viernes, 30 de septiembre de 2011

Derechos

Hay en mi calle un coche que está aparcado. Mal aparcado para ser mas exactos. La cuestión es que este invento tiene cuatro ruedas, precisamente para poder rodar. Su función es moverse o desplazarse de un lugar a otro sobre cuatro ruedas sea quién sea que vaya dentro. Desde hace meses el coche no cumple con la función por la que se inventó,  se fabricó y se vendió. El coche no rueda. No se mueve. Está parado y, como he dicho antes, mal estacionado. Me pregunto si es menos coche o mal coche por estar mal aparcado y no rodar. Supongo que no. Ha rodado lo que ha querido su dueño y ahora lo tiene aparcado pero sigue siendo un buen coche aunque sus ruedas estén paradas y no rueden desde hace meses.
Cuando se acercan unas elecciones algunos  políticos se afanan por explicar las bondades de sus programas con la intención de convencernos y recoger nuestro voto. Dicen que si somos buenos demócratas tenemos que ir a votar. Este acercamiento intimista del que quiere mi voto me inquieta mucho desde siempre. 
Soy demócrata y tengo derecho a voto. Que no se le olvide a nadie. Pero que no tengo la obligación ni el deber de ir a votar. Soy como el coche que hace meses que está mal aparcado en mi calle. Si no voy a votar no me convierto en menos demócrata ni mal demócrata. Simplemente no ejerzo mi derecho. Que lo tengo. Pero puedo asegurar que seguiré siendo un gran y esforzado demócrata de izquierdas porque cumplo con mis obligaciones como ciudadano. A día de hoy, votar, no es una de mis obligaciones ni está dentro de mis preferencias vitales.
Hay verdaderos especialistas en manipular el discurso. De hacerte creer que para ser un buen demócrata tienes la obligación de ejercer el derecho de ir a votar. No es así. No me da la gana de malgastar mi voto para beneficiar a alguien que después de haber conseguido lo que pretende me va a dar la espalda. Se rebelará contra mi y hará justo lo contrario de lo que prometió en campaña con excusas diversas. Es fácil entender esto aunque algunos no lo entienden ni lo entenderán porque viven en las cloacas de la intelectualidad y por consiguiente sólo pueden dedicarse a la política porque en cualquier otra empresa ya los habrían finiquitado. De todas formas esto tiene fácil solución. Pistas: haga usted un programa y lo registra en una oficina notarial. Lo hace público y lo explica. Si incumple el programa-contrato debo poder demandarlo por la vía judicial y que esté tipificado como delito en el código penal el incumplimiento del programa. Si esto algún día es así es posible que utilice mi derecho a voto y lo haga. De lo contrario seguiré de demócrata pero aparcado. Además le criticaré tanto como pueda todas aquellas iniciativas que tome y que no se corresponden con el programa-contrato. Porque también tengo ese derecho como buen demócrata.
Es de una miseria infinita tentar nuestras conciencias diciéndonos que si no votamos no somos demócratas. Hay gente poco o nada inteligente, que no ha pasado la itv psicotécnica, y que traga con esto. No es mi culpa. Expliquen la letra grande y la pequeña y no prometan nada que no puedan cumplir. En este caso, yo que soy demócrata de izquierdas de toda la vida porque cumplo con mis obligaciones cívicas, me subiré al coche. Lo pondré en marcha y lo haré rodar. Incluso lo aparcaré bien. Salud.