lunes, 16 de enero de 2012

Magia

El maestro es un señor muy instruido. Pausado y colmado de paciencia. Se explica como un libro abierto y esto gusta a sus alumnos. Son muchos años. Guardan silencio cuando el maestro habla porque es un compendio de sabiduría y buen hacer. Coloca una cubeta transparente con veinticinco litros de agua cristalina. Fijaos. A esta agua le pondremos el nombre de educación y deportes a partes iguales. Cojo una gota de tinta negra, a la que llamaremos cultura, y la voy a verter en el agua. Removemos bien. ¿Qué veis ahora? Los aplicados alumnos contestan a una. El agua sigue igual de cristalina. Muy bien, anota el maestro. Hemos conseguido diluir la cultura entre la educación y el deporte de tal forma que no se ve. La cultura ha desaparecido. Esta es la magia del partido azul. Los niños no dan crédito en esta clase de química, magia y realidad.
El maestro retira el truco anterior y coloca otra cubeta con igual cantidad de agua cristalina. Repetiremos el experimento pero cambiaremos los nombres. Ahora, al agua, la llamaremos economía y a la gota de tinta negra le pondremos el nombre de ciencia. Removemos bien y, ¿alguien es capaz de distinguir la ciencia? Por supuesto que no. Ha quedado diluida en la economía y también ha desaparecido como la cultura. En teoría están porque todos habéis visto cómo las ponía. Pero también todos habéis visto cómo la cultura y la ciencia han desaparecido. Los alumnos están consternados. El maestro es un experto provocador y ha causado el impacto que deseaba.
El señor del partido azul que ahora manda ha hecho desaparecer la ciencia y la cultura y con ello la investigación, el desarrollo y la innovación. Los niños están en estado de shock y no salen de su asombro. El maestro pregunta ¿ha sido inteligente? ¡NO! La respuesta es unánime. Ustedes y su generación, cuando sean mayores, carecerán de cultura, no dominarán la ciencia, no sabrán investigar y su desarrollo será anómalo y lento.
La cara de los niños refleja preocupación por lo que han visto y por el futuro incierto que les espera. El maestro, que es un señor muy instruido, asevera; no se puede gobernar con trucos de magia, ni repartiendo carteras a "pito, pito, colorito...te ha tocado", ni asignar responsabilidades a "cara o cruz...te ha tocado". Nosotros vamos a verle el lado bueno de la cuestión. A partir de la semana que viene haremos dos horas más de clase por nuestra cuenta. Una de ciencia y una de cultura. Después de cada clase pondremos una gota de tinta negra en el agua. Cuando termine el curso el agua ya no será cristalina. Será negra. Salud.