martes, 11 de septiembre de 2012

Interactuar

Se anuncia para finales de mes una conferencia sobre "fenomenología literaria". Quieren dar fuerza a ciertas ideas y retirar otras que no funcionan. Cuanto más interactúa el escritor con su público, más vende. El que mejor puede promocionar un libro es el propio escritor. A eso quieren llegar y por eso esa conferencia. Aproximar el escritor a sus lectores para que exista una relación distinta a la que conocemos hasta ahora. Las tertulias literarias han sido famosas desde siempre. Los propios contertulios se han dado a conocer a través de ellas y se han promocionado tanto como han podido. Los lugares de la tertulia también se han hecho famosos. Pero eran tertulias o conversaciones cerradas. Muy cerradas. Sin acceso a los demás. Al gran público. Sólo para el círculo de amigos más allegados o cercanos al escritor. Eran otros tiempos y otros escritores. Llegaron a formar generaciones de autores que hicieron fama por sus tertulias, sus escritos y porque todos los hemos estudiado en la escuela. Hemos leído sus obras por obligación y a veces por convicción. Vivían de espaldas a los lectores para los cuales decían escribir. Lo más cercano o próximo a ellos era alguna entrevista en televisión.
Las cosas, ahora, no son así. Por suerte para todos. Las redes sociales han cambiado la forma de ver y hacer las cosas y el escritor ya no se aparece lejano. Puedes seguirle en su cuenta literaria. Puedes preguntar, opinar, decir, leer e incluso mantener una conversación. Ahora el escritor al que sigues, al que lees y que te gusta por lo que dice y por cómo lo dice está al alcance de la mano. Incluso una buena mañana te levantas y al abrir el ordenador percibes, entre extrañado e incrédulo, que te sigue. Le dices algo y te contesta. Lo que pagaría por poder hacer esto con Umbral, Delibes o Saramago. Por poner un ejemplo. Los lees con más interés porque los conoces. Su perfil. Lo que les gusta o no. Lo han descubierto o lo han inventado y se ha puesto de moda. Funciona. Para hablar de ello, limar asperezas y potenciar el asunto van a reunirse la gente que se mueve en el universo de las letras en esta conferencia de la "fenomenología literaria". Debatir, buscar mejores cauces de comunicación. Algo que convenga a todos. Va de eso. Espero que tenga éxito. Es como una feria del libro en el que podamos interactuar con los escritores que nos han cautivado en algún momento o con alguno de sus libros. Seguirá habiendo ferias para conseguir dedicatorias y fotos. Esto es otra cosa. Tiene que ser bueno para todos. El escritor que cuida su imagen pública vende más porque el que vende es él.
Es un ejercicio continuo de autorreflexión por ambas partes. El autor va publicando reseñas que se comentan públicamente. El lector hace lo propio de lo que le ha dejado huella. El autor toma nota y potencia aquellos conceptos que agradan. Los desarrolla desde distintos puntos de vista. Hace ensayo con ellos. Es una especie de test. El escritor puede conocer de primera mano el grado de satisfacción que genera entre su público. Los editores están al acecho. Observan desde la distancia y saben quién vende y quien no. Cómo escribe cada uno y si agrada más o menos. Miden los riesgos de editar en papel. Quieren asegurar ventas porque estamos en crisis. Las tertulias, ahora, son abiertas. Quien publicita mejor es el escritor y sus propios seguidores vía redes sociales.
Yo, mientras, en "Es Comerç". Apurando el café con leche con una dosis de colesterol a modo de ensaimada mallorquina. Bollería casera de la buena. Las temperaturas ya no agobian. Los componentes de la tercera edad han entrado dentro del bar y ocupan su lugar. Las terrazas son para el verano. Un resfriado a esta edad puede ser mortal. No tienen prisa para vérselas con San Pedro. Estamos en crisis pero se hará un esfuerzo. San Pedro puede esperar. Los resfriados a cierta edad son traicioneros. Su tertulia va por otros caminos que no son los literarios. Cada uno a lo suyo. Yo les escucho a ratos. Salud.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Ha refrescado

El tiempo ha cambiado. Lo noto en el ambiente y en las personas. Llevan una rebeca de buena mañana. Yo también para que no se me vea la carne de gallina. Los termómetros empezaron a bajar hace unos días cuando empezó a llover. Perdón, quería decir a diluviar. Lapsus. Que cuando tenga un minuto terminaré el "Arca de Noe II" y abriré un hotelito rural en el jardín de mi casa. Di buena cuenta de ello en Twitter. Si no te enteraste en porque no me sigues. Tu verás.  Las primeras lluvias de final de verano siempre son relajantes porque limpian el aire. El olor a tierra mojada provoca inspiración. Poesía. Pone los sentidos en estado de alerta. ¡Aaah! Pero a los dos días de diluviar de forma ininterrumpida ya no era lo mismo. Volvió la crispación habitual de los que no saben vivir. Huele a charco y a tierra inundada. Huele a delito ecológico que quedará impune porque los cauces de los torrentes estaban sin limpiar. Los que nos gestionan la vida no saben gestionarnos las desgracias. Pero mandan. Las temperaturas siguen bajas y esto es bueno. Las nubes se han retirado hasta el horizonte y se han quedado a la espera. Me dicen que el horizonte está lejos. Me dicen que el horizonte está cerca. Creo que el horizonte está donde uno quiere que esté. El sol vuelve a ganar espacio y tiempo pero no es el mismo de antes. Casi no molesta. Ahora se deja acariciar cuando hace unos días nos escondíamos de él.
Y como quien no quiere las cosas ha llegado Septiembre. Ya lo advertí, "llegará Septiembre", aunque me refería a otras cosas. Ahora somos más pobres. Empezaré a recortar en cosas supérfluas. Nunca en cosas importantes como hacen nuestros gobernantes. Una buena política doméstica de ajustes. Caiga quién caiga. Yo sé quién caerá. Aunque seamos más pobres nuestro espíritu sigue inalterable y el estado de ánimo y la autoestima suben a la par que la prima de riesgo. Aunque no se parecen en nada. Los amigos que escriben cosas interesantes siguen igual que antes de que empezara Septiembre. Lectura obligada. Un conocido prejubilado a veces conversa conmigo. Sabe que escribo cosas y le recomiendo cosas mías y de otros. Lee con ganas. Es intelectualmente modesto y hay escritos que no los entiende. Se parecen más a una tesis doctoral que a una novela. Está cansado de tener que recurrir al diccionario en cada párrafo. Se queja. Es un depredador de libros y me sugiere que escribamos de forma llana y didáctica. Que se entienda a la primera. Tiene razón. No podemos marginar ni despreciar a estos lectores. No los podemos echar fuera del circuito a la primera curva. Autor, escritor, libro, lector, satisfacción, etc. Hay que esmerarse porque si se aburren lo dejan. Poder leer es un derecho. Una boca sin dientes no puede comer de todo por mucha hambre que tenga. Pues igual. A veces somos elitistas. Ya hay muchos. Empezaremos a contrarrestar y a equilibrar. Ordenar las ideas  y la escritura para que mi conocido y sus amigos nos puedan leer.
Y mientras el tiempo ha refrescado. El calor volverá pero ya no será como antes. El verano agoniza. Otoñea. Los escolares preparan sus mochilas. El nuevo curso está a la vuelta de la esquina. Nosotros volveremos a la playa a refrescarnos y a relajarnos. A leer un libro sobre la arena. Ha chapotear. A lucir barriga cervecera. No a matar el tiempo sino a hacer tiempo. Es más estético. A hacer tiempo y conseguir que los días tengan más de veinticuatro horas. Ahora trabajo más horas. Ahora tengo menos tiempo para ocio. Pero las twittertertulias seguirán inexorablemente. El blog verá nuevas entradas. Habrá que hacerlo con menos tiempo. La larga y aburrida crisis que los políticos nos han montado no nos doblegará.
Leo un artículo sobre los abuelos. Esos imprescindibles desconocidos. También se han echado a la calle. Protestan y reivindican sus pensiones y sus medicinas. También se han echado a los parques porque están pluriempleados. Canguros de los nietos y padres de sus hijos. Sus hijos trabajan precariamente o trabajan buscando trabajo. Son incluso protagonistas destacados de buenas novelas de ahora mismo. Algunos se han echado a la calle porque les han quitado la casa. ¡Joder con la justícia social! Los bancos recibiendo rescates y no tienen narices de rescatar a los ancianos. Nunca nuestros ahorros a ningún banco que practica el desahucio. Me he desviado y eso último que he escrito no es literatura. Es basura de actualidad. Decía que ha refrescado porque se nota en el ambiente y en lo que escribo. El las rebecas y en el sol que sale más tarde. Y como el sol sale más tarde el verano ha decidido marcharse a otro lado. La alternancia es buena. Siempre. Cuando recogen a sus hijos, los abuelos recuperan su tiempo. La jubilación implica un grado de sabiduría. La perspectiva es mayor y eso ayuda. Voy a ir cerrando para no mezclar. Los abuelos viven inteligentemente con un punto de diversión y de ingenio. Eso hablan entre ellos y será verdad. Sólo mienten en el tamaño de los peces que pescan y en el número de tordos que han cazado. En esto no son de fiar. Salud.
 

lunes, 3 de septiembre de 2012

Don Fulanito

Uno no gana para sobresaltos. De buena mañana una emisora de radio alterna la música con las tonterías de sus tres presentadores que entre canción y canción te dan una noticia y luego te la comentan. A su manera, claro. Lo de comentar no llega ni a eufemismo. Es un decir. Un hablar. Sueltan una gilipollez disfrazada de tontería porque quieren ser graciosos. Luego ellos mismos se ríen mientras la audiencia cambia de emisora de radio. No son los únicos. Pillo una que parece seria. Anuncian una entrevista con Don Fulanito. Es el seudónimo de un libre pensador. De un escritor célebre. Un virtuoso de la pluma y de las letras. Entrado en años y falto de sentido común. Con un déficit de neurotransmisores que resulta preocupante. Se le nota por lo que dice.
Consigue romper la entrevista en mil pedazos. Casi consigue romperle los nervios a la presentadora que hace esfuerzos para parecer educada. A los que escuchamos se nos pone a prueba. Don Fulanito (que es un seudónimo) contesta lo que le da la gana sea cual sea la pregunta formulada por la presentadora. Lo importante no es la pregunta que se formula. Lo que verdaderamente importa es la respuesta que él da. Puro descaro. Es lo que le interesa a él y a cierto público -que lo tiene-. Después de estas entrevistas para tontos e idiotas varios uno ya no sabe qué pensar ni qué emisora escuchar. Parece que haya tomado alguna sustancia prohibida o que se haya pasado de medicación con efectos adversos sin controlar. Lo que ha tomado interfiere las sinápsis y las bloquea. Sea como fuere la entrevista sigue muy a pesar mio y de la presentadora que sigue haciendo esfuerzos para controlarse. La conciencia que tiene Don Fulanito (que es un seudónimo) como escritor empieza a dañar su imagen.
Dice que a día de hoy ya no se puede escribir porque no hay nada novedoso que decir. Está todo dicho y escrito. No hay nada nuevo salvo copiar de uno y de otro. Reconvertir lo viejo en nuevo. Provoca una y otra vez. La gente no tiene ideas. La escritura actual es superficial y carente de calidad. Por este motivo él ha tomado la iniciativa de dejar de escribir y espera que le sigan muchos más. Se trata de no aburrir y no dañar su imagen de virtuoso de las letras. La presentadora ya no sigue el guión. Lo aparca y entra con todo. Es su momento para subir en audiencia y en reconocimiento profesional. Los años no lo han hecho más sabio a Don Fulanito (que es un seudónimo). No parece que haya aprendido mucho de la vida -le dice la presentadora-. Hay mucha gente que escribe cosas interesantes y de forma magistral. Yo leo cosas de esas cada día. Hay escritores noveles con ganas y muchas cosas que decir. Además saben cómo hacerlo. Don Fulanito (que es un seudónimo) no atiende a razones e insiste una y otra vez que no hay ideas. Que lo que se escribe ahora es malo de narices. No lo pienso leer. Todo lo que pasa por mis manos no tiene ni pies ni cabeza. Sólo con ojear un libro se si es bueno o malo. He decidido releer a los clásicos. Pues muy bien. Nos alegra.
Así transcurre la entrevista que resulta monótona y deprimente. Lo poco de bueno e interesante que se escucha lo aporta la presentadora. Estoy tentado de cambiar de emisora pero me mueve el morbo de saber en qué termina todo. Es un esperpento y un despropósito juntos. Se posiciona como un intelectual y un artista. La entrevista entra en un círculo vicioso cansino y sin trascendencia. La periodista insiste. ¿No será que usted se ha quedado sin ideas y generaliza su problema? ¡De ninguna manera, señorita! Coja cualquier cosa de las que se publican ahora mismo y perderá el interés en el mismo prólogo. Son burdas copias de los clásicos. Les cambian nombres, fechas y decorados. No me puedo creer lo que escucho. Es inverosímil. No puede ser que Don Fulanito (que es un seudónimo) diga esto. La entrevista es real y el entrevistado no se llama Kafka. La sociedad no quiere consumir basura a precio de cosa buena. ¡Yo por lo menos no lo haré!
La presentadora le indica que se escribe bien y se consume. Que las editoriales no publican a noveles por falta de presupuesto y no de calidad. Que hay editores jóvenes con olfato que publican. La presentadora concluye que ha sido un error traerlo al programa y da por concluía la entrevista. ¡Pierde usted el tiempo añade Don Fulanito! Aparece la música para dar un respiro. Templar ánimos y nervios. Después de la música, y como si no hubiera pasado nada, el programa termina como siempre. Unos versos y alguna frase para reflexionar y pensar. A partir del próximo programa pasarán escritores que opinen de forma creativa sobre literatura y cultura en general. Salud.

jueves, 30 de agosto de 2012

En el metro

Hace poco que he llegado de Madrid. En la capital me muevo en metro. Hora punta. Entre los pasajeros no cabe un alfiler ni un papel de fumar. No puedes hablar. A duras penas, respirar. ¡Ding, dong, dang, ding! Voz de hombre, "próxima parada...". Voz de mujer, "Nuevos Ministerios" ¡Ding, dang, dong, ding! El metro desacelera de forma brusca pero nadie se desplaza porque doblamos el aforo permitido y aquella cosa llamada inercia no puede actuar. Desde la ventanilla observo un bulto en el arcén. El bulto se vuelve más grande a medida que nos vamos acercando. Preocupante. Bueno, no. No subirá porque no cabe. ¡Briiiii! Sonido chirriante que hacen las ruedas del metro cuando se frenan. ¡Zasssss! Se abren las puertas. El bulto enorme del arcén resulta ser una señora de raza portentosa. Inmensas tetas. Inmenso culo. Grandes y fornidos brazos. Enfundada en unos vaqueros imitación D&G con dibujo de lentejuelas a juego en los bolsillos traseros. Morritos pintados color rojo pasión. Pelo recojido y bolsito en bandolera al gusto. Zapatos deportivos para la ocasión. ¡Es imposible que suba! Estaba esperanzado. Error. La señora de raza portentosa y última versión del Homo Hábilis entra con dificultad por tamaño y por espacio. No bajó nadie pero entró ella. ¡Por Dios!
Del primer empujón mi persona física se vio transportado desde la entrada del vagón hasta el lado opuesto. Maleta de viaje incluida. Éramos una masa compacta de gente impenetrable. Como sardinas en lata. Del segundo empujón intentó lo mismo con un abuelo octogenario. No lo consiguió. Todavía recuerdo la mirada agonizante en busca de ayuda que no le pude prestar por más que quise. El representante de la tercera edad avanzada se quedó en medio del vagón literalmente empotrado contra una barra vertical que hace las veces de agarradera. La señora de raza portentosa de grandes tetas y culo inmenso. Brazos y manos fornidas y morritos pintados color rojo pasión siguió empujando con fuerza hasta conseguir que el octogenario agonizante -casi en fase terminal- y la barra vertical se fundieran en una misma cosa a modo de pintxo de cocina de autor. No puedo olvidar su mirada. Me persigue a todas partes y a todas horas. No puedo cerrar los ojos porque me aparece una y otra vez hasta provocarme pesadillas. No he sabido más de él.
Ella sólo estuvo un trayecto. De Nuevos Ministerios a Gregorio Marañón de la línea diez del metro de Madrid. Su efecto fue devastador. He buscado aproximaciones literarias para mejor entendimiento y comprensión de la mujer que describo. La mejor referencia es la que aparece en el Quijote cuando traza el perfil de Aldonza Lorenzo. Hija de Lorenzo Corchuelo. Señora del universo. Tan forzuda como el mejor zagal del pueblo. Moza de chapa, hecha y derecha, y de pelo en pecho, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante que la tuviera por señora. Qué rejo que tiene y qué voz. Nada melindrosa, porque tiene mucho de cortesana, con todos se burla, y de todo hace mueca y donaire. Gastada la faz de andar por el campo, el sol y el aire. Toda una princesa. A esto me refería. Calcada a Aldonza Lorenzo que igual grita encima del campanario, rastrilla lino en las eras o viaja en el metro de Madrid.
Nadie podía agarrarse por falta de espacio lo que provocaba que estuviéramos a merced del vaivén caprichoso y monótono. En un descuido, la señora de raza portentosa. De manos y brazos fornidos levantó uno de ellos para agarrarse a una barra horizontal puesta en lo alto del vagón. Se cogió a ella. A partir de este momento todo me resulta confuso y lo escribiré más o menos como creo que ocurrió. Mi nivel de conciencia y el del resto de pasajeros fue disminuyendo hasta marearnos. Era un olor hipnótico y sedante de sobaco de temporada alta estival. Casi mejor así. Con las facultades mentales mermadas y un punto de semi inconsciencia el sufrimiento fue menor. Me estoy recuperando. Gracias.
Estoy en casa y quiero olvidar esta terrible experiencia y este olor anestésico que desprendía. Ya he pedido hora a mi psicoterapeuta para empezar el tratamiento cuanto antes. Los privilegiados que viajaban sentados en lugares destinados a minusválidos y que tenían libro abierto para leer...lo cerraron al tiempo que los ojos y se obnubilaron.
¡Ding, dong, dang, ding! Voz de hombre, "próxima estación...". Voz de mujer, "Gregorio Marañón". ¡Ding, dang, dong, ding! El metro vuelve a desacelerar bruscamente y otra vez la inercia no puede con la masa de gente y no actúa. Nadie se mueve. Ni siquiera te puedes caer desmayado por falta de espacio. Te tienes que desmayar de pié. ¡Briiiii! El vagón se para. ¡Zasssss! Se abren las puertas y la señora de raza portentosa. Grandes tetas. Culo inmenso. Cabello recogido. Brazos fornidos. Morritos pintados color rojo pasión y zapatos deportivos...¡bajó! Más de la mitad de los pasajeros hicieron lo propio con la mirada perdida. Alguno bajaría por necesidad, otros por equivocación y otros seguirían trayecto por no estar recuperados del todo. Desde el arcén pude ver al octogenario representante de la tercera edad avanzada que seguía empotrado en la barra vertical. Pobre hombre. A su edad. A partir de ahora me desplazaré a pié. Callejear será bueno y, de paso, a mirar escaparates. Salud.

lunes, 27 de agosto de 2012

De la brisa

El tiempo pasa irremediablemente. El verano caluroso y bochornoso que hemos tenido se bate en retirada. Va ahuecando como se dice en círculos preadolescentes. Pero lo hace con ganas. Muere matando. Ha dejado los días de peor calor para el final. Esos que te obligan a esconderte en las horas centrales del día. El tiempo pasa distinto según las circunstancias y por eso busco las más favorables. A veces, pero, no las encuentro. Me refugio en la literatura. Bien de mañana o al atardecer que es cuando el tiempo nos da un respiro en forma de brisa. Brisa refrescante. Con la humedad del mar. Es lo que hay. La literatura y la cultura en general actúan como espejo de la sociedad. Queda reflejada tan real como la vida misma. No se qué pensar. Diría que hay cosas de la sociedad que están enfermas.
Hoy desayuno en "Es Comerç" como de costumbre y aparece un contertulio ocasional que ha estado un tiempo sin venir. Sin aparecer ni salir de su casa. Ha estado enfermo de desamor. Me dice que lo ha pasado mal. Es complicado enfrentarse a lo inimaginable. Lo mio era inimaginable, me ha dicho. Se repondrá. Está más tiempo callado que conversando. ¿Qué le debe pasar por su mente cuando tiene la mirada perdida en el infinito? Me resulta complicado volver a ganarme su confianza. Está pasando un duelo patológico. Me comenta que necesita encontrarle un nombre a su patología aunque los otros no lo entiendan. No es bueno tener una cosa que no tiene nombre. No le puedes encontrar un remedio. Él escribía y lo hacía bien. Se sentía privilegiado porque era leído. Ahora no escribe. Me dice que volverá a coger la pluma porque tiene necesidad de escribir lo que ha pasado. Contar lo sucedido. Pero ahora mismo desde la subjetividad que percibe las cosas no sería objetivo. Percibe las cosas distorsionadas. Necesita tiempo. Parece mayor. Se ha vuelto mayor. Es mayor. Es una persona rendida a la tenacidad. Como yo. Volverá a escribir lo que piensa. Como yo. Tiene conciencia de que sólo se puede escribir desde la intelectualidad. El lector lee inteligentemente y nos debemos los unos a los otros.
Pongo cara de tonto y hablo sin parar para provocarlo. Siempre que hago esto alguien lo advierte enseguida. Él lo ha hecho. No conviertas tu vida en un caos. La vida puede ser caótica en sí misma. Hay que poner orden. No es una cuestión de educación sino de ser sincero con uno mismo. También con los demás. Me explica que tuvo una indecisión en el camino y que lo llevó por un sitio equivocado. Se dio cuenta y ha vuelto al camino correcto. Ahora le ha quedado una cicatriz que a ratos le molesta. Le escuece y le pica al mismo tiempo. Sus palabras dan paso a los gestos. Algunos no se interpretarlos. ¡Qué lástima! Dice. Había preparado una cena. Había montado una mesa con complementos para la ocasión. Había encendido dos velas. Pero no se presentó. Eso determinó su futuro. Hizo la maleta y salió de casa dejando las velas encendidas. Ni siquiera cerró la puerta. Compró un billete de tren y esperó en el andén. No se acuerda de cuanto tiempo estuvo. El jefe de estación le advirtió de que había dejado pasar varios trenes. Volvió a casa. Las velas seguían encendidas en la mesa. Había depositado esperanzas en una relación que había durado poco, o no. A veces el tiempo no se puede medir. La misma razón que le llevó a comprar los billetes le llevó a dejar pasar los trenes. Se acostó. No podía dormir. Necesitaba una señal. Un indicio. Dejó una nota. Avísame cuando llegues. No me falles. Es una necesidad. Cuando llegues despiértame. No llegó. Al día siguiente tampoco. Ahora mismo se está reponiendo de una mala experiencia mientras se lame las heridas.
Cuando era pequeño era como mi madre, me dijo. ¡Cómo! Atrevido. Ahora no lo soy. Cada vez me cuesta hacer ciertas cosas. El desayuno con mi contertulio ocasional me está dejando un mal sabor de boca. Hace un tiempo lo vi en unos grandes almacenes. Yo bajaba y él subía y por la disposición de las escaleras nos cruzamos. Creo que nos miramos de reojo. Nadie dijo nada. Su cara inexpresiva. Su rostro reflejaba las pocas palabras que pronunciaba. Yo le tenía ganas a una buena conversación pero no la tuvimos. Sigue herido. El tiempo pasado que no ha sido bueno es mejor no removerlo demasiado. Llegarán nuevos tiempos que nos dejarán respirar. Terminamos el desayuno con un apretón de manos y cada uno a lo suyo. La experiencia nos protege de estas cosas y de otras. Después de esto no tengo ganas de sentarme y escribir. Así que no lo haré. Daré un paseo. Salud.

jueves, 23 de agosto de 2012

Amanecer

Estar en twitter te da opciones. De muchas clases, evidentemente. Mi círculo social se limita a las letras. Libros y lectura. Escritos de la gente que publica o publicita. Referencias literarias y bibliográficas. Ensayo. Poesía. Frases. Pensamiento. Conversaciones trascendentes para madurar. Opciones diversas sin censura. Desde el respeto y la libertad. Sigo a los que despiertan algún tipo de interés en mí en lo que escriben o reflexionan. Sin pedir permiso. Como toca. Presupongo que me siguen a mí por el mismo motivo. Seguramente es así, o no. Pero no me preocupa. Queda claro que mi asunto es puramente literario. Sigo las indicaciones y opiniones de otros twitteros sobre libros y escritos publicados por ellos mismos o por otros. He hecho amigos con los que me une la pasión por las letras y las reflexiones inteligentes o ingeniosas. He leído mucho pero me queda todo un mundo por descubrir. Leo lo que las editoriales publican. Resulta que hay mucho talento que no publica en editoriales. No sé porqué. Hay verdaderos escritores notables. Innovadores en el arte de la escritura.
Tienes opción de entrar en sus webs, sus blogs, sus tweets. Descubrirlos. Todo tipo de géneros y todos buenos de verdad. Nada que envidiar a los buenos relatos o a las mejores novelas. Es todo un mundo editorial al margen o en paralelo al mundo editorial clásico que hay en las librerías. Una opción de leer cosas inéditas, géneros mixtos bien construídos, genialidades perfectas, escritores con genética de escritores que las editoriales convencionales no les publican. Opción a interactuar con los que escriben y sentirlos cercanos sin tener que esperar la feria del libro o el día del libro de San Jorge. Estos nuevos escritores se han buscado un hueco en las redes sociales y lo han encontrado. Esto es bueno pues para las letras.
En el lugar dónde ahora mismo me encuentro escribiendo estas cosas está amaneciendo. El cielo está despejado para la ocasión. Alguna nube que actúa de complemento. El sol sale del agua del mar majestuoso. Grande. Inmenso. Rojizo. El mar en calma que se tiñe de dorado y lo refleja. Brisa marina agradable. A esto lo llamo yo empezar bien un día. Lo organizaré a mi gusto como si fuera un adolescente en su fase rebelde. El único límite a mi libertad estará dónde empiece a molestar a los demás. Estoy en un pueblo de la isla de gente educada porque el ambiente no te permite otra cosa. Somos depredadores de pasarlo bien. No hay nada tóxico que nos rodee porque nos hemos rescatado de todo lo malo. Tampoco somos esclavos del tiempo. Lo vivimos según vienen dadas. Mucha gente no entiende esta forma de existencia y este universo y huye al bullicio de las grandes ciudades. Hemos quedado voluntariamente los que somos capaces de emocionarnos con un amanecer como el de hoy.
Cada uno se divierte a su manera y a nosotros nos divierte esto. No jugamos a las cartas ni al dominó ni a la petanca. Nos reunimos para conversar. Sobre un montículo que domina el mar hasta el horizonte. Sentados en unos bancos de madera y debajo de unos pinos que proporcionan sombra y refrescan el ambiente. Cada vez que llega algo de brisa huele a mar y a pino. Es un relajante natural. No hablamos de la crisis. El dinero de los de la crisis no ha desaparecido. Simplemente nunca existió. Era un dinero virtual. No es nuestro caso y por tanto no nos importa. Nos importan otras cosas. El día a día. Las gentes. La convivencia. Los recuerdos. Las metas de futuro. Los días duran porque se viven. La gente se levanta temprano para ver amanecer y tampoco tiene prisa para acostarse por la noche después de haberse puesto el sol. El amanecer evoca comienzo. Inicio de algo. Algo bueno. No somos deudores de nada ni de nadie. Somos deudores del mantenimiento de la tierra que tenemos que dejar.
El amanecer es un regalo para los sentidos que ocurre cada día aunque de forma distinta y a una hora distinta. Es lo de menos. Estamos acostumbrados. Pero cada día es inolvidable. No nos cansamos. Tampoco se cansan las olas del mar que viene una y otra vez a la orilla a romperse. Este ruído monótono acompaña la salida del sol. No existe una cosa sin la otra. No hace falta tener dotes narrativas para describir este momento. Es simple y se describe solo. Pero hay que tener sensibilidad para emocionarse. Es imprescindible porque es increiblemente bello. Salud.

lunes, 20 de agosto de 2012

@IX_TECUAN

Estar en twitter tiene esto. Es una red social. Esto implica socializarse y hacer amigos. Amigos, algunos, desde la lejanía. Cada uno en su casa y en su tierra. A veces son muchos kilómetros. Esto no quita lo de hacer amigos y contactar con ellos tantas veces como quieras. En mi caso me une a ellos la literatura. Las letras. Lo que lees de ellos y lo que escribes para ellos. Más de lo primero que de lo segundo. Twitter es una jaula en la que estamos obligados a convivir toda una fauna de gente con distintas sensibilidades y profesiones. Estamos unidos por las letras y el pensamiento literario. Me ha llamado la atención el perfil de uno de ellos. Cuando sigo a alguien leo su perfil y lo que escribe. Este amigo del que voy a hablar tiene un perfil casi tan largo como una de mis entradas de blog. Es completo pues y así se lo he dicho con pocos caracteres. Los que me están permitidos. Me ha otorgado la libertad de hacer lo que quiera con su perfil. Es de mi agrado y lo intentaré reproducir.
Su estilo es de un escritor nato. Su nombre verdadero no tiene importancia porque le fue impuesto. Importa el nombre que adopta. Es IX_TECUAN AKBAL MICTLAN. Hace poquito que cumplió treinta años. Le gusta dormir solo. Escuchar buena música -no especifica-. Leer. Tocar la guitarra. Intenta escribir cosas interesantes aunque sólo escribe las que siente. Verdadera maestría en lo que he leído. Se define vago por vocación y por convicción. Yo creo que nació cansado y con sueño atrasado y ahora se recupera en sus ratos libres que compagina con la música y la escritura. Es empleado de oficio y viajero habitual. Afirma que todos los estudios que ha realizado y que lo han formado profesionalmente los ha llevado a cabo en escuelas privadas. Privadas de pupitres, de pizarras y de un sistema educativo eficiente. Escuelas privadas de un plan de estudios competente y de todo aquello que una buena escuela debería de tener. @IX_TECUAN cursa, todos los días, estudios en "la escuela de la vida" de la cual todavía no se ha graduado y ni siquiera, a veces, saca buenas notas. Es emocional y así se define.
Describirlo implicaría utilizar un adjetivo cada día. Es evidente que mi amigo es una persona compleja. Tiene la teoría de que las personas dejan de leer a partir de la octava línea por falta de motivación, por distracción o por lo que sea. Quien haya llegado hasta aquí sepa que es la excepción descrita por @IX_TECUAN. Pero esto a él no le importa y escribe textos que aburren a cualquiera. Es breve y extenso a la vez. Diplomático y febril. Autómata y humano. Una constante combinación de antagonismos. Por todo ello se ha visto en la necesidad de crear un espacio personalizado que le permita criticar al mundo, a la vida y a hablar de cosas innecesarias. En lo que refiere a mujeres su gusto es un tanto extravagante. Lo que más le seduce es la inteligencia innata. Aquí tiene mi apoyo. Puede caer rendido a los pies de una buena ortografía y alcanzar casi el orgasmo ante una sintaxis compleja y bien enunciada. Le deleita escuchar hablar de literatura y de religión. En este último punto se declara ateo y falto de fe. Aquí deduzco semejanzas conmigo mismo porque pienso igual y además soy un demócrata de izquierdas. Mi amigo cambia, con los ojos cerrados, unas piernas largas por un léxico abundante. Veremos lo que dice cuando abra los ojos. Quedan descartados los discursos redundantes. Se enamora con ternura de la ignorancia sincera y le provoca revulsión la verborrea canchera.
Una metáfora de amor le descoloca y prefiera la imaginación a un buen peinado. La mujer más sexy es la puntual y la más codiciada, la honesta. El maquillaje sólo ofrece fachada. Evita a toda costa los estereotipos aunque sabe admirar y reconocer la belleza física sin que esto modifique su manera de "ver" a una persona. Termina su perfil con una reflexión de Girondo donde dice que "lo que no le perdona a una mujer es que no sepa volar". Es genial. Lo dije al principio. Tiene madera de escritor. Ha dejado plasmado en su blog, con motivo de su treinta cumpleaños, que es mejor vivir que estar y durar. Es un ser espiritual en un cuerpo. Hay que mantener el cuerpo para que no desaparezca la espiritualidad. Cogerle apego a su ser carnal le impide evolucionar espiritualmente y trascender. Lo que he escrito me lo ha dictado él. @IX_TECUAN AKBAL MICTLAN será mi amigo hasta que él mismo diga basta. Salud.

jueves, 16 de agosto de 2012

La edad

Me estoy haciendo mayor. Lo se porque me duelen las rodillas. De día cuando me agacho. De noche sin hacer nada. He consultado con un experto y me ha dicho que es Artrosis. He buscado una segunda opinión y me han asegurado que son los meniscos. Tener dos diagnósticos distintos sobre lo mismo no es bueno porque me han dejado intranquilo. Podrían no ser ninguna de las dos cosas o ser las dos cosas a la vez. Me he puesto rápidamente en contacto con un tercer especialista para que me diera el diagnóstico de la tranquilidad. El de la confirmación. No ha sido así. Ni mucho menos. Me ha dicho que "es la edad". A partir de ahí he hablado y consultado con todos los que me rodean y la mayoría ha confirmado el último diagnóstico: es la edad.
No se cómo calificar mi estado de ánimo en estos momentos cuando estoy diagnosticado de una cosa que podrían ser grave y cuya causa es la edad. Inquieto, intranquilo, perplejo. Ya no se si le temo más a la prima de riesgo o a la edad. La prima de riesgo igual sube que baja y nadie tiene una explicación razonable. Con la edad pasa lo mismo. Aparece acné y es por la edad. Te desaparece y es por el mismo motivo. Empiezas a menstruar o dejas de hacerlo y es cosa de la edad. Aparecen canas o se te cae el pelo y es culpa de la edad. Cualquier cosa que te pase puede ser por la edad. Y un sinfín de cosas más. Estoy descubriendo que la edad tiene mucho poder. Tiene la capacidad de modificar muchas cosas y de influir en otras tantas sin que podamos evitarlo ni fomentarlo.
No tiene en cuenta nada y es intocable e incuestionable. Vivimos a merced de lo que la edad tenga dispuesto. Además actúa de mala fe. A medida que cumples años -tienes más edad- ésta te va menguando la audición, la vista, la motricidad, el intelecto, la memoria, etc. Que es cuando más necesitas de estas cosas. Al mismo tiempo te van aumentando los achaques, las dolencias y todo aquello que no quisieras tener. Para un diagnóstico tan sencillo no hace falta un especialista. Descubro con asombro que todo el mundo sabe que la edad hace todas estas cosas. Y yo preocupado porque las rodillas me crujen y me duelen por la noche. Ahora mismo estoy abrumado y desbordado por los acontecimientos porque soy persona sensible. Y más con estas cosas de la salud.
Cada cierto aparecen publicadas las listas de los hombres más ricos e influyentes para regodeo del pueblo llano y empobrecido. Nunca antes he leído cuanto poder tiene cada uno de ellos según su fortuna. Mucho menos del poder incuestionable de la edad sobre nosotros. En fin, le haremos un seguimiento para ver cómo evoluciona y si se puede entrever alguna cosa. Que no nos coja desprovistos. Soy descendiente moro y celta. Respiro aire de la Sierra de la Tramontana. Me baño en aguas del Mediterraneo. Tengo un carácter isleño que se ha ido forjando y acostumbrando a un turismo masificado y devastador. Sería casi un héroe si no fuera porque estoy a merced de la edad. Me gusta la lectura y la escritura. La conversación con los amigos. Diríamos que estoy bien de no ser por la edad y sus caprichos. Decía J.L. Gutierrez que el libro es un objeto querido de hoja perenne y que otros tipos de literatura son de hoja perecedera como los periódicos. Tenía razón cuando lo dijo. Me gustó y se lo he copiado. No me importa lo que piense la edad de esto. 
Ahora ya se que lo que soy y lo que me pasa es por la edad. Tranquiliza saber este tipo de cosas. Te ahorras muchas visitas a consultorios médicos. Incluso quedas bien cuando le dices a otra persona, con cara de vacilar, que lo que tiene es cosa de la edad. Te respetan más a partir de este momento porque te ven seguro de tu afirmación. Bueno, no todos. Tengo una amiga que es físicamente indigente pero mentalmente intelectual. Siempre dice que prefiere vivir a estar. Es una sin papeles porque no los ha sacado o no los ha renovado. Tan simple. Es antisistema para los amigos. Escribe mucho y bien. Está en busca y captura por lo que escribe porque dice la verdad y no gusta a los de arriba. Vive semiescondida y se mueve poco. Está bastante atacada por la edad pero no le preocupa. La bautizaron como Teresa del Niño Jesús Pena Carapeto. Nosotros la llamamos "Teresita" y a ella le gusta. Firma sus escritos con el seudónimo de Anna Godoy. Dice que un día de estos saldrá a dar la cara y contará toda la verdad. La edad la ha cambiado. La edad también tiene el poder de cambiar a las personas. ¡Joder con la edad!
Teresita se siente segura en la inseguridad de la noche que es cuando escribe. A ella también le duelen las rodillas como a mi. Estoy seguro que es la edad y así se lo he hecho saber. Pero me ha dicho que son bobadas y que a ella no le preocupa. Tendría que ser como ella y no preocuparme por la edad. Salud.

lunes, 13 de agosto de 2012

Impartir justícia

No siempre la función de la justicia es la que debería de ser. Impartir justicia. Presuntamente el fiscal y el juez -en colaboración con la policía- investigan un supuesto que vaya claramente en contra de las leyes vigentes y que están hechas para mejor convivencia de todos. No siempre es así. Lo que venimos en llamar justicia funciona de una forma oscura y opaca. Incluso a veces se declara "secreto de sumario". Oscurecer más. Esto viene a significar que a los cinco minutos de cada paso que la justicia da en secreto el resto de los mortales ya lo podemos leer en los medios de comunicación. Es así aunque no debería. Las investigaciones deberían ser públicas. Que la gente se entere y que incluso pueda aportar sus pruebas para mejor esclarecimiento de lo que se investiga y que la verdad salga a la luz lo antes posible. Prevalece el oscurantismo inútil. Los imputados van declarando en secreto y al poco de terminar podemos leer en los medios de comunicación todo cuanto se ha dicho por las partes. Cuando el periodista es preguntado contesta sin más problemas que su misión es informar pero nunca revelar la fuente de sus informaciones. Su contacto, pues, está a salvo. Con todo y al final se genera indefensión para los presuntos malos.
Se molestan y manifiestan estar sometidos a un juicio paralelo y que, por todo ello, ya se sienten condenados de antemano por la sociedad. Algo de cierto hay porque quien escribe esto -un servidor- es asiduo a condenar a presuntos malos sobre todo si se trata de políticos, mangoneo, corrupción, mala praxis, despilfarro, enchufismo y todas esas cosas que son connaturales a la profesión y a la persona de un político. El de más rango tendrá más culpa que otros. Es lógico porque es la persona pública. La que todos conocemos. Es tan cierto que también están los colaboradores necesarios. Los asesores en la sombra. Los que siempre tienen la excusa en la boca y en la intención de que les han dado órdenes de arriba y ellos se limitan a cumplir. Aquí no debería existir la excusa. Si las órdenes que vienen desde arriba son claramente injustas y antisociales no se aplican y se dimite. Después que pongan a otro colaborador o asesor y si tiene arrestos que lo haga.
Además las leyes no se aplican de igual manera. Un buen letrado y una cuenta corriente pueden hacer que la justicia sea más ciega, más lenta y más injusta de lo que lo es en sí misma. Puedes permutar delitos por información contra otros. Puedes cambiar años de cárcel por dinero o fianza. Muchas cosas que les está privado a los pringados de turno les está permitido a los vivales de clase bien. A nadie se le escapan estos chanchullos judiciales. Algunos juicios no se llegan a celebrar porque se ha producido un acercamiento por ambas partes. Un acuerdo entre la fiscalía y el letrado. Llegados a este punto todo queda en nada. Cuando se trata de personajes públicos se genera una gran alarma social que se parece a una tormenta de verano. Mucho ruido, mucha agua, escampa y se olvida. Con los años se aprecia cansancio en la sociedad que pierde el interés porque el caso inicial se va diluyendo en segundos personajes y en terceros que ya nadie conoce. Y el caso se cierra porque prescribe.
Los casos se archivan por falta de pruebas. Las pruebas desaparecen o se manipulan. Los detalles se contaminan. Aparecen defectos de forma o cualquier otra chorrada jurídica inventada para la ocasión. Una explicación en un escueto comunicado a través de twitter y asunto zanjado. Hechas así las cosas no es de extrañar que la gente haya acuñado a la justicia como una farsa o un cachondeo. Un gran circo de tres pistas. Te pierdes porque no sabes qué pista mirar. No es una percepción. Es una realidad. Si tienes asuntos pendientes con la justicia procura tener dinero y un buen abogado y dejarás de tener causas pendientes. Seguro que llegáis a un acuerdo. Salud.

sábado, 11 de agosto de 2012

La Tierra Prometida

Llevo veinticuatro horas pensando y me estoy planteando seriamente la posibilidad de que soy un ingenuo. Claro que a mi edad no debería de serlo. Tantos años forman el espíritu, la mente y la personalidad de cada cual y le hacen inmune a ciertas cosas. Pero incluso razonando de esta forma sigo concluyendo que soy un ingenuo. También podría ser que otros me tomaran por tonto y yo no hubiera caído en la cuenta. Podría ser. Cuando me hago esta pregunta salgo de un saludable letargo que aquí llamamos "siesta". No me refiero a una siesta cualquiera de aficionado. Una siesta de aprendiz de hacer siestas. No es así. Me estoy refiriendo a una siesta de profesional. De estas de holgazanear hora y pico con los ojos cerrados y la mente en babia más allá del horizonte. 
Pasado esto necesito un tiempo de recuperación. De ponerme al día y al momento. Recuperar mi identidad de siempre. Someterme al tiempo. Actualizarme y reiniciarme. Esto lleva otro tiempo o un tiempo entre momentos de mi vida. Un entretiempo en el que he estado vivo pero que no he vivido ciertas cosas porque esto es la verdadera esencia de la siesta. 
Bueno, no nos liemos. Estando en la situación que describo hay cosas que deberían estar prohibidas e incluso tipificadas como delito en el código penal. Me refiero a estas visitas que uno tiene a menudo y que me desconciertan y me desesperan al mismo tiempo. Tengo que salir airoso de este tipo de visitas pero me encuentro en inferioridad de condiciones toda vez que todavía no soy yo y mucho menos entre mis circunstancias habituales. Soy un homo post siesta, por tanto, poco sapiens. Una niebla invade mi entendimiento y me dificulta el pensamiento normal. Estoy lento e ineficaz. Los que vienen a visitarme tienen todas las de ganar.
Abro la puerta con espíritu ganador y hago que se me note en la mirada. Ya sabes a que me refiero. Puedo ser derrotado pero no fácilmente. 
¡Buenos días. Dios existe y venimos a ofrecerle la tierra prometida! 
Cierro la puerta. Me apoyo en la pared con la mano en el pomo de la puerta. Cierro los ojos y respiro profundamente. Pienso si todo es real y veo que sí. Vuelvo a abrir la puerta. ¡Buenos días. Dios existe y venimos a ofrecerle la tierra prometida! 
Dos señores trajeados próximos a la edad de jubilación de antes de la crisis. Un maletín y una revista similar a la hoja dominical de los obispos pero en blanco y negro. Me miran con cara de asombro por lo ocurrido antes. Cuando les cerré la puerta. La mejor defensa es un buen ataque. Paso al ataque. 
¿De cuantas hectáreas estamos hablando y a qué precio me vende Dios la tierra prometida? La tierra prometida es gratuita e ilimitada y Dios la ofrece a quien quiera seguirle. Cuando le llegue el momento de vivir la vida eterna usted le entregara el alma que se le prestó y podrá disfrutar de ella. Piense que le estamos ofreciendo algo a lo que no se puede negar. Es un bien inmaterial con el que disfrutará de la felicidad infinita y eterna a cambio de algunos sacrificios terrenales. 
Últimamente todo el mundo me habla de sacrificios terrenales y temporales. Ya empiezo a mosquearme. 
¿Trabajan ustedes para el gobierno? ¡No! Somos hijos de Dios y le damos la oportunidad de unirse a nosotros para alcanzar la vida eterna e infinita. 
Miren, no es nada personal, tengo mucha familia y lo llevo bien así. No me veo preparado para asumir más y menos de sopetón. No podría, sinceramente.
¿Ha leído usted la biblia? De pequeño en la escuela algunos párrafos. Ahora leo otras cosas bien distintas. La tierra prometida está en su corazón y en su espíritu. 
Yo no quiero tierras. No tengo tiempo ni vocación para cuidarlas. Yo mismo soy un damnificado de la crisis y lo único que me preocupa es mantener mi puesto de trabajo y tener un sueldo digno. ¿No me podría cambiar Dios la tierra prometida por un puesto de trabajo fijo y  mejor? 
Los dos trajeados empiezan a perder la compostura. Se les nota inquietos. No representamos a ningún club social. Le ofrecemos la paz eterna en el cielo junto al creador. Deje sus vínculos terrenales y Dios Padre le recompensará con una vida eterna a su lado. 
Es tentador. Ahora mismo salgo de una siesta y no estoy en condiciones de pensar y tomar una decisión de tal trascendencia. Pues vendremos otro día que usted quiera y que esté en condiciones de mantener una conversación sincera con nosotros y consigo mismo. Que tenga la inteligencia puesta y que pueda actuar con respetuosidad. 
¡No! No vuelvan. Invertiremos el tiempo en cosas más provechosas. De todas formas no estoy interesado en tierras ni en vidas eternas. Debo ser coherente conmigo mismo. Salud.