Se anuncia para finales de mes una conferencia sobre "fenomenología literaria". Quieren dar fuerza a ciertas ideas y retirar otras que no funcionan. Cuanto más interactúa el escritor con su público, más vende. El que mejor puede promocionar un libro es el propio escritor. A eso quieren llegar y por eso esa conferencia. Aproximar el escritor a sus lectores para que exista una relación distinta a la que conocemos hasta ahora. Las tertulias literarias han sido famosas desde siempre. Los propios contertulios se han dado a conocer a través de ellas y se han promocionado tanto como han podido. Los lugares de la tertulia también se han hecho famosos. Pero eran tertulias o conversaciones cerradas. Muy cerradas. Sin acceso a los demás. Al gran público. Sólo para el círculo de amigos más allegados o cercanos al escritor. Eran otros tiempos y otros escritores. Llegaron a formar generaciones de autores que hicieron fama por sus tertulias, sus escritos y porque todos los hemos estudiado en la escuela. Hemos leído sus obras por obligación y a veces por convicción. Vivían de espaldas a los lectores para los cuales decían escribir. Lo más cercano o próximo a ellos era alguna entrevista en televisión.
Las cosas, ahora, no son así. Por suerte para todos. Las redes sociales han cambiado la forma de ver y hacer las cosas y el escritor ya no se aparece lejano. Puedes seguirle en su cuenta literaria. Puedes preguntar, opinar, decir, leer e incluso mantener una conversación. Ahora el escritor al que sigues, al que lees y que te gusta por lo que dice y por cómo lo dice está al alcance de la mano. Incluso una buena mañana te levantas y al abrir el ordenador percibes, entre extrañado e incrédulo, que te sigue. Le dices algo y te contesta. Lo que pagaría por poder hacer esto con Umbral, Delibes o Saramago. Por poner un ejemplo. Los lees con más interés porque los conoces. Su perfil. Lo que les gusta o no. Lo han descubierto o lo han inventado y se ha puesto de moda. Funciona. Para hablar de ello, limar asperezas y potenciar el asunto van a reunirse la gente que se mueve en el universo de las letras en esta conferencia de la "fenomenología literaria". Debatir, buscar mejores cauces de comunicación. Algo que convenga a todos. Va de eso. Espero que tenga éxito. Es como una feria del libro en el que podamos interactuar con los escritores que nos han cautivado en algún momento o con alguno de sus libros. Seguirá habiendo ferias para conseguir dedicatorias y fotos. Esto es otra cosa. Tiene que ser bueno para todos. El escritor que cuida su imagen pública vende más porque el que vende es él.
Es un ejercicio continuo de autorreflexión por ambas partes. El autor va publicando reseñas que se comentan públicamente. El lector hace lo propio de lo que le ha dejado huella. El autor toma nota y potencia aquellos conceptos que agradan. Los desarrolla desde distintos puntos de vista. Hace ensayo con ellos. Es una especie de test. El escritor puede conocer de primera mano el grado de satisfacción que genera entre su público. Los editores están al acecho. Observan desde la distancia y saben quién vende y quien no. Cómo escribe cada uno y si agrada más o menos. Miden los riesgos de editar en papel. Quieren asegurar ventas porque estamos en crisis. Las tertulias, ahora, son abiertas. Quien publicita mejor es el escritor y sus propios seguidores vía redes sociales.
Yo, mientras, en "Es Comerç". Apurando el café con leche con una dosis de colesterol a modo de ensaimada mallorquina. Bollería casera de la buena. Las temperaturas ya no agobian. Los componentes de la tercera edad han entrado dentro del bar y ocupan su lugar. Las terrazas son para el verano. Un resfriado a esta edad puede ser mortal. No tienen prisa para vérselas con San Pedro. Estamos en crisis pero se hará un esfuerzo. San Pedro puede esperar. Los resfriados a cierta edad son traicioneros. Su tertulia va por otros caminos que no son los literarios. Cada uno a lo suyo. Yo les escucho a ratos. Salud.