miércoles, 27 de junio de 2012

La Gaceta

Hoy ha ocurrido algo apasionante para mi. Para más gloria de la intelectualidad y de la gente con cordura. En el mundo de las letras y en el del periodismo en particular. Alguien se empeña, día a día, en explorar el pensamiento metafísico y teológico y la consecuencia de la acción de Dios sobre los hombres. Leer ensayo a modo de relato breve pero intenso te deja en babia al momento. Con un cuerpo de ni si ni no. Un estado de ánimo de ni fu ni fa.. No sabrías...Te quedas por unos momentos en el mundo de la perplejidad. No acabas de entender el qué de la cuestión. Tienes que pensar. No te queda otra. El ateísmo que practico me reafirma en mi fe sobre la razón como algo sublime y no sobre la razón de la fe. La naturaleza nos ha dotado a algunos de inteligencia y digo yo que será por algo. Tiene que haber una razón poderosa para ello. Pero, ¿porqué no todos poseemos ese don?
Como editor responsable de este blog tengo la obligación de preocurar escribir cosas que ayuden al progreso de la humanidad. A la resolución de problemas cruciales. A la supervivencia del estado del bienestar. A entretener y procurar felicidad al lector. Pero siempre encuentro a alguien que no me deja. Que me incita. Me provoca desde el otro lado del ateísmo. Y yo solo no puedo. Es complicado y difícil. No me basta con la intención y las ganas. No basta con participar como dicen los deportistas cuando pierden. Es como si yo desde mi blog quisiera competir con la hoja dominical que editan los obispos y se reparte gratuitamente entre los feligreses cada domingo en las iglesias. Es la eterna lucha de David contra Goliat.
Elevar el pensamiento crítico a unos niveles dignos que se perpetúen en este blog es uno de los objetivos. Se lo debo a mucha gente que lee estas cosas con interés aunque algunos todavía no se han apuntado como seguidores. Pero hoy -decía al principio- ha ocurrido algo importante que me ha llenado de satisfacción. Le han quitado el parte de guerra a Dávila en "La Gaceta". Lo han tocado y lo han hundido. Ha manifestado que era el sueño de su vida. El jefe Ariza no ha tenido compasión y ni siquiera ha dejado que se despidiese como hubiera querido. Ya no leeremos más este espacio pseudoliterario para nostálgicos de bigotito y cara al sol. Esa tontería escrita que ni siquiera tiene la fama y el reconocimiento de la hoja dominical. La Gaceta ya no tiene abanderado. Ha perdido las velas, el timón y, por tanto, el rumbo. Ahora navega según las corrientes hasta que encalle. El mismo Dávila lloriquea en el muelle viendo como se aleja su sueño. Le han aplicado la nueva ley del trabajo y asuntos varios y relacionados y lo han despedido procedentemente de una patada en el culo.
Yo estoy a verlas venir. Se cómo se las gastan estos seres vivos cuando se cabrean. Por si acaso y, como dice mi amigo Fimeo, "qué te cuentas, porque yo no digo nada". Porque soy educado y me gusta tener amigos. De todas formas algunos podrán seguir leyendo la Gaceta hasta que se cierre. Luego les quedará la hoja dominical y en último término me podrán pedir permiso para leer este blog que es mucho más interesante. El tal Dávila hablaba del paro desde el egoísmo de su posición dominante y hacía sangre para los consumidores de este tipo de cosas. Algunos pensareis que hay otros temas más interesantes que tratar. Pues no. Ahora mismo esta noticia tiene una proyección universal. Esta gente ha escrito lo que han querido durante demasiado tiempo. Han hecho leña del árbol caído. Ahora prueban las medicinas que ellos mismos han fabricado y recetado. El mundo Intereconomía se hunde poco a poco como el Titánic. Se van tirando por la borda para quitar lastre en un momento heróico o para evitar la patada en el culo. La vida se ha puesto difícil y hay que apechugar con lo que tenemos. Yo he renunciado a la paga de orfandad por esto. No la quiero. Me siento liberado que ya es mucho. El títere Carlos seguirá dando caña no se desde dónde pero le seguiremos la pista para informar. La significación del lugar y del cargo le hacían pertenecer a una élite obsoleta y caducada con códigos, proyectos, jerarquías, etc. Viven en un mundo muy regulado y que no tiene futuro.
Hubiera podido adoptar una posición neutra. Este tipo de emociones no se pueden apañar y se hubiera notado. Esta subcultura tiene los días contados. No será el último en caer. Ya no venden. Los nostálgicos se han hecho mayores. Los jóvenes quieren otras cosas. Desde este blog seguiremos porque estas cosas nos gustan tanto o más que una paga de productividad -que por cierto no cobramos- o la paga del último tramo de la carrera profesional -que por cierto tampoco cobramos-. Termino que me pierdo. Salud.