viernes, 12 de febrero de 2016

Imaginar

Eugeni es un estudioso del origen del mundo y del hombre. Y del origen de otras cosas interesantes. Todo el día leyendo, pensando, soñando y dudando. A distintas velocidades según el día y la hora. Y las circunstancias, por supuesto. Imaginar todo eso y buscarle la lógica o la razón. Siempre dice que le resulta complicado saber cómo empezó todo. Se refiere a las cosas en general.
Va diciendo que el día que lo descubra igual pensará de otra manera. Últimamente parece que ha tirado la toalla. Piensa despacio y selecciona. Hay días que ni piensa. Se deja llevar por los instintos y el viento si sopla. Está convencido de que muchas cosas nunca se sabrán.
Un día en la tertulia en el bar de Pepe y con el sol insinuándose me dice que le haga una pregunta. Complicada a ser posible. Yo que soy de cosas sencillas. Quería verse obligado a tener que pensar una respuesta meditada y que entrara en lo razonable. Era cuestión de poner a prueba su memoria. Y la mía.
Entonces me acordé de que en mi niñez estaba yo en tratos con el amigo íntimo de mi abuelo por parte materna. A menudo me preguntaba si sabía dónde guarda una persona los años cumplidos. Esa era la pregunta que le trasladé. Ha estado un rato pensando. Se ha puesto triste porque no sabe la respuesta. Acaba de descubrir que es un enfermo crónico de mucha edad.
Tampoco es para tanto, le digo. Le he contado que yo nunca supe contestar y que el amigo íntimo de mi abuelo por parte de madre, con sonrisita y a la broma, me decía, "los años cumplidos se guardan en el banco. Cada año te hacen uno más de interés. Es lo único que te dan los bancos además de disgustos. Nunca entres en un banco ni para dar los buenos días". Un adelantado a su tiempo. Eugeni ha sonreído y se ha girado hacia el mar para contemplarlo.
Eugeni es mi amigo. A estas alturas ya lo conocéis todos. Incluso he conseguido que le guste la música de Mari Trini. Vivimos en un mundo de pupurris. Juntar cosas dispares para conseguir un algo homogéneo. Luego lo tratamos en tertulia con el café con leche. Todos sabemos que hay temas que se tratan y son pura invención, ficción o imaginación desmesurada que da para intercambiar opiniones.
Las ilusiones se hacen a medida. La vida de cada día también. Como los zapatos, la ropa, la cama de dormir cada día y que utilizaremos para morir una vez en la vida. He decidido no hacerle más preguntas comprometedoras a Eugeni. Ni a nadie más. La vida de cada uno tiene una parte privada. Después de mirar un rato largo el mar, se gira y me mira, sonríe y me dice que los bancos van a quebrar. ¿Y eso? La mayoría de mis amigos habitan en el cementerio por lo que los bancos ya no les hacen intereses.
Sabemos dónde están los huesos y habrá que evitar que los bancos se enteren o harán negocio de esto también. Le comento a Eugeni que seguiré escribiendo de él hasta que se haga famoso. Algunos personajes han llegado a ser más famosos que su autor. Los días que mejor se piensa son los de lluvia y los de niebla.
Nos despedimos porque vamos justos de tiempo. Por eso nos levantamos cuando todavía es de noche y caminamos a la luz de las farolas. Los sueños son para la noche. El día se ocupa de otras cosas. A más edad el tiempo pasa más rápido. A ver si hoy podemos cuadrar el día. Salud.