lunes, 30 de julio de 2012

Hipocondríaco

¡Hola, me llamo Antonio. Soy hipocondríaco!
De esta manera, con estas palabras y puesto en pie empiezan mis sesiones dos veces a la semana. Sesiones grupales de mejoras de calidad de vida y apoyo psicosocial para personas con hipocondriasis y baja autoestima. Somos siete y el psicoterapeuta. Todos hablamos. Contamos lo que nos pasa. Queremos mejorar nuestra situación y -si es posible- curarnos. Yo que estoy enfermo y no he sido capaz de curarme ni con ayuda de un profesional doy consejos a otros seis y los otros seis que no han conseguido curarse ni con ayuda de un profesional me dan consejos para curarme.
Si Kafka estuviera vivo se cortaría las venas por no haber intuido una situación de estas.
Lo mio me viene desde que tengo uso de razón y empecé a ir a la escuela. Era una estrategia de escaqueo: "no me encuentro bien". Ahora se ha cronificado y estoy dónde estoy. Mi vida, con esto, es nada apasionante. Soy uno de los millones de pobladores del planeta tierra. Nada apasionante, repito.
Ser hipocondríaco viene a significar que yo pienso que padezco de todo pero en realidad no tengo de nada. El médico que me lleva sabe que no tengo nada y cada vez que me visita me pide de todo. No existe ninguna prueba que no me hayan hecho. Todo es normal siempre. Yo sigo pensando que estoy enfermo de todo y visito las urgencias con regularidad. El médico que sabe que no tengo nada me solicita todas las pruebas con regularidad. Esto es ser hipocondríaco.
A veces pienso que está peor el médico por hacer lo que hace que yo por pensar que tengo lo que no tengo. Veremos en qué termina todo. De momento mis sesiones van por buen camino y progreso adecuadamente. O sea, sigo igual. No me curo de nada ni mejoro y lo subvenciona el estado del bienestar. Pues que bien.
Ahora que ya conocéis parte de mi vida sana pero que me mantiene constantemente enfermo paso a contaros mi última visita a urgencias. Nada puede interpretarse como anómalo. Tres horas y pico de espera en las que aprovecho para hacer ejercicios de relajación y para relacionarme con otros sufridos aspirantes a ser visitados por un especialista.
Colecciono cuentas de Facebook y de Twitter porque mi psicoterapeuta me ha dicho que es bueno que esté socializado. Tengo miles de amigos. Perdonadme un momento pero me llaman.
¡Bueno Antonio, qué tal estamos! Psé. Creo que tengo una enfermedad nueva. Padezco síntomas que nunca antes había tenido. ¡Es normal! La medicina avanza y cada día descubrimos alguna patología nueva que ni Harrison ni Farreras fueron capaces de describir en sus respectivos tratados. Pues será eso.
¡Pero tranquilo Antonio, lo más seguro es que no sea nada! Odio esta frase. ¡No será nada! Nunca es nada. Tenía un amigo -que es paz descanse- que tenía lo mismo que yo. Le dijeron "no será nada" y a la semana lo enterrábamos.
Otra vez en observación y a pedir pruebas. De todo. Las enfermeras lo llaman "un completo". Hay que joderse. Se que soy hipocondríaco y que no tengo de nada pero al pedirme de todo pienso que quizás tenga algo y me pongo más enfermo todavía. Mis espectativas de curarme se desvanecen. Ahora mismo llevo un camisón enseñando el culo. Un neceser con lo suficiente para el aseo personal. Algo para entretenerme: La nintendo DS, la play, la tablet plus de 32 Gb, el móvil, el net-book, la consola, la Xbox, unas memorias USB, etc. Libros de mi interés y una gran bolsa de cargadores porque no hay ninguno que sea igual. Las revistas me las proporcionan las enfermeras que las han cogido al descuido de otros enfermos.
Pero no se puede leer ni hacer nada. Es imposible. Empiezas y ¡Antonio que nos vamos a ecos! ¡Antonio estire el brazo que le sacamos sangre! ¡Antonio que vamos a Rayos! ¡Antonio tiene que orinar en este botecito! ¡Antonio que nos vamos al Tac! ¡Antonio túmbese que le haremos un electro! Así no se puede leer ni entretenerse en nada. Aborreces los libros. A los tres días pides si te puede ver un médico (por favor) ¡Antonio, hay que tener un poco de paciencia. Estamos haciendo pruebas y sólo lleva tres días! Lo siento.
Mientras esperamos los resultados tiene que tomarse las pastillas para ser feliz. Cada ocho horas y una para dormir a las dos de la madrugada. A esta hora estoy durmiendo. ¡No se preocupe que le despertaremos para que la tome! No es ninguna molestia. Estamos para eso. Lo que está prescrito se hace. Estoy seguro que me están engañando con la pastilla para la felicidad. Es una pastilla Juanola o una sacarina. Quieren potenciar mi autoestima. Gracias. Me dicen que traiga el agua de mi casa. Cobro una pensión no contributiva y no tengo dinero para pagarme frivolidades. ¡Pues aquí no tenemos!
¡Antonio, ha tenido suerte! ¡Ya quisieran muchos! Me visitará un médico. ¡No! Le hemos encontrado una cama en una habitación. ¿Estará contento, no? Qué bien. Enseguida estaré preparado. ¡Tranquilo Antonio, primero tienen que bajar al difunto y luego limpiar la cama y la habitación! Soy hipocondríaco, joder. Además, por las noches no me gusta estar en cama. Prefiero la butaca y leer un poco. ¡Pues usted verá! Que voy a decir.
Al día siguiente de tener habitación sigo en observación. ¡Antonio, el médico ha decidido darle el alta en lugar de ingresarlo. Un ingreso innecesario siempre provoca un trauma psicológico de consecuencias impredecibles! Si el médico que nunca me ha visitado ha decidido darme el alta es que debo estar mucho mejor. ¡No, Antonio. Usted no está mejor. El hospital está mucho peor! Acaban de cancelar la habitación por los recortes y esas cosas de la crisis. Lo sabía. ¡Vístase y que vengan a buscarle antes de que le de otra crisis de alguna de esas enfermedades que no tiene! Salud.

viernes, 27 de julio de 2012

El libro del verano.

Llevo desde que empezó el verano sin parar de leer el libro del verano. Incluso antes del verano ya estaba leyendo el libro del verano. Siempre que puedo estoy leyendo y en cualquier época del año. En verano, y aprovechando las vacaciones, procuro leer un poco más. En especial estos libros que merecen una atención especial y que los guardas para esta época o libros que por su volumen no quieres que perduren en el tiempo.
No tengo por costumbre leer libros por entregas. Las sagas que dicen ahora. Estos que la historia, la novela o la narrativa son tres o cuatro libros de gran tamaño. Me pierdo en la historia o pierdo el interés por la historia contada y por sus personajes. Cada libro es más de lo mismo del anterior o incluso lo contrario del anterior. Es un añadir personajes y situaciones a la novela. Al fin y al cabo no la mejoran en absoluto. Simplemente la enredan.
Queda claro pues que es bueno tener un tiempo en el que puedas leer libros que has seleccionado previamente como buenos, útiles e imprescindibles. Este tiempo bien puede ser el verano. La importancia está en un relato mediano con contenido. Un buen momento para conocer nuevos autores y nuevos registros que antes no habías conocido.
Los lectores sin casi tiempo para leer y yo escribiendo sobre mis gustos literarios. Viene a cuento lo que digo porque desde que empezó la primavera -más o menos- me informo a través de las páginas culturales de cualquier periódico, revistas culturales especializadas, medios de comunicación diversos y redes sociales del libro del verano que no puedo dejar de leer porque además es refrescante. El libro que debo leer en los atardeceres cuando empieza a refrescar porque el sol está en retirada.
Libros facilones, con trama simple, que entretienen, que tienen contenido importante y que se pueden leer sin diccionario. Palabrería de andar por casa, de cola de supermercado o de barra de bar. El libro que se lee solo. Llego a sentirme acorralado con tanto anuncio de este libro que me va a refrescar el verano y que no me lo puedo perder porque sería el bufón del resto de los mortales. No sabría de qué hablar luego.
Me abstengo de hablar de la canción del verano. Esta que está puesta en todos los sitios, en todas las emisoras y a todas horas durante todo el verano. Pero con los libros no se juega. Porque cuando he ido a una librería a pedir el libro del verano me han recomendado cientos. No tengo tantas vacaciones y el verano no dura tanto como para leer todos esos libros ofertados. Casi que me parece obsceno. Yo no soy un lector ocasional de fin de semana o de tiempo vacacional.
Nos hemos acostumbrado a esto y no es bueno. Recomendar una cosa está bien. Decirte que tienes que leer un libro porque es refrescante y te irá bien para el verano es otra cosa. He dicho antes que miro los contenidos y el autor. Es importante dedicarse a recuperar escritores y temas. Descubrir autores y registros que nunca antes había leído. Existe el verano, obviamente, y a veces con vacaciones incluidas. Es un buen momento y una buena ocasión para ello.
Hay otro grupo literario que es el relato breve, los microrrelatos, el twitterrelato, la narrativa corta e incluso las entradas de blog que no tienen nada que envidiar a los libros que todos conocemos. Lecturas rápidas que no te llevan mas de unos minutos y con los cuales te puedes sentir igualmente satisfecho. Estoy hablando de un grupo literario al que habría que dar más importancia. Creo que últimamente se está poniendo de moda porque han proliferado bastante. Es una manifestación cultural más pero en formato abreviado o corto. Llámese cómo se quiera pero también es recomendable porque tienen verdadero contenido y sólo en un par de folios.
Hay que animar a que se lea. Pero ojo! Si machacamos con ciertos libros para el verano y no son del agrado del lector o se trata de un lector ocasional, podemos convertir libros mediocres en best-seller que irán de playa en playa y nunca serán leídos. Aumentar las ventas está muy bien pero un escritor lo que quiere es que se le lea y se le conozca por lo que escribe, no por cuanto vende. Esa es mi opinión y así queda escrita. Salud.

jueves, 26 de julio de 2012

Investigar

Hace unos meses que Luis C.O. de 36 años, funcionario de prisiones, estuvo en misa de las 20:30 h. en la basílica de San Lorenzo de Sevilla. Al terminar, el susodicho se dirigió a la cola del besapiés y en un momento dado, saltó una barandilla que accede a la talla del Jesús del Grán Poder y se lió a óstias con él. En la refriega, la talla resultó contusionada, con arañazos, la túnica rasgada y magulladuras varias. Lo más grave fué que le arrancó el brazo derecho de cuajo. El supuesto enajenado fué reducido por algunos de los presentes ante el asombro del resto de los  feligreses que por poco les da un pasmo de los de verdad -de los de ingreso en una UCI-  para observación. Fué demasiado.
A los pocos minutos, el hermano mayor del Jesús del Grán Poder dió el primer parte de lesiones que ya he mencionado y añadió que el Señor está bien y aunque el brazo se ha separado completamente del cuerpo por la articulación del hombro, no parece que sea un daño irreparable. A la talla se le ha retirado la cruz que llevaba apoyada sobre el hombro izquierdo para una mejor movilidad en el traslado al taller. Su pronóstico no reviste mayor gravedad. Agentes de la policía científica han procedido a una primera inspección ocular minuciosa y a tomar todo tipo de pruebas incluidas el visionado de las cintas de las cámaras de seguridad para esclarecer lo ocurrido.
Sobre las 23:00 h. llegó a la basílica el imaginero para evaluar los daños iniciales y tomar las primeras decisiones. El Arzobispo de Sevilla y el Delegado del Gobierno en Andalucía, entre otras autoridades, se pusieron de inmediato en contacto con la hermandad para ofrecerse ante cualquier necesidad vista la gravedad de los hechos ocurridos y de su impacto en la sociedad. El delegado de la Madrugada indicó que habían oído decir al presunto agresor y presunto enajenado que él era el verdadero hijo de Dios. Otros testimonios corroboran que el tal Luis C.O. se comportó, durante toda la misa, de forma natural, educada y entragado al oficio religioso. Es lo de siempre. Todo el mundo está bien y es bueno hasta que deja de estar bien y de ser bueno. ¿Y si es verdad que el verdadero hijo de Dios es él? Si esto fuera así -que podría ser- la talla pasaría a ser una impostora al hacerse pasar por alguien que no es. ¿No podría ser posible que Dios hubiera tenido más de un hijo y no estuviera registrado en las sagradas escrituras? Quizás se trate de un hijo bastardo. No sería la primera vez que esto ocurre, que uno no es quien dice ser, que alguien suplanta otra identidad o que simplemente hay un conflicto entre hermanos por un problema de herencia -que en este caso es mucha-. Menuda herencia. Toda la iglesia con sus bienes materiales e inmateriales supondrían un patrimonio de un pastón incuantificable que bien merece una pelea o más. Los hermanos o herrmanastros cuando están resentidos entre sí pueden llegar a ser peligrosos. Podría ser, incluso, que Dios hubiera mandado a otro de sus hijos para poner un poco de orden como ya hiciera hace unos dos mil años. Están las cosas mal y el gobierno de los obispos con Rouco a la cabeza han perdido los papeles.
Pero el verdadero papelón, ahora, lo tiene el juez que tiene que investigar los hechos. Le lloverán críticas cuando solicite el certificado de nacimiento y de defunción de Jesucristo. O investigue a Dios por si hubiera tenido más de un hijo. Policía científica, interpol, etc. rebuscando papeles por el Vaticano y otros lugares sospechosos de ocultar información. Buscando documentos que podrían dar pistas. Pruebas de ADN al tal Luis, a la talla y al mismísimo Dios para contrastar.
El caso se me antoja complicado. Un juez no puede sustentar un auto o una resolución basándose en actos de fé. Hay mucho en juego y las diligencias tienen que ser creibles y empíricamente domostrables. No quiero pensar en que puedan salir otros en cualquiera de estos programas basura que proliferan en telecinco e intereconomía diciendo que son hijos de San José, Santa Ana y la paloma mensajera.  Tengo la sospecha que es cosa de algún político para desviar la atención de la crisis, el paro,  la reforma laboral y los recortes de turno. Al tiempo. Joder con la que se avecina. Si le toca a Garzón, después de lo de franco, seguro que se declara incompetente. El forense, de momento, no ha dicho que el nuevo Jesucristo tenga alguna patología mental porque no tiene en qué sustentar el diagnóstico. Una pelea no justifica estar mal de la cabeza y decir que le manda Dios, pues tampoco. Así están las cosas. Salud.

miércoles, 25 de julio de 2012

Erase una vez.

Es un pueblo como otro cualquiera. Mejor lo llamaremos una comunidad, o yo qué sé. Un grupo de familias cercanas al centenar. Mucha gente si tenemos en cuenta el momento histórico. Un grupo de casas circulares -o cómo se les llamara entonces- si es que se les llamaba algo. Paredes de piedra hasta una altura de metro y pico. A partir de ahí madera, pieles y cañizo. Un pilar de madera en el centro (un tronco, para entendernos) que aguantaba toda la techumbre. En el centro del poblado una casa más grande que las demás. Un piso elevado para esquivar el agua cuando llovía y los laterales descubiertos. No había nada que ocultar porque no era una casa cualquiera. Era la casa del pueblo donde se reunían los ancianos del lugar. Deliberar y tomar las decisiones más oportunas para todos. Nada se cuestionaba. Un anciano por familia hasta un total de once. Las normas de convivencia salían de estos verdaderos sabios.
Para salvaguardar a los moradores de este enclave había una gran pared circular. Un muro hecho con piedras únicas de casi dos metros de alto y de bastante grosor para proteger al pueblo no se muy bien de qué. Esta pared daba la vuelta al poblado y terminaba en la zona sur con una especie de puerta. Dos pilares de piedra y otra encima. Un tejido de troncos y ramas a modo de puerta que cerraban por las noches. Un cerramiento simbólico que cualquier antidisturbios de ahora lo hubiera echado al suelo de una patada. Fuera del poblado había otro cerramiento realizado con troncos donde había cultivo y una techumbre para algunos animales domesticados que proveían de carne, huevos, leche, pieles, lana y otras cosas.
A todo esto se me ha ido el santo al cielo -que es dónde tiene que estar- y no he dicho que estamos en la edad de piedra. O más o menos. No discutiré con nadie mil años de más o de menos. Ahora son ruinas rescatadas del paso del tiempo por profesionales que quieren reproducir el día a día de aquellas gentes. Estudiar su forma de vida social, alimentaria y cultural. Lo descubierto hasta ahora demuestra una organización sencilla. Los ancianos rigiendo los destinos del pueblo. Las mujeres al cuidado de los niños y de los mayores y enfermos. Los jóvenes y adultos dedicados al cultivo, a los animales domesticados, la caza, la pesca y otros menesteres necesarios para vivir. No se en qué terminaría todo esto. Ahora son ruinas que se excavan periódicamente cuando algún mecenas aporta dinero. No soy un estudioso del tema pero hay algo que me llama la atención. La cultura ya estaba presente. Por lo menos la literatura. No me refiero a dibujos de animales y cosas así. Han encontrado unos trazos a modo de escritura esculpidos en las piedras que servían de fortificación. Algún morador de este poblado fue un artista de las letras que se dedicó a escribir un gran libro. Una historia contada en la parte interna de las piedras que servían de muralla. Supongo que un poco cada día y que le llevaría toda una vida o más. Seguramente el primer libro escrito y del que se conservan trozos y fragmentos. Me resulta interesante que tantos miles de años atrás alguien ya tuviera la necesidad de escribir y de leer. Si no tienes lápiz y papel lo tienes complicado. Seamos realistas. Pero si tienes tiempo, ganas, tesón, ingenio y necesidad, pues bien, lo haces.
Se conocen fragmentos de la tal historia y se realizan trabajos para conocerla completa. Quizás nunca sea así. Faltan trozos, y piedras enteras. Un puzzle o un caos según se mire. Tampoco sabemos si su autor o autores lo terminaron. Los trabajos avanzan y el resultado es prometedor. La literatura nos acompaña, nos acompañó y lo hará incluso a pesar de Wert. Estaremos expectantes. No todo tienen que ser malas noticias. 

viernes, 20 de julio de 2012

Inspiración

Momento de inspiración. Fugaz. Como todos. O casi todos. Momento no deliberado. Libre. Evoco recuerdos de otros tiempos. Trozos de obras de teatro vistas, piezas musicales oídas, párrafos de libros leídos. Personajes reales y de ficción que se mezclan en el tiempo y en un lugar. Amor, violencia, libertad, esclavitud, desamor, odio, dependencia. Un poupurri mental al que quiero dar forma. Lugares y paisajes. Niñez, adolescencia, juventud, edad adulta. Amigos, familiares, conocidos. Vecinos. El colegio, los colegas y los maestros con sus enseñanzas, sus deberes, sus premios y sus castigos. Mi primer trabajo y otros y los compañeros de cada uno. Todos con su historia y su vida habrán influido en mí en mayor o menor medida. No lo se. Ahora mismo son ecos de situaciones vividas. Oigo voces que reproduzco en mi libreta de blogero antes de que el olvido me borre la memoria. Porque la memoria es olvidadiza. Hay que atarla en corto. Barrios humildes. No conocí otros. Merece la pena. Tengo que escribir rápido. Luego corregiré con calma.
Voy a destacar aspectos que me interesan. Tienen su importancia en mi vida por su simbolismo o por su estética literaria. Me da igual porque todo es bueno. Estoy flirteando con los recuerdos y eso me engancha y me agrada. No escribiré lo que no tiene interés. Al final lo llamarán narrativa, ensayo, novela, relato breve, microrrelato, poesía, artículo de opinión, cuento o twitterrelato para ociosos que no tienen tiempo de leer algo más extenso. Yo escribo lo que me gusta. Lo que despierta mi interés o lo que me viene en gana según la ocasión. Las cosas son así y es lo que hay. Pocos personajes pero bien trabajados. No hace ninguna falta confundir al lector con demasiados nombres, lugares, fechas y esas cosas. Para eso está la historia. Existencia vivida a veces con comodidad y a veces con dificultad. Como todos.
Poco a poco aparece un armazón principal a modo de columna vertebral. Luego aparecen los complementos. Los detalles de la historia que se narran a través de un hilo conductor. Suma de situaciones, emociones, vivencias, carencias, momentos, entretiempos, etc. Si son momentos buenos los voy a exagerar que los lloriqueos en tiempos de crisis los dejo para otras cosas de cada cual. Si la situación es mala se minimiza para pasar de puntillas. No hay que molestar. La gente lee para disfrutar de la lectura y de la historia que se narra y entretenerse. Para pasar pena no hace falta dedicar tiempo a la lectura. El día a día ya nos castiga suficientemente. Habrá que poner la dosis justa de imaginación para que sea bueno. Si no tienes imaginación no escribas. Limítate a leer que hay mucho y variado. No es cuestión de herir sensibilidades de forma gratuita. El lector tiene que tener la posibilidad de razonar y reflexionar sobre lo que le has contado. El estilo se nutre de la lectura y de la capacidad de cada uno a partes iguales. Hay que consumir literatura y cultura en general. Es la esencia de la vida para algunos. La base para la forja de un buen escritor. La estética. Un punto de romanticismo y si no lo hay lo inventas. Pequeñas dosis de crueldad gustan porque en el fondo la llevamos dentro. Procurar ser brillante con maestría e ingenio. A lo mejor no vendes mucho o no te leen tanto como quisieras pero por lo menos evitas el fracaso. La cuestión es escribir en libertad.
Pero al final, y como siempre, alguien va y me jode el día. Esto ya es un clásico. Me entero de que el ministro del deporte -que además se encarga de la cultura- ha subido el IVA cultural. Libros, cines, teatros, etc. No se enteran porque ellos no consumen este tipo de cosas. Es cosa de extravagantes. Es la cruz de todos los días que nos ha tocado vivir. Unos para ganarse el cielo y otros -como yo- para ganarnos el calor del infierno con los amiguetes por ser ateos, rojillos y consumir cultura. No lo voy a remover más porque apesta y luego me entra la vomitera. Salud.

miércoles, 18 de julio de 2012

Ocurrencia

Su cara me suena. No se muy bien de qué. De lo que estoy seguro es que la última vez que la vi estaba mucho más delgada. Terminó la frase y empezó el lío. Un lío monumental. ¿Por lo menos tiene usted conciencia de mal orador? No. Se equivoca. Tengo genética de gran escritor. Como siga diciendo este tipo de cosas pronto será usted leyenda. Un mito que se dice ahora. Si he dicho algo malo pido disculpas. Incluso puedo añadir que no es lo que parece y que mis palabras han sido mal interpretadas. Pues está bien claro lo que acaba de decir y la que acaba de montar. Aquella señora se ha sentido ofendida y está dolida. No la conozco de nada. Sólo quería ser ocurrente. Lo ha sido amigo mio. Lo ha sido. Ha dejado huella. La señora está llorando. Pues deberían prestarle un pañuelo. Esto reconforta mucho. Lo he visto en las películas. Reconforta más el ofrecimiento del pañuelo que el que yo diga que retiro lo dicho. Pero no lo retiro porque no he dicho nada malo.
Así empieza un cortometraje de esos de autor y de beneficencia. Sin presupuesto. Hecho en los ratos libres y por la  voluntad. Son profesionales de la interpretación en paro que no ven brotes verdes en su profesión. Sólo recortes y subida del IVA. Casi nada. Están dotados de capacidades interpretativas. De dirección. De maquillaje. De luz y sonido. Y todas esas cosas relacionadas. Pero nadie suelta un euro para producir. Lo bueno que tienen los cortos es que pueden llegar a ser más buenos y de mejor calidad que las grandes producciones. Aquí no hay trampas ni efectos especiales. Lo único que vale es la interpretación. Ideas claras. Buenos planos. Guión cuidado al límite y trabajado con esmero.
A todo esto el señor que ha dicho lo que ha dicho está sentado en un banco de una pequeña plaza atendido por unos conocidos. La señora que se siente ofendida está un poco más lejos asistida por unas amigas. Va sorbiendo de una tila que han traído de un bar cercano. Está como conmocionada. Nunca antes nadie le había dicho nada igual. Piropos. Frases obscenas. Pero ahora mismo este señor acaba de llamarla gorda. Tampoco ha sido así. No exageremos. Es mayor. Igual no está bien de sus cabales, pobre hombre. Ni una palabra más. Siempre dicen lo mismo para justificarse. No quiero disculpas. Al otro lado el señor sigue sin comprender el enfado de la señora. Si nos ponemos así, a partir de ahora hablará el silencio y no dirá nada. ¿Pero que dice? Que a partir de ahora ya no diré nada más. He dicho cosas más serias y no ha pasado nada. A esta señora le sueltas una ocurrencia graciosa y pierde los papeles. Punto.
Se han formado corrillos. Como siempre todo el mundo ha escuchado todo. Otra cosa es cómo se interprete lo escuchado. Nadie conoce a nadie y todos cuentan su versión. A partir de aquí la historia cambia a cada interpretación. La cámara enfoca un sitio. Luego otro. La luz. Las sombras. Los matices. Los planos. Los silencios. La expresión que multiplica los efectos deseados. No hay que perder la esencia del conjunto. Un señor ha soltado una ocurrencia a una señora que pasaba por su lado. Lo que ha escuchado no le ha gustado y la ha molestado sobremanera. Lloriquea sin parar por el disgusto y por si pudiera ser verdad lo que  el señor ha dicho. No le des más importancia, mujer. Seguramente este señor está enfermo de algo y no sabe lo que dice o no tiene conciencia de lo que expresa. Pues ha dicho que tenía genética de grán escritor. A ver si va a escribir algo de esto y luego lo publica. Los escritores están todos un poco pirados. Son muy suyos. Habrá sido un farol para ver lo que pasaba.
Algunas horas más tarde el cortometraje está listo. Hemos terminado. Gracias a todos. En unas semanas estará montado. Aplausos y abrazos. No hay nada más. Trabajar de gratis para promocionarse puede tener recompensas. Puede. A ver venir. Salud.

lunes, 16 de julio de 2012

Verano y vacaciones.

Amigos míos. A día de hoy, contento y con ganas, el que os habla (suscribe) anuncia que ya estamos en otoño. Con ganas de todas esas cosas que uno tiene por costumbre en estas fechas. Qué mejor comienzo que con una buena tormenta de agua, rayos y truenos, frío y viento. Antes lo llamaban "una gota fría". Ahora se llama "dana". 
Ahora mismo, pues, estoy desconcertado. He requerido los servicios de una vidente de pago: "Será un buen mes. Tendrá necesidad de erotismo a deshoras. A ratos tendrá un carácter insoportable.  Tiene que evitar enfrentamientos y mostrar su lado cariñoso. Le vendrá bien procurarse tranquilidad y descanso después de tanto agobio y estrés.  Si no tiene pareja búsquese una aventura y procure que no sea duradera porque la alineación de los astros lo desaconsejan. Si va a la playa y no sabe nadar no se meta en el agua o  procure estar junto a alguien que sepa nadar -la socorrista a ser posible-. No gaste más de la cuenta o se verá en números rojos. Salga a divertirse y verá las cosas de otra manera. Conocerá gente. Tiene que mejorar su autoestima. Salga de compras y mire mucho. Pruébese todo lo que le apetezca pero compre poco. Esto es lo que hay a día de hoy para los Virgo. ¡Oiga, que yo no soy Virgo. Soy Escorpio! Es igual, le hubiera dicho lo mismo. 
Tengo momentos de necesidad de estar cómodamente sentado en una butaca de vago con orejas. Fuera, el día es desapacible. El cielo está tan encapotado que parece de noche. Si fuera Astérix estaría en un sin vivir temeroso de que en cualquier momento el cielo pudiera caerme sobra la cabeza.
Estoy sin corriente como casi siempre que caen cuatro gotas y algún rayo. Llevo una especie de vida de clausura en la que sólo cabe la meditación. Desde las cristaleras observo pájaros en busca de cobijo.
Descanso. Paciencia. Sosiego. Tranquilidad. Silencio roto por los truenos y mi estudio que se ilumina a cada rayo que cae. El tiempo invita a la reflexión y a nada más.
Sobre la chimenea la estatua de un santo  que me lo han vendido como patrón de causas perdidas. Al lado he puesto un vaso con perejil, una palmatoria con una vela roja encendida y otro vaso de agua con hierbabuena que acabará en un mojito a la primera que esto escampe. A mi derecha y encima de una silla he colocado una pila de libros para leer este otoño. Por un momento se me ha ido el santo al cielo y he recordado cosas del verano y el calor extremo.   
Dinamismo. Ganas. Olor a café mañanero. Bochorno. Calor. Terraza. Amigos. Charla. Tranquilidad. Fiestas patronales. Verbenas. Ferias. Puestas de sol. Playa. Lectura. Pila de libros para leer. Música. Mi libro del verano. Refresco. Sombrilla. Sombrero. Sombra. Gafas de sol. Brisa marina. Aire puro. Descanso. Levantarse tarde. Acostarse tarde. Teatro al aire libre. Cenar al fresco. Tertulia. Siesta. Paseos al atardecer. Helado. Quedar. Salir. Cena de pamboli y cosas. Desconectar. Amigos. Amistades. Escribir. El frescor del embate.  Familia.  Tumbona. Mochila. Nevera. Chanclas. Protector solar. Crema hidratante. Agua fresca. Cerveza a presión. Se hace tarde y me da igual. Pensar lo justo. Fotografía. Mar. Recital. Zumo natural. Mas tarde hablaremos del asunto. No veo la tele nunca y menos en verano. Radio. Reponen canciones. Bombillas en las terrazas. Adornos de fiestas. Es verano y me dan igual muchas cosas o directamente no me interesan. Estoy de vacaciones. Estamos en verano. Mañana no puedo. Tengo fiesta. Verbena. Recital. Teatro. Salir con  amigos. Calor. Ventilador. Abanico. Piscina. No sé qué hora es porque no llevo reloj. Soy  intemporal en verano. Mañana estará nublado. Aprovecharé para vivir. Mañana sol y moscas. Aprovecharé para vivir. Tengo todo el tiempo. Esta noche saldremos. Hoy no nos movemos. Esta noche tengo invitados. Mañana estoy invitado. Andar por la playa con los pies en el mar. Paella. Lucir bronceado. Me sienta bien el verano. Me siento bien en verano. Aprovechando el día. Bicicleta. Fotografiar la puesta de sol para fondo de pantalla. Mirar. Pensar. Escribir. Me encanta. Es verano. Estoy de vacaciones. El último mojito y a dormir.
Estoy en la playa. Sombrilla y toallas. Libro y música. El agua del mar en su punto. Llega un señor que se llama Paco. Pobre hombre. Hamacas debajo del brazo izquierdo y bolsa grande en la mano con toallas, cremas y juguetes para los niños. Mesita playera debajo del brazo derecho y neverita en la misma mano. Sombrillas en bandolera. Arrastra los pies por la arena y respira profundamente como los estertores de antes de morirse. La mujer de Paco que va unos pasos por delante le dice que cambie la cara de asco que pone. La suegra le dice que pare un poco que padece del corazón y le va a dar un pasmo. Los dos niños quieren ir más lejos mientras revolotean alrededor del padre. Paco lleva unos chorretones de sudor que no puede secarse y deja un rastro. Yo paso pena de verle. Después de comer yo tengo siesta. La señora de Paco y su suegra también tienen siesta. Paco hace castillos con los niños en pleno sol. Las moscas se pegan a su cuerpo de salitre y sudor. Le ofrezco una cerveza a Paco y se la bebe sin respirar. Quiere volver a la rutina, me dice. Yo también. Salud. 

viernes, 13 de julio de 2012

La novela.

Realmente no era una rueda de prensa. Él no hace estas cosas. Era la presentación de su último libro. Fue muy criticado por presentarlo en sociedad en un salón de actos de unos multicines. Promovida y subvencionada con la marca de unos grandes almacenes. A mi los Ateneos, los Círculos de Bellas Artes y todas esas cosas casi oficiales no me han reportado nada. No me representan y no me siento identificados con ellos. Así quedó la cosa. Eran menudencias a las que ni puñetero caso.
¿Cómo es la novela? No entiendo muy bien su pregunta. Le puedo decir que es una novela y que hay que leerla. Esto último estuvo muy bien. ¡Hay que leerla! Hay que joderse. Todos los que escribimos pensamos y decimos lo mismo. ¡Tienes que leerlo! Luego habló más. Hay un poco de todo. Narrativa sencilla. Intriga. Ensayo. Comedia. Cosas así que la hacen amena. He escrito una novela para todos y para que nadie se aburra. Huele a mar y a tierra adentro. Es nueva. No es la continuación de nada. No es autobiográfica. No hagan comparaciones con otras que haya escrito ni mucho menos que hayan escrito otros colegas. Es una más que ha llegado ahora porque es ahora cuando se ha terminado. Una historia distinta que hay que leer. No me pongan en sus críticas literarias que he evolucionado. Que he dado un paso más en la elaboración de ciertas tramas o estilos.
¿Cuanto le ha llevado escribirla? Desde que era adolescente. Es la novela que siempre quise escribir. La he escrito. Ahora creo que está terminada y que puede publicarse. Me ha llevado todo este tiempo porque no encontraba la satisfacción de transmitir lo que tenía en mente. La he trabajado mucho. Hay capítulos que se han desmontado del todo y vuelto a montar desde cero. Algunos incluso varias veces. He tenido mucha paciencia con ella. Lo requería. Es "La Novela". ¿Tendrá una continuación? Cuando la lea verá que no. Es una historia que empieza y termina y no da lugar a más. En unos meses se habrá vendido bien y se habrá copiado mejor. Me han asegurado que se traducirá a varios idiomas y la podréis piratear de varias webs. Los periodistas e invitados se lo pasan bien.
¿Es una novela fallida? No entiendo la pregunta o la observación en su caso. Si me lo permite. Es la novela que quise escribir desde siempre y ahora la he terminado. Un largo proceso que espero tenga su recompensa. Soy un escritor adulto. Llevo mucha letra escrita. No estoy en condiciones de inventar nada pero sí de mejorar la técnica y de darle el toque adecuado para que guste y se recomiende. Yo no voy a invertir ni un minuto más en volver a leerla no sea cosa que quiera cambiar algo. Quiero seducir al lector, gustarle y que me recomiende. ¿Puede adelantarnos algo? Sí. Lo primero que la lean. Luego puedo añadirles que es la historia novelada de un personaje normal y lo que le ocurre en tres horas y cuarenta minutos de su vida. Un protagonista que tiene mucho que decir a quien quiera escuchar. No puedo adelantarles nada más. Este libro marca un territorio y lo envuelve de una magia especial. Espero que les cautive cómo lo ha hecho en mi persona cuando la estaba escribiendo. Ahora me siento satisfecho de cómo ha quedado y liberado por haberla terminado. Llegué a pensar que sería un borrador póstumo. Lo que ha quedado escrito en la novela es exactamente lo que quería decir. Lo que quería contar y lo que quería transmitir. Nada más.
Permítanme insistir en que la lean y luego, otro día, nos volvemos a reunir de manera informal y conversamos sobre aquellos asuntos que puedan interesarles. Es paradójico que hablemos de algo que sólo yo conozco en estos momentos. Tanto trabajo ha hecho una novela muy meticulosa. Está escrita al ritmo de las olas del Mediterraneo cuando vienen a morir a la orilla de la playa. Los periodistas dan por bueno el encuentro. ¿Tiene algo empezado? No. Ahora toca promocionar esta. Tengo algunas reflexiones anotadas que ya se verá en qué terminan. Ahora, si quieren, pueden pasar a tomar algo y beber a mi salud. Los organizadores les han preparado un tentenpié porque también han venido a esto. Salud.

miércoles, 11 de julio de 2012

Pensar

La dimensión colectiva de cada uno puede llegar a desorientar. Demasiada gente pendiente de lo que dices o haces. De lo que escribes y con qué intencionalidad. Todo junto, en ocasiones, se me antoja irracional o desproporcionado. Un sin sentido. A estas alturas y todavía estoy inmerso en un proceso de maduración. No me molesta. Incluso me parece bien. La libertad de expresión me exige responsabilidad. Podría sentirme esclavizado, pero no es así. Me siento a gusto porque hago lo que me gusta. Prefiero mi dimensión privada. Pero necesito la pública. Estoy desorientado y va en serio. Pienso que puede que no sea bueno pensar tanto y que tendría que pensar menos. Estoy advertido por Descartes que si no pienso no existo. Es una disyuntiva. Es como estar atrapado en una tela de araña. Sin escapatoria. Pero puedo escribir. Me consta que incluso hay alguien que lee lo que escribo. Esto es una dosis de libertad. Puedo sentirme libre dentro de un espacio reducido. Mi dimensión privada, por ejemplo. Puede. Me siento más libre en mi dimensión pública y colectiva aunque, sinceramente, no se muy bien dónde me lleva. Es complicado esto de pensar. Entiendo que mucha gente no piense y se deje llevar. Resulta más cómodo. Pero entonces no son libres y no existen como individuos sino como miembros de un colectivo.
Son las siete de la mañana. Veintidós grados de temperatura. Setenta y cinco por cien de humedad. Lijera y pegajosa brisa. Acabo de desayunar en la terraza de "Es Comerç". No entiendo porqué estoy metido en este lío mental. Pero cuando pienso descubro cosas. Me gustarán o no. Descubrir cosas amplía mi horizonte y esto sí que tiene que ser bueno. Tampoco se si la razón me asiste en todo lo que pienso. Tendría que saberlo y procurar que fuera así para procurarme bienestar. Todo esto tiene que tener un coste y un gasto energético. Necesitaría saber a cambio de qué. De libertad. De bienestar. De sentirme proyectado hacia un colectivo que se encuentra en las mismas condiciones que yo. La verdad es que no había caído en esto. Menuda forma de empezar un día. Hoy es viernes y es mi día libre. Tengo en mi mano una revista de esas de cultura. Hay un artículo de un escritor y muchas cosas más. Hablan de su último libro publicado. Hay una frase que me llama la atención. "La modernidad es una tentación permanente y puede llegar a ser agotador estar permanentemente tentado por lo moderno. Si no lo haces es peor porque te quedas fuera del mundo, como los ancianos".
La frase la entiendo a medias. Entiendo que uno quiera ser moderno y que esto sea bueno. Yo mismo he dicho que prefiero mi proyección colectiva. Es una proyección que me favorece. Pero no puedo renunciar a mi dimensión privada. Mi universo más íntimo. Los ancianos viven en este mundo más reducido, privado y poco o nada moderno. No veo qué tiene de malo. Ellos se sienten bien así y no tienen porqué cambiar. Hay que ser imaginativo porque te ayuda a sobrevivir en este mundo tan globalizado y convulso. Trágico y divertido. El hombre es un ser maleable. Cualquier cambio tiene que salir de uno mismo. Nunca por imposición. Somos los protagonistas de nuestra vida y de nuestra historia. También somos los directores. El guión lo escriben otros pero nosotros lo adaptamos. Faltaría más. Es sorprendente lo que puedo llegar a pensar en lo que dura un desayuno.
Ahora mismo veo a un afgano que mata a su mujer en un descampado. Primero falla. Luego la mata y después la remata. Hay mucha gente entontecida mirando y deleitándose. Sin duda es de las peores cosas que he visto en mi vida. Nosotros tenemos tropas militares en este país. No se muy bien para qué después de haber visto esta ejecución en modo asesinato. Si no somos capaces de parar esta barbarie no debemos seguir ni un minuto más allí. Somos cómplices pasivos por omisión. Exijo la retirada de estas tropas de inmediato. Ya he desayunado. Son las siete de la mañana. Veintidós grados de temperatura. Setenta y cinco por cien de humedad. Es viernes y hoy es mi día libre. Noto una brisa bochornosa en la terraza de "Es Comerç". Salud.

lunes, 9 de julio de 2012

Contar mentiras

Estoy revisando unas fotografías hechas hace un par de días. Estaba de vacaciones. Disfrutando  del momento descanso. Del ocio bien entendido. Una puesta de sol en la Italianica. Diez minutos eternos que se quedaron cortos. Sólo diez minutos. Una veintena de imágenes. Una cada tantos segundos. Soberbio. En cada una el sol tiene un color rojizo diferente según la distancia de éste con respecto al horizonte. Una línea en el mar. Sentado en el suelo y concentrado en el acontecimiento. Un recuerdo rápido de todo el día. El sol se pone con el convencimiento de que mañana volverá a salir. Yo también tengo este convencimiento. Tiene que ponerse para que haya otro amanecer. Es una certeza. No hay palabras para definir tanta belleza y tanta armonía. Tampoco hay palabras para definir las emociones del momento. Sentimientos que aparecen justo en este momento y que nunca antes habían aparecido. Toda una experiencia. Me doy cuenta de que vivir la vida con esta intensidad no cuesta tanto si lo comparas con lo que recibes. Al final te quedas con ganas. Puedo volver cualquier otro día. Ha sido rápido, si. Tan solo diez minutos. El sol con todas las tonalidades del rojo. El cielo con todas las tonalidades del azul. El mar con todas las tonalidades del amarillo dorado. Ninguna igual y todas espectaculares.
¿Qué valen estas fotos si es que tienen precio? No lo se. Pero en las fotografías no se incluyen los sentimientos que uno percibe durante la puesta de sol. No exactamente. Deduzco que el valor de la fotografía en sí misma es uno y el valor sentimental es otro. El primero sería fácilmente cuantificable y el segundo no tendría precio. Pues creo que será así.
Tengo un archivo histórico con otras tantas fotografías con significado. Estoy contemplando la famosa foto de las "Azores". ¿Cuanto vale esta foto? Como tal supongo que poco o nada. En el plano sentimental el precio sería incuantificable. Miles de millones en movimientos de tropas. Traslado de maquinaria de guerra. Logística. Intendencia. Suministros. Vidas humanas. Tiene que ser una de las fotografías más caras. Carisma diría yo. No sabría ponerle precio a un soldado muerto. Ni a un civil muerto o malherido. A la destrucción de todo un país. Seguramente la muerte de un adulto no valga lo mismo que la de una mujer, un anciano o un niño mientras jugaba en la calle. O quizás sí. Me veo incapaz de poner precio a todo esto. Huérfanos. Viudas. Desolación. Pobreza. Destrucción. Sufrimiento. La fotografía como tal no valdría nada pero sus consecuencias han resultado ser devastadoras.
Después de la fotografía de la puesta de sol me sentí relajado y libre. Feliz porque mañana seguramente podré volver a ver el amanecer. Después de la segunda no paré de vomitar y todavía hoy tengo náuseas. Ninguno de los tres impresentables y miserables de la foto de las "Azores" ha pagado por ella ni por sus consecuencias. Cobran verdaderos sueldos de escándalo por contar lo que aquello supuso de liberar a la humanidad de una arma de destrucción masiva que, vistas las cosas, todavía sigue escondida. Todos sabemos que cuentan mentiras. Tienen una cita pendiente con la justicia para hacerse otra foto. Esta última, cuando se produzca, no tendrá precio. Yo ya estoy interesado en verla. Salud.