domingo, 29 de enero de 2012

Expolio

Venía yo de estar en babia y de holgazanear un buen rato en una terraza repleta, junto al mar, con un sol de justicia impropio de este tiempo y con una cerveza bien fría con la que ir mojando la lengua por aquello de tenerla suelta y bien afilada como mi pluma. Que dicen en mi casa que cuando empiezo no acabo y que aprovecho cualquier ocasión para tenerla entretenida mientras las de los demás permanecen quietas y que esto no está bien. Bueno. Cada uno se explaya como puede y sabe. Que no soy un parlanchín que habla por hablar y que convence fácilmente. Tampoco lo hago con la pluma que bien meditadas están las palabras que escribo y cada frase que queda plasmada en las entradas de este blog. Tengo la convicción de que soy diestro en ello y bien que me gusta a mi hablar y escribir. Que me proporciona gran placer el hacerlo y cuando hago una cosa u otra puedo llegar a perderme echando pestes y veneno contra algo o contra alguien.
Estuve un rato andando para despejarme de la tontería que llevaba acumulada mientras iba sorteando ciclistas, corredores, patinadores y animales de compañía. Estaba dando minutos a mis neuronas para ir cogiendo tablas y darle forma a mi siguiente entrada.
Un periodista relataba lo acontecido en Santiago a cuenta de los funerales de Don Manuel. Se preguntaba quién había pagado la comida de a cien euros por boca que los mandamases del gobierno habían gastado en un restaurante gallego después de despedir a Don Manuel que hace poco devolvió su alma a quien, supuestamente y temporalmente, se la había prestado. Ahora ya no la hacía ninguna falta y no la iba a necesitar para descansar. Es evidente que se puede comer bien por cien euros. A mi me parece mucho pero, si es para despedir a tan ilustre fundador bien vale la pena gastar esta cantidad aunque la hayamos pagado entre todos y sin estar invitados -no como estos jubilados asturianos que se apuntan a un funeral si les dan de merendar-. Pero no le tengo duelo a la pérdida de Don Manuel como tampoco la tuve cuando nos dejo Don Francisco -el que andaba bajo palio sin ser Cristo y sin ser cura-. Es que la vertiente moral de lo que fueron y de lo que hicieron estos personajes simplemente me resulta repugnante. No lo había dicho antes pero ahora, casualmente, es el momento. A esto lo llaman algunos autores justicia aplazada.
En otra página se hablaba del ex "Muy Honorable". Me jode mucho que mientras expoliaba las arcas públicas en su beneficio -y me importa un pito lo que diga el jurado en su momento- llevara implícito en su cargo el tratamiento de "Muy Honorable". Algo, por cierto, que se ha demostrado del todo incierto. En la foto parece pensar que como la justicia esta torcida y además es lenta, seguro que a él no le llega. Aquí no ha habido justicia aplazada y lo han enganchado en todo y habrá escarmiento que por tener las manos hábiles en cosechar lo ajeno le han propuesto los fiscales cambiar el actual palacete -que lo tiene embargado- por otro que hay enfrente del hipódromo de Son Pardo. Me apunto a que en el auto del juez haya una anotación en la que se diga que se le retiren todos los títulos y reconocimientos, etc que recibiera mientras delinquía. Lo mismo que han hecho con el generalísimo.
Termino con la crisis. Han dicho los que entienden de esto -BCE, FMI, ETC.- que las cosas no van bien y que hay que apretarse el cinturón. El diagnóstico parece certero. Para que podamos apretarnos mejor el cinturón nos han recetado un laxante. Ahora nos dicen que nos estamos muriendo por culpa de las diarreas. Lo sabía. El remedio ha sido peor que la enfermedad. Volveré otro día. Salud.