La primera emoción que se siente cuando empiezas a leer es la que forja la experiencia literaria. Pensamiento literario poético y artístico. Hay que cuidar los comienzos. Las primeras palabras son las que enganchan verdaderamente. Atraen a las siguientes. Umbral lo tenía claro: "Cuando yo nací, empezó todo". O Vargas Llosa con: "La buena literatura nos defiende contra la mentira y la manipulación". Es leer esto y no parar. Como decía.
Necesito silencio para pensarte. Ha dicho el poeta. Porque te llevo en algún repliegue del alma. Y acudió al mar y las inquietas olas susurraban movimientos. Fue al bosque y la vida era agradablemente ruidosa y sensual. Luego se acercó al desierto pero el aire había llegado antes. Había apartado el silencio. Fue en este momento cuando el poeta decidió pensarla en sueños. Y sentía el calor de su presencia. Cuando despierta lo recuerda y lo escribe. Escribe la vida y la gente que la vive.
La literatura convertida en refugio. El mundo literario es así. Como la vida misma. Escribir en los momentos de ausencias queridas. Soledades buscadas. Letras de cabecera para antes de dormirse. Un refugio al fin. Como pueda ser el mar o la montaña y su bosque. Los pies descalzos para que descansen los zapatos de andar la vida. Que no falte el sombrero. La lectura y los valores de la libertad. La literatura como suma de acontecimientos y sucedidos. Reales o imaginados. O la mezcla de los dos.
Hoy estrenamos contertulio. Se llama Bernat. Dice ser pariente cercano de las letras. Le gusta el teatro. Habla pausado y nosotros escuchamos pausado. Ha representado recientemente algo de Buñuel. No hay silencios ni música. Hay palabras. Pisadas de ramas y hojas. Respiraciones y suspiros. Sonidos de aire y viento. Ruidos de mar. La banda sonora son las cosas que digo. Pero no hay música. Aunque si melodía. Al final ha dicho que morir es otra forma de vivir. Y se ha marchado.
En Semana Santa hemos tenido tambores de tristeza. Música de difunto. Paso de réquiem. Actitud de pasión. Olor a incienso y a cera. De un domingo de júbilo o de Ramos a otro de júbilo o de Resurrección. Semana intensa de peinetas y saetas. De mirar callado. Porque cada amanecer es elegante. Incluso cuando vienen mal dadas. Salud.