sábado, 23 de junio de 2012

El conejo

Este es un monólogo que este verano pasado arrasó allí donde se dijo. Te lo escribo -compañe@ que me lees para que puedas divertirte un rato y evadirte de los problemas que nos aparecen en todo momento. Para que la cosa tenga éxito harás todo tal cual te voy a explicar. Sigue las instrucciones y ...disfruta.
Instrucciones: Te pondrás delante de un espejo para mirarte mientras dices el monólogo. Coloca los dos piños superiores (incisivos) fuera de la boca y cierra el resto. Que los piños estén situados delante del labio inferior. Tienes que parecerte lo más posible a un conejo. Cuando estés preparado te pones a decir lo que te voy a escribir de forma muy pausada. Piensa que los conejos, por como tienen la boca y sacados los piños superiores, no pueden hablar demasiado rápido ni demasiado bien. Allá va.
¡Hola, soy un conejo! Pausa...Te miras detenidamente...¿que no se me nota?...-te señalas con el dedo índice de la mano derecha los piños-. Esta claro que soy un conejo. Estoy cansado y aburrido de estar en esta caja de rejilla...pasa una corriente de aire que te cagas ¿sabes? Además no me encuentro muy bien. Mi dueño me trae mala comida todos los días. Hierbas tóxicas que recoje de los caminos cuando los operarios del Consell han terminado de fumigar para matar las hierbas y que no vuelvan a salir...¿entiendes? Pues estas hierbas las recoje y me las trae para comer... Me han provocado una diarreeeea que no veas. Pausa y miras a tu alrededor. Por las mañanas se cita con sus amigos en un bar. Lo ha contado...si. Todo. Dicen sus amigos que seguramente tengo... moquillo. ¿Moquillo? ¡A ver. ¿Tu has visto alguna vez a un conejo con moquillo? Un perro si...pero yo. ¡Yo soy un conejo! Esto son las hierbas tóxicas que me da de comer. Y además, con esta corriente. ¡Estoy mal...joder! ¿Comprendes? Le he pedido una y otra vez que quiero comer alfalfa como todos los conejos. No es mucho pedir. ¡Pues no! Me dice que la alfalfa está cara y que estas hierbas que él trae tienen vitaminas y antioxidantes. ¡Es tóxica, le digo! Pues lo que no mata engorda, me contesta...Miras a tu alrededor con una cara de preocupación. Un día de estos lo voy a denunciar a la Sociedad Protectora de los Animales. Tengo mis derechos antes de que me mate y me coma. Lo se. ¿Entiendes? ¿Sabes? Un domingo me compró en el mercado de Santa María. Dijo que era para su mujer. Que se había encaprichado con un conejo. ¡JA! A su mujer le dan asco los conejos y ni me mira. Es un chulito el tiparrajo este. ¡Si...que me oiga. C h u l i t o! La otra mañana mientras tomaba café con sus amigotes en el bar dijo...¿sabes que les dijo? ¿No? Pues les dijo...esta mañana antes de venir le he dado de comer al conejo de mi mujer...¿entiendes? ¿Eeentieeendeees? Con los dedos haces un movimiento dejando entrever que lo dijo con segundas intenciones. Necesito que alguien me adopte y salir de aquí o las hierbas tóxicas me van a matar. Hace unos días vinieron sus amigos a casa. Me miraron. Empezaron a reírse que casi se ahogan. Decían...¡este parece ser el conejo de tu mujer! ¿Lo es? Risotadas de amigotes. ¡Si, si! ¿Se nota? No le veo la gracia. ¿Tu la ves? ¿Alguien la ve? Otro decía. Disimula muy bien que tenga moquillo. Se partían de la risa. ¿Sabes? ...A ver...a ver...¿y tu de que te ríes? Ya os quisiera ver dentro de este cajón de rejilla y soportando esta corriente de aire. ¡Cagüen! Sabes que te digo...¡que si alguien quiere una mascota que se compre un peluche!  Salud.