martes, 4 de octubre de 2011

A callar

No gana uno para sobresaltos. Ahora resulta que mi estimado Mario -el último Nobel de literatura- ha hablado. Se ha comunicado a través de la palabra en vez de la escritura y ha sido para decir que ve al actual jefe de la oposición mejor preparado para liderar la próxima legislatura. El intelectual piensa que Don Maria-NO será mejor presidente que otro; por ejemplo, Rubalcaba-SI. Después de esta opinión resulta evidente que no le darán otro Nobel de nada y resulta comprensible -viendo como piensa- que su paso por la política peruana le proporcionara más penas que gloria. A ver Mario, lo que hace un escritor de renombre como tú es escribir libros buenos para que la gente los lea. Un escritor e intelectual sólo debe de escribir en su intimidad para procurarse una buena concentración y no descuidarse en otras cosas. El buen escritor -según el manual- sólo abre la boca para presentar sus libros en sociedad, para responder preguntas de literatura en algún programa cultural o para dedicar un discurso de agradecimiento después de haber recibido un premio. A parte de esto ¡a callar! Para decir incongruencias, el político es autosuficiente, se basta a sí mismo, no necesita ayuda de nadie. Será una casualidad o no pero cada vez que un escritor abre la boca y habla y no es para alguno de los supuestos que he mencionado antes, simplemente la caga. Mario la has cagado. Escribe y calla, no te vayamos a poner un negativo.
Han salido a relucir sus miserias privadas. Ha esclarecido algunas zonas oscuras de académico. Ha extrapolado sus picardías profesionales al mundo de la vida pública de la política. Ha puesto de manifiesto que sabe prostituirse para la obtención de algún beneficio. Ya explicará cual. A lo mejor aspira a la "cartera de recortes culturales". Bueno, a lo mejor no se dice exactamente así. Voy un poco liado últimamente. Me lo imagino en el hemiciclo del congreso abucheado por la oposición y gritarle "Mario manostijeras". Ha dejado de ser serio y reflexivo para convertirse en un pintoresco personaje del club de la comedia del mal gusto. De los chistes malos. Después de su paso desastroso por la política peruana a venido a probar fortuna en España y al primer paso que ha dado se ha torcido el tobillo. Ahora anda con escayola, cojeando y flanqueado por dos muletas que lo tambalean. Con sólo decir lo que ha dicho se ha convertido en una vuvuzela o lepatata de la derecha. Eso que hace mucho ruido y molesta.
Ha sido una incursión poco afortunada de un hombre de letras de ficción y la política no tiene nada de ficción sino de cruda realidad antisocial. Ha sido como un pasaje de novela negra. No quiero ser mal pensado pero ese guiño a la derecha puede implicar una incipiente amistad con otros anormales como el autor de Alatriste o este que dice que nació en Corea -y no es verdad- y que es misógeno. Estos pseudo intelectuales a los que el alma y el corazón le han ganado la partida al cerebro. Por un momento se ha evadido de su condición NOBELesca y ha bajado al mundo de los del encefalograma plano. Es cierto que nadie es perfecto pero, con la boca cerrada se nota menos. Ha pasado de narrativa inteligente a verborrea de bajo coste. Cuando uno es famoso tiene que medir muy mucho lo que dice y lo que hace.
Mario, dedícate a la literatura y olvida la política. No vuelvas a cagarla. Escribe y calla, porfa. Salud.