25 enero 2025

Tiene su qué. Prácticamente todo lo que he escrito y publicado se ha concebido, pulido, cambiado o terminado alrededor de una mesa de "Café Comerç". Sería una errónea simplificación decir que aquí se viene a tomar un café y poco más. Es un centro multicultural que engloba distintos conceptos dependiendo a lo que se venga. Es el ambiente con susurro de fondo que te permite abstraerte, pensar, leer y escribir. 

Entran personas anónimas con sus pensamientos y sus circunstancias que llegan a formar una especie de red social y donde se respira armonía. Es intimista y difuso. Están los jubilados que se citan todas las mañanas y comparten mesa y recuerdos personales y colectivos. En la mesa de más allá la gente del pueblo que trata temas de actualidad local. 

Los obreros ponen el estómago a punto con un "rebentat d'amaçones". Los ciclistas ocupan las mesas de fuera junto a los fumadores, pero no sé de que hablan porque no se les entiende. Los ciclistas autóctonos hablan de colesterol y calorías. 
        
Hay un espacio aparte sin grupos definidos en el que me encuentro. Somos personas individuales mimetizadas en el ambiente para estar y pasar desapercibidos. Cada uno hace lo que tiene que hacer de forma discreta. Somos una metáfora de la realidad. Se lee. Se escribe. Crucigramas y sudokus. Prensa. Habladurías culturales. Algunos ponemos nuestra biografía personal al descubierto y la compartimos con otros amigos. Esto es expandir cultura en el más amplio sentido de la palabra. 
    
Siento una enorme atracción por el "Café Comerç" porque me supone una fuente de inspiración. Simplemente escuchando a los más antiguos en edad, uno se vuelve más sabio. El ambiente es provocador y excitante cuando descubres que las ideas fluyen desbocadas y todo se percibe densamente. Se recomienda pasar por allí y tomar un café con una ensaimada al tiempo de mantienes una charla pendiente o arreglas unos asuntos. Simplemente mirando a tu alrededor enriquece. Todo vale en la intimidad colectiva del lugar para empezar el día.