viernes, 14 de septiembre de 2012

Madre soltera

Hay un escritor al que me gusta leer porque escribe bien. Le sigo. Me refiero a sus escritos. No somos amigos de tomar café juntos porque hay tierra y mar de por medio. Pero intercambiamos frases. Escribe desde la contemporaneidad pero se basa en los clásicos porque nunca mueren. Les cita cuando toca. Son buenos los clásicos y él. Anda ocupado en escribir su última novela. Todavía le falta pero lleva buen ritmo.
No es de madrugar. Utiliza sábanas pegadizas pero una vez que se ha desprendido de ellas ya no para. Es un argumento sencillo. Una madre soltera que trabaja fuera de casa, cuida a su hijo, trabaja de ama de casa y escribe su opera prima. El trabajo fuera de casa le lleva tiempo y dedicación. Cuidar a su hijo le lleva tiempo y dedicación. La casa le lleva tiempo y dedicación. Escribir su primer libro le lleva tiempo y dedicación. Todo junto representa una responsabilidad casi agobiante. Le he dicho a mi amigo de intercambiar frases que son demasiadas cargas para su protagonista. Demasiadas cosas para tan poco tiempo.
A este ritmo, su protagonista, no llegará a terminar el libro. Que la ponga en el paro. Que le libere del hijo. Que la una a alguien para compartir tareas. En definitiva, que le dé tiempo. Nada que hacer. Le debe esta novela a una amiga suya que vive esta misma situación. Va sobrado de energías, desborda vitalidad y sigue con el empeño. Lo hace bien. Es un homenaje a estas personas que luchan en la vida por buscarse un hueco. Un puesto digno en la sociedad. Cada tropiezo una experiencia. Cada caída una perspectiva. Los objetivos están claros porque sabe dónde está la meta y conoce sus posibilidades. El horizonte está lejos. Pues no perdamos tiempo.
Mi amigo de intercambiar frases visita regularmente a un psicoterapéuta de pago. Se tumba en el diván y larga gasta la afonía. El especialista toma notas y pregunta. A veces hasta pone pegas. ¿Tú te crees que el otro día me dijo que le dibujara lo que pienso? Yo no soy dibujante de ideas ni de emociones, ni de estados de ánimo y mucho menos de sentimientos. Yo escribo sobre estas cosas, no las dibujo. Soy de letras y se lo puedo escribir. Quiere dibujos. ¿Tú crees que en los dibujos verá mi estado de ánimo? Yo creo que me está vacilando para sacarme más dinero. Le digo, dibuja cualquier cosa que se te ocurra y a ver lo que te dice. Incluso puede que sea divertido y luego escribes lo que te diga del dibujo de tus emociones. Me contesta que el psicoterapéuta le ha comentado que lo ve hiperactivo pero que es normal a su edad. 
El otro día tuvimos un twitterencuentro y me puso al día. La novela sigue bien. Diríamos que está encarando la recta final pero ha tenido que parar temporalmente. El psicoterapéuta, al ver uno de los dibujos de las emociones, se ha deprimido. Cuando voy a la consulta él se tumba en el diván y me larga hasta la afonía. Yo le tomo notas y se las entrego para que las consulte. Me tiene absorbido por completo pero me encuentro mucho mejor. Cómo cambian las cosas según estés tumbado o sentado. Me dice cosas profundas y divertidas al mismo tiempo. Aprovecho para poner añadidos a las notas. Cosas que se me ocurren y lo tengo despistado. Interpretar el papel de aprendiz de terapeuta da mucho juego y me entretiene. Le he puesto a prueba y le he dicho que me dibuje sus emociones y sus sentimientos. Me ha pintado un esqueleto con un cráneo muy grande y desproporcionado. He preguntado a Google y me ha remitido a una www de Freud. He llegado a la conclusión de que quiere morirse. El caso se nos ha ido de las manos. Necesita a un psiquiatra de verdad.
Mi amigo de intercambiar frases ha retomado la novela. Me ha hecho caso y le ha buscado una pareja estable a la protagonista. La novela resulta menos agobiante y más reflexiva. Está satisfecho con los resultados. La novela tiene dos partes bien diferenciadas. Cuando se publique sabrá si ha acertado o no. El lector no se equivoca y emitirá un veredicto. Ahora no tiene psicoterapéuta. En los ratos ociosos dibuja emociones, sentimientos y estados de ánimo. Luego mira los dibujos, se inspira y escribe sobre ellos. Estoy convencido de que está loco pero no se lo he dicho. Salud