lunes, 12 de septiembre de 2011

¿Cómo es él?

El cinco de Julio de dos mil once escribí una entrada sobre un retrato de Sinforoso. Alex solicitó, en un comentario, saber cómo era. Dije que lo miraría con calma y lo describiría. Es así.
Tiene rasgos de thriller y mirada autoritaria. Expresión genuína y atenta a todo lo que pasa a su alrededor. Provocativo cuando lo miras fijamente. Irónico y sarcástico. Antisentimental que no están los tiempos para tonterías. De trayectoria férrea. Sus ojos demuestran cierta incapacidad o dificultad para comunicarse y relacionarse y que da órdenes cortas y medio gritando. Su cara no despierta afecto ni ganas. No se le nota un semblante defensivo o resignado sino todo lo contrario. Como cabreado por la situación del momento y por su situación personal. Ni una arruga de fragilidad en su rostro. Sus relaciones humanas se me antojan difíciles. No le veo empatizando con la gente. Si le veo un punto de cabronazo de cuidado de esos que no aceptan un no salvo cuando es no y punto.
Visto con detenimiento se le aprecia cierta simpatía con la república y seguramente fue encarcelado y maltratado hasta el abuso por todo ello. En el fondo está claro de que es una víctima inocente y atropellada por la vida. Por eso, su mirada no es real. Es una pose que no se corresponde con la realidad. Es un retrato. Hay que quedar bien. Su semblante es fotogénico cuando es auténtico y nada evolucionado. Pero ahora toca estarse quieto.
Según cambio de sitio para volver a contemplarlo desde otro ángulo, Sinforoso te da pistas sobre su verdadera identidad. Sobre cómo es en realidad. Es consciente de lo que significa ser inteligente frente a los tontos que son más y dominan, ser negro frente a los blancos, ser mujer frente a los hombres, ser normal frente a la clase política o ser china en China. Sinforoso es de estos que piensan. Sabe cual es su sitio y dónde están sus límites. Es hombre de pocas palabras y ninguna broma. Las cosas se dicen una vez porque se dicen tan claramente que hasta un imbécil lo capta enseguida. Su frente es ancha y sus ojos están casi escondidos debajo de unas pobladas cejas. No se aprecia capacidad excesiva de pensamiento profundo ni lucidez para extravagancias. Lo justo para sobrevivir el día a día. No es anónimo. Todo el mundo le conoce y ahora con su retrato expuesto ya es famoso porque su hijo lo ha hecho famoso.
Seguramente fué un héroe de esos de trabajar duro toda su vida para sacar adelante a la familia y la hacienda. Su cara no es única pero se explica bien. De tierra adentro. De andar mucho y trabajar más por estas árias tierras manchegas de Tomelloso. De descansar lo justo y de ser justo. El traje que lleva es el de ir a funerales y otros festejos religiosos a los que uno va por cortesía aunque nunca por convicción. Este es Sinforoso. Esto es lo que se capta cuando lo miras fijamente en su retrato. Se siente el centro de todas las miradas y esto llega a molestar por falta de costumbre. Salud.