Me he levantado cuando se ha hecho de día. Tengo cosas que hacer y me han dicho que me tiene que sobrar tiempo. Esto es novedoso. Vivir la vida tal cual y que me sobre tiempo. Si esto ocurriera, ahora mismo, no sabría que hacer con el tiempo de sobra. A ver si no.
Que me sobre tiempo tiene que ser una metáfora y no sé de qué. Y mira que llevo un rato pensando. El trigo la cebada y otros cereales se han hecho mayores y hay que segarlos. Como resulta que ha hecho más calor de lo normal han madurado antes. Van a segarlos antes de lo previsto. Les ha sobrado tiempo, pues. Igual empiezo a entender y no me doy cuenta.
Las aves migratorias que recalan en la Isla han llegado antes debido al buen tiempo. Han hecho sus nidos y se han apareado. Los huevos han eclosionado antes de lo habitual. Pues también les sobrará tiempo. Podría observar lo que hacen e imitarles. Es que le doy vueltas al asunto sin saber qué hacer si es que me llega a sobrar tiempo.
Supongamos que realmente me sobra tiempo. Hoy y otros días que haga las cosas rápido. Podría prorrogar eso de hacerme mayor. Pero me dicen que la muerte va por libre. He comprobado que, incluso sobrándome tiempo, el sol se ha puesto a su hora. Y al día le he contabilizado veinticuatro horas. Dónde estará el tiempo sobrante, me pregunto. Me impresiona que a estas alturas de mi vida esté pensando en estas cosas que ni siquiera me producen felicidad y no sirven para currículum.
El poeta me ha contado que no se puede vivir más rápido de lo normal. Pero me han pedido que me sobre tiempo. Esto es un lio. Y me confunde. Si me acomodo en la tumbona de pereza que tengo en el porche a lo mejor resulta que pierdo el tiempo. O lo aprovecho para pensar y descansar. Y va un vecino y me dice que se nota que tengo mucho tiempo porque estoy en la tumbona. Estas cosas me alteran y me crean desasosiego. Menos mal del viento. Pero no entiendo el susurro de las olas.
Acabo de llegar de un viaje y estoy impregnado del espíritu de los hombres perfectos y herejes. Me he sentido identificado en muchas cosas. Utilizo mi mente para transportar las ideas de un lugar a otro. Y pensarlas cuando tenga tiempo. Mi vida es mía y la comparto con quien me da la gana. Que de eso soy libre y no tengo conciencia de ir sobrado de tiempo.
He preguntado a algunos de mis compatriotas humanos cómo llevan lo del tiempo. He recopilado respuestas de todo tipo. Sólo del grupo de jubilados he recogido que "ya no me queda tiempo" y "tengo todo el tiempo del mundo". Son raros estos bípedos con bastón y años acumulados. Y a pesar de todo les tengo un especial cariño. Desayuno con ellos y hago tertulia para absorber sabiduría.
Con los jóvenes me ha pasado casi lo mismo. "Tengo toda una vida por delante" y "si tuviera más tiempo haría muchas más cosas que ahora no puedo hacer por falta de tiempo". Ya casi me resulta evidente, a la vista de los resultados, que el raro soy yo. Que tengo el tiempo justo para todo y no voy sobrado de nada. Y por si no bastara resulta que no sé cuanto tiempo me queda. ¿Cómo me va a sobrar?
He decidido que sólo quiero lo
que me toque. Que no me falte pero que tampoco me sobre. Un tiempo para cada cosa. Quién me mandaría interesarme por la filosofía. Recuerdo haber empezado diciendo que me he levantado cuando se ha hecho de día. Pues ahora termino diciendo que se ha hecho de noche. El sol ya se ha puesto y he decidido acostarme. Y todo esto ha ocurrido en un día con el tiempo justo para todo. Ya veré lo que hago con el calor. Salud.