jueves, 2 de agosto de 2012

Tránsfuga.

El título obedece a una palabra muy típica y gastada del argot político. Casi exclusivamente. Tiene connotaciones peyorativas entre los votantes pero no tanto entre la clase dirigente que no ha sacado ninguna ley que lo prohiba. Las puertas abiertas a que en cualquier momento, cualquier político, pueda practicar el transfuguismo y no pase absolutamente nada. En resumidas cuentas, se trata de un fulano que se apunta a un partido político porque ha decidido empezar a vivir bien a costa del sufrimiento del pueblo soberano que vota (incluso mal). Es igual el partido. Lo importante es estar bien posicionado para salir elegido. Una vez tienes el acta en la mano te borras del partido -por discrepancias con la dirección- y te apuntas al grupo mixto como independiente. Te piden que entregues el acta a sabiendas de que nunca harás tal cosa. Nunca ningún político lo haría. Puede ser que te conviertas en una bisagra y que tengas la potestad de dirigir más con un solo voto que todo un partido junto. Tienes la vida solucionada. Nunca te faltará de nada, ni siquiera un juicio justo por corrupción del que saldrá sin cargos por motivos diversos que para esto está la justicia y algunos jueces. Contactos, privilegios, mangoneos, chanchullos, etc. Hasta aquí bien porque es el concepto de libro de lo que es un tránsfuga político.
Pero acabo de leer un artículo de opinión interesante en una revista cultural literaria en el cual el firmante cataloga a un prestigioso escritor como "tránsfuga cultural". Debo decir que me ha pillado descolocado. Con el paso cambiado. En realidad no acabo de entender muy bien el significado de tal afirmación. Porque el tal tránsfuga cultural es un referente de las letras. Alguien idolatrado porque vende mucho y escribe mejor. Es un escritor en serie y no lo digo en sentido peyorativo. Sus libros no son voluminosos porque siempre escribe lo justo y necesario para darse a entender y gustar. No se corta y larga lo que haga falta. Es un bien seguro o un caballo ganador para el editor. Como quieras. Serio, metódico, bien oxigenado y que aporta aire fresco a la literatura. Es un sabueso. Huele una historia -porque tiene buen olfato- y la escribe sin respirar. Es un escritor principal y bien posicionado en el mundo de las letras y de la narrativa. He leído bastante de lo que escribe y al final de pensar bastante he entendido porqué un crítico literario ha dicho lo de "tránsfuga cultural". Es un narrador de novelas que ha vendido bien o muy bien todo lo que ha escrito. Ha sido traducido a todo y ha sido número uno en ventas.
Resulta que ha estado en dique seco durante algunos años. Especulaciones de todo tipo a las que no les hago caso. Un tiempo callado y sus seguidores de los nervios al igual que su editor. Ha vuelto con un poemario. Ha escrito poesía para deleite de los que leen este tipo de literatura al mismo tiempo que ha defraudado a los que seguían su narrativa. Dice en su favor que ha madurado y que un buen escritor tiene que escribir en todos los géneros literarios. Ha convencido bastante menos a los que no les gusta la poesía. Yo nunca la he entendido. Pero entiendo que el tal escritor quiera o tenga la necesidad de escribirla. Se ha organizado cierta controversia acerca de su personalidad como literato. Ha gustado a unos y ha decepcionado a otros. Como pasa siempre. Personalmente pienso que una persona lúcida que tiene el don de saber expresarse mediante la escritura tiene que tener la libertad de expresarse en el género literario que crea más oportuno en cada momento o etapa de su vida profesional y personal. Si lo hace bien, bienvenido sea.
Imagino por un momento que J.K. Rowling saca un libro en el que Potter reniega de la magia y se hace escritor de novela negra o erótica para niños. La desilusión sería generalizada y la catalogarían de tránsfuga cultural y varias cosas más. Dicho esto, tengo la duda de si es bueno ser fiel a un tipo de estilo durante toda tu carrera profesional o es mejor ir cambiando de género literario. No lo sé. El público es exigente y te sigue igual que deja de seguirte. Cuando te aparca sigue a otro. Me refiero al autor de aquellos párrafos: "Un día enseñé a hablar a mi perro. Aprendió. Discutimos y me hizo la contraria. Desde este día ya no es mi mejor amigo. Ahora ni me habla ni me ladra". "Estuvieron hablando un buen rato en la barra de un bar mientras apuraban unas copas. Uno para olvidar y el otro para recordar. No sabía quién era. No le conocía de nada. Al final su falta de intelectualidad le delató. Era un político". Lo que uno escribe no siempre tiene que gustar a todos. Es lo que me pasa a mí. Salud.