Llegará Septiembre. El turismo masivo y necesario se irá. Se aplicarán nuevos recortes y la gente estará más empobrecida. Habrá menos trabajo y las listas del paro aumentarán. Los sueldos de los que tengan trabajo serán más bajos -no me estaba refiriendo a los políticos precisamente-. Más horas de trabajo. Retenciones más elevadas. Menos dinero circulando y la gente que ya ha aprendido a recortar no gastará. Los comercios se verán abocados a tener que cerrar porque ya no venden ni en rebajas. La gente, en Septiembre, querrá seguir leyendo. Tendrá la misma necesidad de leer. Pero las cosas serán bien distintas. Los libros en papel no deberían padecer esas repercusiones pero la sombra de los impuestos es alargada y llegará. Si los editores se muestran inteligentes podrían incluso subir las ventas del libro en papel al mantener su tributación. Los libros electrónicos se consideran un lujo y tributarán más. Serán más caros pues. Todo se verá a partir del mes de Septiembre. Porque llegará Septiembre. Ya se que el contenido es lo que vale y que el formato dónde esté escrito es un complemento. Que lo escrito es lo único que importa y no si es papel o electrodoméstico. Pero yo necesito el papel. Oler el papel y la tinta. Tocar el papel, subrayar frases, anotaciones al margen, doblado de esquinas y poner un punto cada vez que dejo el libro para no perderme. Al libro se le quiere y se le aprecia. El e-book es distinto a lo que acabo de exponer. Es otra cosa. De momento no me sugiere nada. Ya veremos. Llamadme nostálgico. Me da igual. Seguramente es así.
Aunque el impuesto del libro en papel no se vea alterado seguramente se venderá menos y con dificultad aunque no debería de ser así. Pero en Septiembre la gente será más pobre y lo primero son las necesidades básicas. Incluso antes que la literatura. Con todo este panorama a la vista las editoriales seguirán apostando por el libro seguro. Por el autor seguro. Por el género literario seguro. Los nuevos autores no tendrán cabida. Hace falta viento fresco. Brisa limpia capaz de mover cortinas. Olor a nuevo. Historias jamás contadas ni pensadas. Pero que están escritas en espera de un editor que confíe. Mucha gente escribe y todo el que escribe quiere publicar y las editoriales se ven desbordadas. Hay que medir al milímetro lo que sale al mercado. Con todo esto los nuevos escritores se han buscado la vida por su cuenta. Se ofrecen a grandes empresas del sector en electrónico. Publican sus obras de forma gratuita o parte de ellas. Tienen éxito en las cuentas de redes sociales. Se publicitan tanto como pueden y la gente les sigue. Los lectores leen por curiosidad y descubren a nuevos escritores. Gente que tiene cosas que decir y las dice bien. Los talentos ocultos afloran. Por Internet las noticias corren que vuelan y el público lo sigue. lo consume y le gusta.
Las grandes editoriales pueden leer por cincuenta céntimos de euro o euro y pico libros que han desechado. Luego se interesan y quieren fichar. Posiblemente sea tarde. Seguro que será más caro y en Septiembre habrá menos dinero para destinar a la cultura en general y a los libros en particular. Llegará Septiembre y la gente tendrá menos dinero. Los impuestos habrán subido. Las retenciones también. La gente será más pobre en Septiembre. El papel seguirá gustando pero no habrá dinero para comprar y habrá que cambiar al libro electrónico que será más caro como tal pero más barato que el libro convencional. Con lo que costará un libro en papel se podrán comprar una docena de libros electrónicos. Casi nada. Habrá que seguir alimentando la necesidad de la lectura. El ser humano es un ser de costumbres pero con una gran capacidad de adaptarse. Enseguida cambiará el papel por la tableta donde guardar cientos de libros y pasearlos por cualquier sitio.
El ministro del ramo pasará a la historia por ser el tonto del culo más inculto. Por no ser sensible a la cultura. Esto son palabras graves y peligrosas. Yo he aprendido a piratear. Instinto de supervivencia. En las tabletas podremos ver óperas, representaciones teatrales, musicales, conciertos, etc. El consumidor no es tonto sino exigente. Querrá seguir viendo pero a un precio razonable. Se pondrá al día de estas tendencias. Es hora de ir pensando cómo afrontar esto porque llegará Septiembre. Las redes sociales son el punto de partida. No debemos llegar a esta cita en pecado sino confesados. Hay que hacerse con un buen soporte para que tenga cabida todo lo cultural. Estoy en condiciones de poder opinar que el gobierno ha optado por el camino equivocado y que ingresará menos en contra de lo que espera. A ver venir. Estaremos pendientes de cuando llegue Septiembre. Salud.