lunes, 16 de julio de 2012

Verano y vacaciones.

Amigos míos. A día de hoy, contento y con ganas, el que os habla (suscribe) anuncia que ya estamos en otoño. Con ganas de todas esas cosas que uno tiene por costumbre en estas fechas. Qué mejor comienzo que con una buena tormenta de agua, rayos y truenos, frío y viento. Antes lo llamaban "una gota fría". Ahora se llama "dana". 
Ahora mismo, pues, estoy desconcertado. He requerido los servicios de una vidente de pago: "Será un buen mes. Tendrá necesidad de erotismo a deshoras. A ratos tendrá un carácter insoportable.  Tiene que evitar enfrentamientos y mostrar su lado cariñoso. Le vendrá bien procurarse tranquilidad y descanso después de tanto agobio y estrés.  Si no tiene pareja búsquese una aventura y procure que no sea duradera porque la alineación de los astros lo desaconsejan. Si va a la playa y no sabe nadar no se meta en el agua o  procure estar junto a alguien que sepa nadar -la socorrista a ser posible-. No gaste más de la cuenta o se verá en números rojos. Salga a divertirse y verá las cosas de otra manera. Conocerá gente. Tiene que mejorar su autoestima. Salga de compras y mire mucho. Pruébese todo lo que le apetezca pero compre poco. Esto es lo que hay a día de hoy para los Virgo. ¡Oiga, que yo no soy Virgo. Soy Escorpio! Es igual, le hubiera dicho lo mismo. 
Tengo momentos de necesidad de estar cómodamente sentado en una butaca de vago con orejas. Fuera, el día es desapacible. El cielo está tan encapotado que parece de noche. Si fuera Astérix estaría en un sin vivir temeroso de que en cualquier momento el cielo pudiera caerme sobra la cabeza.
Estoy sin corriente como casi siempre que caen cuatro gotas y algún rayo. Llevo una especie de vida de clausura en la que sólo cabe la meditación. Desde las cristaleras observo pájaros en busca de cobijo.
Descanso. Paciencia. Sosiego. Tranquilidad. Silencio roto por los truenos y mi estudio que se ilumina a cada rayo que cae. El tiempo invita a la reflexión y a nada más.
Sobre la chimenea la estatua de un santo  que me lo han vendido como patrón de causas perdidas. Al lado he puesto un vaso con perejil, una palmatoria con una vela roja encendida y otro vaso de agua con hierbabuena que acabará en un mojito a la primera que esto escampe. A mi derecha y encima de una silla he colocado una pila de libros para leer este otoño. Por un momento se me ha ido el santo al cielo y he recordado cosas del verano y el calor extremo.   
Dinamismo. Ganas. Olor a café mañanero. Bochorno. Calor. Terraza. Amigos. Charla. Tranquilidad. Fiestas patronales. Verbenas. Ferias. Puestas de sol. Playa. Lectura. Pila de libros para leer. Música. Mi libro del verano. Refresco. Sombrilla. Sombrero. Sombra. Gafas de sol. Brisa marina. Aire puro. Descanso. Levantarse tarde. Acostarse tarde. Teatro al aire libre. Cenar al fresco. Tertulia. Siesta. Paseos al atardecer. Helado. Quedar. Salir. Cena de pamboli y cosas. Desconectar. Amigos. Amistades. Escribir. El frescor del embate.  Familia.  Tumbona. Mochila. Nevera. Chanclas. Protector solar. Crema hidratante. Agua fresca. Cerveza a presión. Se hace tarde y me da igual. Pensar lo justo. Fotografía. Mar. Recital. Zumo natural. Mas tarde hablaremos del asunto. No veo la tele nunca y menos en verano. Radio. Reponen canciones. Bombillas en las terrazas. Adornos de fiestas. Es verano y me dan igual muchas cosas o directamente no me interesan. Estoy de vacaciones. Estamos en verano. Mañana no puedo. Tengo fiesta. Verbena. Recital. Teatro. Salir con  amigos. Calor. Ventilador. Abanico. Piscina. No sé qué hora es porque no llevo reloj. Soy  intemporal en verano. Mañana estará nublado. Aprovecharé para vivir. Mañana sol y moscas. Aprovecharé para vivir. Tengo todo el tiempo. Esta noche saldremos. Hoy no nos movemos. Esta noche tengo invitados. Mañana estoy invitado. Andar por la playa con los pies en el mar. Paella. Lucir bronceado. Me sienta bien el verano. Me siento bien en verano. Aprovechando el día. Bicicleta. Fotografiar la puesta de sol para fondo de pantalla. Mirar. Pensar. Escribir. Me encanta. Es verano. Estoy de vacaciones. El último mojito y a dormir.
Estoy en la playa. Sombrilla y toallas. Libro y música. El agua del mar en su punto. Llega un señor que se llama Paco. Pobre hombre. Hamacas debajo del brazo izquierdo y bolsa grande en la mano con toallas, cremas y juguetes para los niños. Mesita playera debajo del brazo derecho y neverita en la misma mano. Sombrillas en bandolera. Arrastra los pies por la arena y respira profundamente como los estertores de antes de morirse. La mujer de Paco que va unos pasos por delante le dice que cambie la cara de asco que pone. La suegra le dice que pare un poco que padece del corazón y le va a dar un pasmo. Los dos niños quieren ir más lejos mientras revolotean alrededor del padre. Paco lleva unos chorretones de sudor que no puede secarse y deja un rastro. Yo paso pena de verle. Después de comer yo tengo siesta. La señora de Paco y su suegra también tienen siesta. Paco hace castillos con los niños en pleno sol. Las moscas se pegan a su cuerpo de salitre y sudor. Le ofrezco una cerveza a Paco y se la bebe sin respirar. Quiere volver a la rutina, me dice. Yo también. Salud.