viernes, 9 de septiembre de 2011

Lu Ji

"Si una obra no trata, desde cualquier ángulo, la problemática esencial del ser humano, pierde la oportunidad de poder decir lo que debe decir. Para que la palabra cumpla su objetivo de provocadora y agitadora de todos los sentimientos, ésta tiene que situarse en la verdad".
Esto escribió Lu Ji en el siglo tercero después de Cristo durante el reinado de Jin Wu Di -fundador de la Dinastía Jin-. Escribía sobre el arte de la escritura. La escritura en China mantiene un género complicado de entender aquí y que no podemos clasificar porque aquí no se practica. Simplemente engloba todo lo que conocemos en las áreas del saber. Narrativa, biografía, historia, relato, poesía, filosofía, ensayo y todo lo demás que conocemos genéricamente como literatura. Escribir tiene que ser algo polivalente. Se escribe de todo lo que uno quiera pero aglutinando todos los géneros que aquí tenemos perfectamente clasificados. La escritura entendida como arte. Este es un tema recurrente en varias culturas y de ello ya se ha dado debida cuenta en este blog (programa) con Ramón Llull, por poner un ejemplo. Cada cosa que se escriba tiene que aportar datos biográficos e históricos de quién escribe o de quién se escribe. Hay que narrar una historia o relatar algo que interese. El que escribe debe dejar al descubierto su ideología y su filosofía de vida a través de sus reflexiones y de su ensayo. Tiene que cultivar la poesía en cualquiera de sus formas. El resultado final son estos maravillosos escritos chinos que tanto nos cautivan en occidente.
Si escribir es un arte, el que escribe es un artista y tiene que dar buena cuenta de ello. Si uno no tiene la capacidad de transmitir, mejor que no escriba. Que se calle. Que enmudezca y no diga nada. Si por el contrario hay algo que decir lo dirá quien tenga la capacidad de expresarse y de hacerlo con cuantos mas registros literarios y de comunicación se puedan aportar para un mayor deleite de quien lee y quiere percibir la obra. La teoría está muy clara y no ofrece ningún lugar a dudas. Otra cosa bien distinta son las capacidades de cada cual a la hora de hacerlo.
Aquí en occidente mucha gente confunde esto. No lo entiende y escribe, dice y opina de cosas que no sabe y que desconoce. Nada interesante que decir pero hay que decir, pues se recurre al subgénero literario rosa o amarillo. Titulares grandes y huecos. Carentes de significado. Fotografías grandes pero borrosos para confundir y un pie de foto que diga lo que queremos que la gente entienda al margen de que sea verdad o no. Es pura mierda porque el que la escribe va de diarrea y ni siquiera se molesta en disimular. Es una especie de humo pestilente que provoca tos, te nubla la vista y no te permite razonar y entender. Son ocurrencias carentes de gracia y por eso no gusta. Bueno, a alguien le debe de gustar porque se vende. Tener dinero para comprar esto no implica tener inteligencia para entenderlo ni tener estómago para digerirlo. Cuando alguien no tiene el don de entender la buena literatura o la obra bien escrita, en lugar de comprar la porquería antes mencionada, siempre tendrá la oportunidad de entrar en una perfumería y gastar el dinero en un buen desodorante, por poner un ejemplo que no moleste ni pueda herir sensibilidades.
"Hay que pensar y escribir con sabiduría, lo cual no tiene que ver ni con la inteligencia ni con la creatividad, sino con el equilibrio". Recomiendo alguna lectura de Hiromi Kawakami. Sus escritos tienen este equilibrio porque están escritos con el corazón y le salen del alma. Daros esa oportunidad y ya veréis.