Es director de artes escénicas y se dedica al teatro. Dirige obras inéditas. Para reposiciones están los otros. Aquí se estrena. Una cosa es escribir un libro o componer una canción y otra muy distinta es escribir una obra de teatro. Ser dramaturgo implica la obligatoriedad de dar espectáculo que es a lo que va la gente. El público quiere evadirse y necesita algo grandioso que entre por la vista y el oído. No hace falta que llegue a la mente. A un gran espectáculo dramático no se va a pensar sino a divertirse. Es una opinión. Incluso la podríamos dar por válida pero tendríamos que matizar.
Al hilo de todo esto, una socióloga ha manifestado que todos llevamos una carga erótica innata con la que nos ha dotado la naturaleza. En este tipo de artes escénicas grandiosas como la ópera, los musicales o la revista, este capital erótico debe potenciarse y ponerlo a disposición del espectador para su deleite y diversión. Aún más. Los niños guapos aprenden antes y más rápido a moverse en sociedad y si saben gestionar estas emociones sobre un escenario tienen garantizado el triunfo personal y el de la obra en su totalidad. Las personas atractivas tienen una gran capacidad para atraer amigos y esto es lo que busca este director que se dedica a estrenar grandes obras. Repetirlas es como hacer fotocopias y esto lo hacen los otros.
El hecho de provocar deseo en el público hace que la obra representada guste más. Este tipo de obras grandiosas no precisan de un planteamiento narrativo interesante. Necesitan una puesta en escena impecable en vestuario, luces y sonido. Que empiece la función. Personajes como los que estoy describiendo no abundan en el mundo del espectáculo. Hay gente mona, gente guapa y gente con buen gusto por hacer las cosas. Necesito, además, gente provocadora con una carga sensual y erótica que atrape al espectador para que el espectáculo sea un éxito. El público repite.
Todo lo dicho hasta ahora también está avalado por un grupo de neurobiólogos que dicen que el amor a primera vista existe y dura sólo unos segundos. El cerebro es quién regula todo lo del amor y la sensualidad. Lo han descubierto a través de imágenes del cerebro. En cuestión de segundos a partir del estímulo se ponen en circulación todo tipo de hormonas y neurotransmisores y surge el amor, el deseo y la erótica del placer. Pues con todos estos avales, el director en cuestión y que ahora nos ocupa, simplifica la puesta en escena a lo ya comentado. Actores y actrices atractivos que sepan utilizar esta carga erótica en el escenario y que atrapen al público. Encontrarlos no es fácil. Están, pero hay que buscar.
Hay otro tema que este director que estrena también maneja. Según la ideología política que gobierna en un momento determinado funciona un tipo de espectáculo u otro. La intelectualidad y la cultura se mueven en géneros distintos al tiempo que la política. Esto es así, explica, aunque no sabe a qué se debe. Pero lo intuye. El único estudio que se ha realizado al respecto es la observación. El tema que elijo va con la ideología política y el momento o coyuntura.
Añade algo que suena a tópico. Cuando la izquierda llama moviliza la intelectualidad y la cultura. Cuando quién llama es la derecha acude la iglesia y los devotos de la familia cristiana. La derecha traga con cualquier cosa sin más. La izquierda es más exigente en el tema, el tipo de espectáculo y la parte cultural del texto. Cada signo político es referente de algo. Hay que conocer todos estos temas cuando vas a planificar una obra de estas de las grandes. La meta es importante, pero más lo es el camino elegido. Un camino equivocado no te lleva. El mundo del espectáculo es así. Y es lo que hay. Y este director lo conoce y así de bien le va. Salud.
Al hilo de todo esto, una socióloga ha manifestado que todos llevamos una carga erótica innata con la que nos ha dotado la naturaleza. En este tipo de artes escénicas grandiosas como la ópera, los musicales o la revista, este capital erótico debe potenciarse y ponerlo a disposición del espectador para su deleite y diversión. Aún más. Los niños guapos aprenden antes y más rápido a moverse en sociedad y si saben gestionar estas emociones sobre un escenario tienen garantizado el triunfo personal y el de la obra en su totalidad. Las personas atractivas tienen una gran capacidad para atraer amigos y esto es lo que busca este director que se dedica a estrenar grandes obras. Repetirlas es como hacer fotocopias y esto lo hacen los otros.
El hecho de provocar deseo en el público hace que la obra representada guste más. Este tipo de obras grandiosas no precisan de un planteamiento narrativo interesante. Necesitan una puesta en escena impecable en vestuario, luces y sonido. Que empiece la función. Personajes como los que estoy describiendo no abundan en el mundo del espectáculo. Hay gente mona, gente guapa y gente con buen gusto por hacer las cosas. Necesito, además, gente provocadora con una carga sensual y erótica que atrape al espectador para que el espectáculo sea un éxito. El público repite.
Todo lo dicho hasta ahora también está avalado por un grupo de neurobiólogos que dicen que el amor a primera vista existe y dura sólo unos segundos. El cerebro es quién regula todo lo del amor y la sensualidad. Lo han descubierto a través de imágenes del cerebro. En cuestión de segundos a partir del estímulo se ponen en circulación todo tipo de hormonas y neurotransmisores y surge el amor, el deseo y la erótica del placer. Pues con todos estos avales, el director en cuestión y que ahora nos ocupa, simplifica la puesta en escena a lo ya comentado. Actores y actrices atractivos que sepan utilizar esta carga erótica en el escenario y que atrapen al público. Encontrarlos no es fácil. Están, pero hay que buscar.
Hay otro tema que este director que estrena también maneja. Según la ideología política que gobierna en un momento determinado funciona un tipo de espectáculo u otro. La intelectualidad y la cultura se mueven en géneros distintos al tiempo que la política. Esto es así, explica, aunque no sabe a qué se debe. Pero lo intuye. El único estudio que se ha realizado al respecto es la observación. El tema que elijo va con la ideología política y el momento o coyuntura.
Añade algo que suena a tópico. Cuando la izquierda llama moviliza la intelectualidad y la cultura. Cuando quién llama es la derecha acude la iglesia y los devotos de la familia cristiana. La derecha traga con cualquier cosa sin más. La izquierda es más exigente en el tema, el tipo de espectáculo y la parte cultural del texto. Cada signo político es referente de algo. Hay que conocer todos estos temas cuando vas a planificar una obra de estas de las grandes. La meta es importante, pero más lo es el camino elegido. Un camino equivocado no te lleva. El mundo del espectáculo es así. Y es lo que hay. Y este director lo conoce y así de bien le va. Salud.