Con la publicación de esta entrada hemos llegado a la número cuatrocientas. Es mucha letra escrita a lo largo de tres años que se cumplirán el día siete de Mayo. Esta entrada lleva velita incorporada para soplarla entre todos los que habitualmente se asoman a este blog a leer, a escribir y a esparcir cultura. Mil gracias a todos. Quedo agradecido.
Letras salidas de un alma desnuda y una mente despejada.
De una pluma firme y un pulso fuerte.
Letras salidas desde el pensamiento en libertad.
Tres años de camino andado sin miedo.
Sentimientos encontrados junto a las piedras del camino.
Sorteando tormentas, saltando charcos y empujado por el viento.
Entradas sosegadas escritas junto al río.
Otras escritas sentado sobre la arena de la playa.
Con los pies en remojo escuchando las olas.
Días despejados con la luz del sol.
Noches de densa niebla o en la penumbra de la luna.
Siempre acompañado de las estrellas.
Cuatrocientas entradas publicadas.
Han ido saliendo como un abrazo que se da y no se reclama.
Como lágrimas cautivas en el ojo
y como agua encerrada en el estanque.
Han salido penas y alegrías encerradas en el alma.
Camino complicado, empinado y difícil de andar.
Acompañado por relámpagos y por la música de los truenos.
Días de frío y calor. Y la mirada puesta en el día siguiente.
Con la brisa en la cara y el destino en el horizonte.
Escribiendo la historia desde lo alto del acantilado.
En mi refugio del bosque entre los árboles.
Contertuliando bien de mañana al lado de un café.
Mirando la puesta de sol junto a un olivo.
Embobado en un amanecer junto a una mata de romero.
La poesía no es de hoy, ni de ayer, ni de mañana.
La cultura y la literatura son atemporales.
Y cuando sólo queden las cenizas el viento soplará con fuerza.
Para avivar el fuego de las letras y las palabras.
Mar de oro, cielo azul, aire húmedo, pies descalzos.
Mente clara, pulso firme, papel blanco y ganas de escribir.
Tú al otro lado degustando letras sin parar.
Letras vivas de pasión salidas de la pluma.
Que susurran al oído nuestras historias de siempre.
Alimentadas desde el abismo de la vivencia y la reflexión.
Gritos desde la Isla que cruzan el mar.
Letras que llegan al otro lado del horizonte
pasando por debajo del arcoíris.
A veces en barca y otras con el plumaje de alguna ave.
Letras que llaman a la puerta y alivian la soledad.
Que llenan vacíos y que muerden la indiferencia.
Que se acomodan en cualquier rincón donde llegue el aire.
A ti amigo que gustas de la lectura
va dedicada esta entrada cuatrocientas.
Salud.