Dice D. Antonio Muñoz a propósito de un artículo periodístico que: "En España existe un desprecio muy extendido, público y privado, hacia cualquier forma de trabajo intelectual o creativo. Que España tiene el yacimiento inagotable de la lengua. Que no contamina ni genera desgracias de corrupción como tal materia prima. La enseñanza del idioma y la industria del libro. Nuestros gobiernos llevan demostrando, incluso antes de la crisis, una mezcla de ineptitud y negligencia. El dinero se tira en nóminas de asesores enchufados mientras se cierran editoriales, revistas literarias, etc. y gravan con abusivos y letales impuestos a las industrias creativas y culturales ya debilitadas. Nuestros profesionales políticos con olfato demagógico desprecian el conocimiento y la imaginación creativa. Abandono y destrucción hacia la tradición literaria, artística, artes plásticas, música, cine y todo eso".
Se le nota molesto al Sr. Muñoz y no es para menos. Incluso tiene razón cuando dice que lideramos la piratería. Pero no analiza porqué. Yo pirateo D. Antonio. Me siento legitimado a hacerlo. Estoy pagando un canon digital por cualquier producto que soporte información. La mayoría de estos productos los he comprado para uso propio y privado y se utilizan con tal fín. Esta multa preventiva, pues, me legitima. Mire por dónde D. Antonio. A priori soy un delincuente y a posteriori también aunque demuestre lo contrario. Ya he pagado por ello. Estoy en paz con la justícia.
Esto no le gustará al Sr. Muñoz que habrá visto, como todos, que las ventas de sus libros habrán bajado. Es lo que pasa con lo del castigo preventivo. Hay otra cosa que me tendría que explicar D. Antonio y que no menciona en su artículo. Algo que por mucho que pienso, no acierto con la respuesta. Esa cosa se llama precio. No sé dónde comprará el Sr. Muñoz los libros que lee, los cedés de música que escucha o las películas que mira. Lo que si sé es que en las tiendas destinadas a tal efecto están a precios abusivos. Uno mira con lupa estos precios para no favorecer la inflación y observo atónito como no bajan de los veinte y tantos euros. Estos precios rozan el insulto cuando los firman los Aznares, los Bono, las Ana Rosas, los Ussias, los Dragós y demás fauna analfabeta o mediocre que dibuja garabatos insolentes manchando hojas sin saber muy bien porqué. D. Antonio firma libros a veinticinco euros. Ya ves. Pero esto no se critica. Otros que escriben igual de bien los venden a menos de un euro o poco más.
Este no es un relato cualquiera ni una pequeña historia sin más trascendencia que escribir con brillantez para agradar. Es la crítica de un conflicto. Es una entrada que seguramente no será muy leída ni comentada pero que tenía la obligación moral de escribir. Ni metáforas, ni eufemismos, ni demagogias. Cualquiera que entre en una de las pocas librerías que quedan verá que el mundo editorial, libreros y escritores también están en contra de la cultura. No sólo el gobierno D. Antonio. No entiendo que se critiquen ciertas políticas y se callen estos precios. Sr. Muñoz, esta burbuja pinchará como la del ladrillo. Entonces volveremos a intercambiar libros y revistas como hacíamos con los tebeos. Compraremos en digital y leeremos en digital aunque no sea lo mismo. Esto es la crítica de un abuso que el tiempo volverá a llevar a su cauce desbordado. Sr. Antonio Muñoz, cuando empiece un escrito procure terminarlo. El gobierno abusa de los impuestos y Uds. de los precios. Tenía que contarlo y así ha salido. Salud.