Los sueños de Cosme Pérez es una obra de teatro que vi en Almagro hace unos años. Una de las mejores obras y una de las mejores interpretaciones que seguramente he disfrutado. Sin duda ha sido la mejor interpretación que he visto en teatro.
Un escenario sobrio en el patio de Fúcares. Sobre el escenario un personaje llamado Cosme Pérez. Un baúl con distintas ropas y un candelabro con tres velas para iluminar la escena.
Cosme es un actor que han jubilado por edad, venido a menos, y que dispone de tiempo. No tiene casa y mal vive en los sótanos de un teatro. Sólo tiene lo que lleva puesto y come de la mendicidad. Por las noches sale de su cuartito y sube al escenario. Cada noche representa un personaje de los miles que conoce y que nunca representó. Siempre les tuvo ganas pero nunca le dieron el papel y nunca tuvo la oportunidad. Ahora tiene tiempo, oportunidad y vestuario. Se viste según convenga en la obra y sale a escena. Se dirige al público que no hay pero que él siente y dice: "no estás derrotado cuando pierdes. Estás derrotado cuando te das por vencido. Y este no es mi caso" y empieza a representar con todo su buen hacer y su experiencia. Se deja el alma y lo vive como si fuera el día del estreno. Al finalizar la representación dice aquella frase de Oscar Wilde: "es terriblemente triste eso de que el talento dure más que la belleza y la edad". No le falta razón. Se sienta en el suelo y se pone a llorar mientras escucha los aplausos silenciosos de un público que no está pero que él siente. ¡Bravo maestro! Bravo!
Paralelamente y como actividad literaria se desarrolla una mesa redonda en una de las salas del antiguo hospital de San Juan. Son varios escritores que expresan en forma de lectura el prólogo de un libro importante que no tuvieron oportunidad de hacer y que seguramente siempre le tuvieron ganas. De un libro y un autor importantes de las letras españolas. Es un símil con lo de Cosme. El prólogo que nunca fue ahora es posible. Van a prologar en público y en voz alta obras de literatos de la altura de Lope, Góngora, Calderón, Tirso o el mismísimo Cervantes. Es todo un reto y ellos lo saben y por esto se han afanado para hacerlo lo mejor posible y agradar. Este era el caso y en esto estuvimos.
Se trata de un texto preliminar y singular que suele escribir alguien conocido del autor y en el que se ensalzan las virtudes de la obra y de quien la ha escrito. A menudo se confunde con la introducción o el prefacio y esto no es así. Es una experiencia interesante tanto para el que escribe como para el que escucha. El que escribe tiene que decir algo importante y sobre todo innovador sobre el autor a sabiendas de que seguramente se ha escrito mucho o casi todo. Hay que demostrar maestría e ingenio, como Cosme, para atreverse a algo así. No te puedes permitir el lujo de defraudar al respetable que abarrota el local y con todos los sentidos puestos en el qué dirás de tal o cual obra y de su autor. Tiene que ser una crítica constructiva sobre alguien a quién todo el mundo conoce y sobre quién se ha dicho tanto que casi no queda nada por decir. Para bien y para mal. Son textos escritos para la ocasión con todo esmero y mil veces corregidos. Son un permanente borrador hasta el día de su presentación. El público es lúcido y exigente.
Al terminar la gente se rompe las manos en aplausos. Ha sido un éxito. Este mundo de la cultura y de la mierda, en cualquiera de sus formas, nunca me deja de sorprender. Salud.