martes, 9 de agosto de 2011

Ramón Llull II

A vueltas con Ramón Llull en su época de Caballero. Antes de cumplir los treinta según biografía escrita por él mismo. Su vida transcurre plácidamente en palacio y rodeado de gente de mucho linaje aunque de poca letra. Sus escritos llevan el sello de esta situación y son, básicamente, historias más o menos adornadas de escaramuzas entre caballeros y de sus batallas en defensa de su rey y por aquello de aumentar su hacienda cueste lo que cueste y a quién le cueste que eso es lo de menos. Apunta maneras obsesivas por escribir bien y agradar sobre todo a las mozas de palacio por lo que estudia gramática y sintáxis y oratoria que le servirán para ligar. Estudia otras disciplinas básicas y estrategia militar. Él mismo reconoce que tiene éxito con las mujeres. Su estilo marca tendencia en la corte. En prosa o en poesía. Sus escritos parecen elegantes porque están muy adornados y son ceremoniosos aunque la temática no es nada profunda. Nada elaborada. En ocasiones roza la vulgaridad.
Tiene sus momentos de gloria y cierto esplendor con algunos duelos dialécticos que mantiene con caballeros destacados porque cuida la oratoria y cuando habla vence y convence y máxime cuando en palacio hay demasiadas mujeres necesitadas porque sus esposos están mucho tiempo entretenidos en el arte de la guerra. Es consciente de sus limitaciones porque los estudios universitarios y las disciplinas importantes por las que tiene cierta curiosidad sólo están al alcance del clero y él no está en esta órbita ni mucho menos. Su trabajo y estatus en la corte no le exige grán cultura ni formación excepto la militar. Acompaña como paje y escudero al mismísimo Jaume I -el genocida conqueridor- y se le encomienda que escriba todo lo que ve y todo lo que escucha o se le manda. Con esto aprende política y diplomática y a relacionarse con príncipes y señores.
La importancia literaria vendrá a partir de que cumpla los treinta y pico. Le suceden cosas importantes que él describe pero sin profundizar en el porqué, en el cómo ni en sus consecuencias. Me parece pintoresco que un paje con inquietudes intelectuales vaya a tener apariciones de jesús y que lleguen a perturbarlo tanto que le quitan el sueño y le asustan. Es el momento de buscarse un fraile confesor y se entrega a la penitencia, a obras de caridad, a la plegaria en forma de meditación y reflexión. Antes de esto se desvincula de su mujer y de sus dos hijos con los que mantiene contactos esporádicos. Deja todo bien material y se produce la conversión con todas sus consecuencias. Conversión activa y militante. Lo primero es el estudio que hasta ahora le había sido vetado por no ser clérigo y se intelectualiza en todas las disciplinas conocidas y de su interés. Perfecciona lo que ya sabe o conoce y empieza a predicar el cristianismo a los moritos mallorquines que son muchos. Es tarea relativamente fácil porque los de aquí están sometidos y sus actividades controladas y vigiladas y ya se sabe: o te conviertes o ya verás cómo me las gasto. Es lo que había en la edad media. Con la iglesia habiamos topado y D. Quijote todavía no había nacido. En esto entretenía el clero su ocio. Salud.