "a la llum dels estels". Un recorrido por la noche. Un recorrido por todas las noches de todos los que estábamos. Un recorrido por las emociones y los sentimientos que la noche conlleva y evoca a cada uno. Pablo volvió a echar mano de la magia y nos menguó o anuló el sentido de la vista, el gusto y el tacto. Con los dos que nos quedaban nos bastó para lo que se pretendía; que fuera la luz de las estrellas y algunas velas y antorchas las que se aliaran con la música y con las canciones. Es más, en una esquina del castillo de Son Mas había un fuego encendido que de forma prodigiosa dejaba escapar distintos olores que cada cual mezclaba mentalmente con la música y cuyo resultado final fue una vuelta a la niñez, a la infancia, a la adolescencia, a la juventud y a la edad adulta. El público entregado y agradecido estableció una reciprocidad. La silueta de Pablo moviéndose por el escenario interpretando con galanura dejaba entrever su entrega. El pianista decía tanto con sus movimientos contorsionistas como por los acordes que sus manos le arrancaban al piano. Sólo tenía cara y brazos, el resto se lo había tragado la oscuridad.
Un repertorio coleccionado con inteligencia y trabajado al detalle. Todo un festival o conciertazo que lo graduó con matrícula de honor. El acto fue seguido intensivamente y en penumbra. Tuvimos que echar mano del oído y del olfato y fue toda una experiencia novedosa que no será fácil olvidar. Los aromas se mezclaban en el aire con las notas musicales y el canto y Pablo consiguió el efecto deseado. El tiempo que duró fuimos transportados a nuestra infancia con canciones de cuna, a la adolescencia con las "paraules d'amor" de Serrat, a la juventud con "amanecí en tus brazos" que me estremeció y canté con él esta canción que habré escuchado cientos de veces de la voz de Mari Trini.
No fue una interpretación sencilla o simple. Los numerosos factores que influyen e intervienen en una obra escénica como esta requiere de una actitud activa por parte del espectador menguado de algunos de sus sentidos, en penumbra, para activar sensaciones y estimular impresiones y sentimientos. El planteamiento musical fue hábil porque siguió escrupulosamente el hilo conductor de todas aquellas cosas buenas o malas que evoca la noche. Repertorio variado para no cansar. Menos lírico que en otras ocasiones y los aromas que salían de la hoguera y que el aire esparcía por todo el recinto facilitó que cada uno recordara sus buenos momentos pasados a la luz de las estrellas.
Pablo López, si sigues así ya no tendré palabras para explicarte porque ya me cuesta y no puedo hacerme repetitivo porque tu no te repites. Fue tu voz, fue la música, fueron los olores, fue la oscuridad de la noche. No se qué fue pero el conciertazo tuvo magia y la magia es complicada de escribir. Mi mención a la creatividad, personalidad y madurez en la interpretación al piano. El premio fue inmediato. El público, puesto en pie, ovacionó merecidamente la actuación. Salud.