Rafael, el cuponero, está fuera de sí. Como si no hubiera nadie dentro de su cuerpo físico. Incluso sin ver lleva la mirada perdida. O lo que sea que su mente le haga ver con sus ojos ciegos. Viene a ser un soplo de aire inocente entre las mesas de "Es Comerç". Ya me advierte que no está para discusiones filosóficas. Me pregunta secamente que cómo está el mundo. -Igual que cada día. Como siempre. La mitad inteligente y la otra mitad prodigando estupidez. Tu que escuchas tanto la radio estarás más al corriente que yo, seguramente. -Escucho cosas pero no las veo. Necesito comparar lo que mi mente oye con la realidad y ver si hay coincidencias. Pues más o menos. De todas formas qué más da, le digo. Serán detalles de baja intensidad como dicen ahora.
Ahí es cuando se suelta. Necesita hablar y se le nota. Me cuenta que la tarde anterior estuvo hablando con Fran, el dueño de la papelería. Hablaron de fútbol que les guata a los dos. Demasiado, diría yo. A propósito de un partido de champions. Mientras Fran lo veía por la tele Rafael lo escuchaba por la radio. Siempre hacen lo mismo. Luego hablan y comentan los detalles. La cuestión -que luego me pierdo-. Que parece ser que Rafael el cuponero le dijo a Fran de la papelería algo así como que "sólo un negro como Cristiano Ronaldo es capaz de hacer filigranas entre la defensa contraria y luego meter un gol de coleccionista". Y va Fran y le dice que el tal Cristiano Ronaldo no es negro. Es blanco. Por eso está abatido y tristón. Se siente traicionado por su mente. Siempre lo había imaginado negro y ahora resulta que es blanco. Esto no puede ser. Es el final.
Me doy cuenta que su mundo es distinto del nuestro. Por lo menos una parte. Entiendo que se moleste cuando aprecia que a veces hay pocas coincidencias, o ninguna, entre lo que se imagina y la realidad. Pero a ti qué más te da, le insisto. Me contesta que necesita más nitidez y veracidad de lo que percibe a través de la mente y otras cosas. Hoy reconozco que se ha llevado una decepción. Le digo en tono desenfadado que los políticos son oscuros. Por si te imaginabas otra cosa. Se ríe. Y Obama es negro, ya lo sé. Gracias. Yo me relaciono todos los días con gente de Twitter a los que nunca les he visto la cara ni he escuchado su voz. Me tengo que imaginar las dos cosas. Seguramente muchos de ellos serán completamente distintos a como me los imagino. Pero me da igual. Me interesa su amistad y las relaciones a través de las letras. Rafael toca los billetes y enseguida sabe de cuantos euros son. Y devuelve el cambio sin equivocarse. Habla de forma expositiva porque quiere normalizarse con los demás. Esos esfuerzos para ser como los demás pudiendo ser singular. Inteligente y sensible. Dotado de gran capacidad para relacionarse con personas a las que no ve. Y algunos de ellos serán negros. La experiencia traumática del color de Cristiano Ronaldo no la supera fácilmente.
El mundo, la vida, les gentes y las cosas son complejas para él por estar privado de la vista. Me resultan chocantes estas amargas reflexiones de buena mañana. Es un personaje con matices que actúa con delicadeza. Que se molesta cuando las cosas no son como él piensa que son. Y a todo esto aparece Eugeni. El poeta. Es profesor de universidad. Que ya lo he contado en otra ocasión. Hoy no tiene clase y viene a desayunar y a saludar. No habla del problema de Rafael. Estas cosas las resuelve cada uno en la intimidad. Sin interferencias. Eugeni también está un poco molesto porque este año tiene menos alumnos. Cosas de las becas y demás. Dice, los payasos tendrían que reivindicarse y denunciar a los políticos por intrusismo laboral. Los tres viven la vida con pasión. Cada uno con sus comportamientos delirantes, sosegados, caóticos o lo que sea.
Cuando se quieren relajar hablan del mar. Rafael lo escucha y lo toca y enseguida conoce su estado de ánimo. Fran, además, puede verlo y disfrutar de sus colores. Eugeni lo quiere con locura porque le inspira bonitos textos literarios y poesía. Y se lo cuentan al cuponero que escucha atento con rostro alegre. Pregunta Rafael si el mar es tan grande como cuentan. Más de lo que puedas imaginar. Y queda hipnotizado cuando escucha esto. Se despiden. Cada uno a lo suyo. Hoy ha sido la mañana más fría desde que empezó el otoño. Ya llevamos manga larga. Salud.
Ahí es cuando se suelta. Necesita hablar y se le nota. Me cuenta que la tarde anterior estuvo hablando con Fran, el dueño de la papelería. Hablaron de fútbol que les guata a los dos. Demasiado, diría yo. A propósito de un partido de champions. Mientras Fran lo veía por la tele Rafael lo escuchaba por la radio. Siempre hacen lo mismo. Luego hablan y comentan los detalles. La cuestión -que luego me pierdo-. Que parece ser que Rafael el cuponero le dijo a Fran de la papelería algo así como que "sólo un negro como Cristiano Ronaldo es capaz de hacer filigranas entre la defensa contraria y luego meter un gol de coleccionista". Y va Fran y le dice que el tal Cristiano Ronaldo no es negro. Es blanco. Por eso está abatido y tristón. Se siente traicionado por su mente. Siempre lo había imaginado negro y ahora resulta que es blanco. Esto no puede ser. Es el final.
Me doy cuenta que su mundo es distinto del nuestro. Por lo menos una parte. Entiendo que se moleste cuando aprecia que a veces hay pocas coincidencias, o ninguna, entre lo que se imagina y la realidad. Pero a ti qué más te da, le insisto. Me contesta que necesita más nitidez y veracidad de lo que percibe a través de la mente y otras cosas. Hoy reconozco que se ha llevado una decepción. Le digo en tono desenfadado que los políticos son oscuros. Por si te imaginabas otra cosa. Se ríe. Y Obama es negro, ya lo sé. Gracias. Yo me relaciono todos los días con gente de Twitter a los que nunca les he visto la cara ni he escuchado su voz. Me tengo que imaginar las dos cosas. Seguramente muchos de ellos serán completamente distintos a como me los imagino. Pero me da igual. Me interesa su amistad y las relaciones a través de las letras. Rafael toca los billetes y enseguida sabe de cuantos euros son. Y devuelve el cambio sin equivocarse. Habla de forma expositiva porque quiere normalizarse con los demás. Esos esfuerzos para ser como los demás pudiendo ser singular. Inteligente y sensible. Dotado de gran capacidad para relacionarse con personas a las que no ve. Y algunos de ellos serán negros. La experiencia traumática del color de Cristiano Ronaldo no la supera fácilmente.
El mundo, la vida, les gentes y las cosas son complejas para él por estar privado de la vista. Me resultan chocantes estas amargas reflexiones de buena mañana. Es un personaje con matices que actúa con delicadeza. Que se molesta cuando las cosas no son como él piensa que son. Y a todo esto aparece Eugeni. El poeta. Es profesor de universidad. Que ya lo he contado en otra ocasión. Hoy no tiene clase y viene a desayunar y a saludar. No habla del problema de Rafael. Estas cosas las resuelve cada uno en la intimidad. Sin interferencias. Eugeni también está un poco molesto porque este año tiene menos alumnos. Cosas de las becas y demás. Dice, los payasos tendrían que reivindicarse y denunciar a los políticos por intrusismo laboral. Los tres viven la vida con pasión. Cada uno con sus comportamientos delirantes, sosegados, caóticos o lo que sea.
Cuando se quieren relajar hablan del mar. Rafael lo escucha y lo toca y enseguida conoce su estado de ánimo. Fran, además, puede verlo y disfrutar de sus colores. Eugeni lo quiere con locura porque le inspira bonitos textos literarios y poesía. Y se lo cuentan al cuponero que escucha atento con rostro alegre. Pregunta Rafael si el mar es tan grande como cuentan. Más de lo que puedas imaginar. Y queda hipnotizado cuando escucha esto. Se despiden. Cada uno a lo suyo. Hoy ha sido la mañana más fría desde que empezó el otoño. Ya llevamos manga larga. Salud.