miércoles, 21 de septiembre de 2011

Gonzalo

Es un personaje solitario. Enviudó joven y no supo rehacer su vida. O no quiso. No se. Vive en el quinto piso de un inmueble antiguo de una céntrica calle con poco tráfico. Vive en un tiempo pasado. Se llama Gonzalo pero es una mujer. Nadie sabe qué paso. Ella no sabe porqué se llama Gonzalo. Su padre pronunció mal el nombre o lo hizo aposta porque quería un niño. Quizá el funcionario del registro lo entendió mal o tenía mala letra y se leía mal. Fuera lo que fuese, ella, Gonzalo, lo tiene muy bien asumido y le da igual. Es una mujer vencida. Se ha tirado a la rutina porque ésta la mantiene viva. Le faltan afectos por la soledad de su existencia. Demasiado tiempo. Vive en un engaño como en el caso de su nombre. Mantiene unas excelentes relaciones inexistentes con sus vecinos. No mantiene vínculos afectivos porque ha perdido las costumbres sociales y no se acuerda de cómo se hacen las amistades. Vive consigo misma y le va bien.
Hoy su vida ha dado un salto cualitativo porque ha salido en televisión en el programa "comando actualidad". No sabe expresar sus sentimientos ni otras cosas de su vida y la periodista que la presenta se afana para arrancarle monosílabos y poco más. Su vida es de color gris. Ha renunciado a demasiadas cosas y no tiene ilusión ni siquiera para salir en la tele. En su casa nada destaca y nada sobresale. Una radio antigua le hace compañía porque la tiene encendida todo el día. Hoy, a Gonzalo, se la ve traspuesta. Su casa llena de gente, cables por los suelos, focos, micrófonos, maquillaje. Se la nota incómoda. Quiere que esto pase pronto y volver a encerrarse en su rutina que la mantiene viva.
Se la supone inteligente pero no destaca. Era profesora de instituto. Daba clases de refuerzo a alumnos con dificultad en el aprendizaje. Pero enviudó. Ahora no guarda ningún vínculo con el pasado. Su historia es un fracaso vital y social. Mantiene los valores que le inculcaron pero los tiene sin actualizar y sin homologar pero ella no lo sabe ni falta que le hace porque no se relaciona. Cuando tiene un problema acude a su vecino de rellano del quinto piso donde vive y éste se lo soluciona. Sube y baja por la escalera. El inmueble es antiguo y no tiene ascensor. Se ha vuelto pueril y no tiene conciencia de que existe para los demás. Hace tiempo que enterró toda esperanza de ponerse al día. El tumulto le produce horror y se le nota cuando la cámara le enfoca. Su estatus social es bueno y su nivel cultural también pero se ha propuesto vivir en un eterno crepúsculo y esto, en vez de perturbarla, la tranquiliza. Con todo este galimatías del programa sufre sentimientos encontrados y se lo cuenta a la periodista que la anima a desenclaustrarse.
Representa con valentía su papel de mujer que ha decidido vivir en una franquicia social precaria y a contra corriente hasta que un día dirá basta, o no, y cambiará a una vida social estresante. Lo bueno de todo esto es que no está regulado por lo que cada cual puede vivir la vida que quiera y como quiera o como pueda sin que la justicia le plante cara. No se deja influir por tendencias ni modas. La historia de Gonzalo no tiene mucho que contar. Con saber lo que hace un día sabes lo que hace siempre. En la intimidad se comenta que le ha dicho a la presentadora que quiere cambiar. Se verá. La chica que presenta el programa ha dicho que volverá sin cámaras y hablarán del tema. Hoy podría ser un buen comienzo para cambiar. Actualizarse. Conocer el estrés. Cambiarse de ropa cada dos por tres según la ocasión. Saludar al vecindario y hablar.  Ya se verá y lo contaremos. Salud.