El día es propicio. Tiempo revuelto que se soluciona al atardecer. Estamos en casa. Vamos a ver fotos de un viaje a Formentera. Tres puestas de sol en tres sitios distintos. A cual mejor. Es interiorismo en estado puro. La melancolía del día que acaba. La reflexión y su momento. La extrañeza de la luz. El romanticismo estando acompañado o el romanticismo desde la soledad. Es la sensación del tiempo que pasa. El sol cuando está alto no se mueve. En la puesta de sol, el movimiento del astro es rápida. No cierro los ojos. No quiero perderme ni un instante. Después, siempre queda un regusto. Tiempo para pensar hasta que ya no se ve. Y un poco más. Los propósitos para mañana y el no repetir los despropósitos de hoy. Los planes de cada momento. Los objetivos de cada día y de toda la vida . Las metas. Vivir la vida intensamente. Todavía no me quiero acostar. Un rato más, por favor. Hoy no dormiré. La puesta de sol es la evocación de todo el día y de parte de la vida. Lo recuerdo todo. Un acontecimiento de máxima belleza. Sentado y en silencio. El estado de ánimo se adapta y se mimetiza con los colores que tengo enfrente y que cambian cada segundo. Es todo un día en un instante. Es la despedida de algo. Es un final que mañana se repetirá pero será distinto aunque será lo mismo. Es algo que se va a medias. Mañana se darán otras circunstancias. Otros colores. Otros olores. Otro aire. Otra cosa. Pero siempre quedará el recuerdo. Evoca sentimientos encontrados. Contradicciones al gusto. El lugar también ayuda. Pero no es lo importante. Planes. Todavía queda día. Cierto. Pero sin sol. Sin luz. Metafísica simple. Es la metáfora poética del día. Recurrente. Es un regalo de los que no tienen precio. Es simbólico de lo que en este momento se te ocurra. Es un gesto de la naturaleza. Y como decía el poeta, no estoy triste porque el sol se vaya. Queda la noche y mañana el sol volverá. Es así. Un momento que despierta los mejores sentimientos. Seguramente el momento más bello del día. Desprende riqueza en todos los sentidos. Acumula poesía no escrita. La luz que desprende la puesta de sol te mantiene en estado de gracia. El silencio es una grata compañía. Todo lo que ocurre es simbólico de algo inexplicable. Una jornada más que propicia superación y ganas. Es el momento ideal para lo que quieras. Es el momento infinito.
Seguramente es el momento más benigno de los que tiene el día. Respiración lenta y pausada para un instante extraño y lleno de ternura. Inexplicable. Largamente fugaz. Quiero describirlo. Miro las fotos una y otra vez. Es complicado. Son sentimientos. Es pura sensibilidad para compartir. Es un momento emotivo de gran valor. Una felicidad interna que no perturba. Es gratificante en cualquier versión. Mirar. Callar. Disfrutar. El silencio que vale mil palabras. Palabras que no encuentras. Es igual. Sólo miro. Esto es lo que recuerdo de la puesta de sol. El instante especial del día. Estética de la libertad. Lo mejor del día se deja para el final. Tengo ganas de describirlo. Si un día encuentro las palabras, lo haré porque me queda el recuerdo. Salud.